23- ¿Qué hace ahí?

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Esa semana fue la mas difícil de atravesar, y pensar que se vendrían mas. El dolor no disminuye, en cuanto la veía aumentaba mas y el dolor en mi estómago se volvía insoportable.

Y no me ayuda el que Dulce sea famosa, me sale hasta en la sopa, ya que todos hablan de ella ahora con su nuevo, "chisme".

Marta hacia lo imposible por hacerme reir, pero cuando la risa no es sincera, es una risa no contada. Me traía diferentes tipos de dulces cada día, "para endulzar mi tristeza", mas endulzada de lo que ya estoy, ¡no gracias!.

Cada día el dolor oscurecía aún mas mi ser. Comenzaba a sentirme fatal por completo, como si estuviera muerta en vida.

Con respecto a Amanda, ¡la odio!, ¿como pudo ser tan maldita?, ¿porque destruyo mi vida?. Hoy me siento el ser mas miserable en este mundo y es gracias a ella.

-¿Any?- volteo y encuentro a Marta con un bolso en la mano.

-¿Que?.

-Vamos a salir por ese elevador, ahora, no puedes quedarte aquí y hundirte en ti misma.

-¿Con todos esos afuera?.

-¡Pues que se vayan al demonio!- se cruza de brazos- ¿No crees?.

-No tengo animo de nada, ¿sabes?.

-Me preocupas, no comes, y lo único que haces es llorar.

Baje mi mirada al suelo ya que es cierto, había noches que lloraba hasta mas no poder pese a extrañarla, y porque el dolor me hacía llorar. No estaba comiendo, no estaba durmiendo bien. Marta quiso llevarme al médico, al psicólogo, pero me negué. Y para recompensarla empezaba a comer mejor, solo que las lágrimas aun no cesaban.

Marta suele decir, "estar encerrada entre cuatro paredes, por mas lujosas que sean, solo ayudará a que el dolor duela mas".

No tenía para nada animo de salir, pero debía intentarlo, quizás viendo otro tipo de ambiente, y disfrutando del día quizás solo así, logré estar bien por un momento.

Nos encontramos recorriendo las tiendas de la ciudad, mirando los vestidos, a cualquier parte donde caminara, me miraban de forma extraña y no es algo que me extrañen.

-¡Por Dios eres la novia de Dulce María!- un grito femenino se apoderó de la tienda de los vestidos, Marta y yo volteamos confundidas- ¿Me das tu autografo?.

-¿Yo?, ¿que?- mi confusión era grande, ¿para que rayos ocupa esta chica mi firma?, le sonreí negando con la cabeza y me acerque a ella- Lo siento, me temo que entre ella y yo no hay nada ya, así que no creo que te sirva de mucho mi firma- sonreí mirándola a los ojos.

-No me importa que a Dulce María le gusten las chicas, eres linda- no pude evitar sonreír de forma sincera ante la sonrisa radiante que tenía esta adolescente en su rostro.

-Ojala todos pensaran como tu.

-No solo yo pienso de esta manera, lo que sucede esque Dulce María, no ha sido sincera en su totalidad y de esa forma jamas sabra que sus fans y el público en general la ama y la respeta como es ella... tiene talento, canta lindo, es hermosa, tiene buenas letras, es buena persona, creo que eso es lo que le tiene que dar a sus fans, porque su vida privada no es parte de, a nadie le debería importar si es lesbiana o no.

Y justo en este momento mis sentimientos de dolor vuelven a mi, esta chica me sonríe de manera comprensiva y sinceramente comienzo a sentirme vacía de nuevo. 

-No sabré si lo que dices es verdad, que todos la aceptaron... ella y yo no estamos mas juntas- baje la mirada.

-¿Se está comportando de manera idiota contigo?- me pregunta frunciendo el ceño.

¿Y si nunca te hubiera conocido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora