16- ¿En peligro?

423 27 8
                                    

La oscuridad que se adueñaba de mí, era parecido a estar en la nada misma. Un ruido me estaba interrumpiendo mi letargo. Sentía un dolor espantoso en toda mi pierna, o mejor dicho en todo mi cuerpo. No sabía dónde estaba, ni que había pasado.

Abrí los ojos y fruncí el ceño al ver mi mano con agujas, estaba en una camilla de hospital, voltee a un lado y encontré a Catalina negando con la cabeza, sentada en un sofá. Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza, me encontraba tan asustada que  no podía ni gritar. En cuanto su sonrisa maliciosa se abrió paso en su rostro, comencé a recordar como llegue aquí, por su culpa tuve el accidente, ella le hizo algo al auto y perdi los frenos.

Los ojos de Catalina daban miedo, fruncía el ceño y negaba con la cabeza analizando me, cuando se pone de pie, literalmente el corazón sale de mi pecho desbocado.

-Debo reconocer que eres fuerte, no pensé que sobrevivirías a ese accidente, ¡era un camión!.

-Sa..sa..sal dee... aquí- tartamudee al verla acercarse demasiado a mi con cara de demonio.

-¿Te cuento un secreto?- sonríe y lleva su mano a mi rostro- Yo conducía cuatro autos detrás de ti, pero lastima, no salió como yo esperaba.

-Estás loca- le dije apretando los dientes.

-Eres perfecta... ¿lo sabías?- se ríe- Hasta golpeada te vez sexy.

-Ve..te..- le dije a como pude, me sentía totalmente débil.

-Ay- se ríe y suspira- ¿Estás nerviosa?- pregunta sonriendo al ver la máquina de pulsaciones- Sabes que no te dejaré a esa estúpida de tu esposa... si no eres mía, no serás de ella tampoco, fui tan tonta, que hubiera sido la otra feliz, pero tú no quieres, así que... debes despedirte de este mundo.

-Catalina... yo no te amo, puedes encontrar a alguien mejor que yo, no seas tonta, no hagas algo de lo que te puedes arrepentir- le dije al ver como tomaba con sus manos la bolsa del suero.

-Si inyecto esto aquí, morirás...- frunce el ceño y sonríe-  ¿Sabías que arruinaste mi carrera de bailarina?, ya nadie me quiere contratar, por la estúpida de tu esposa.

Catalina tenía la mirada desviada, realmente me daba pánico lo que podía hacer conmigo. En el momento en que iba poner la inyección en mi suero se escuchó un ruido en las afueras de la habitación, ella me lanzó un beso y salió corriendo para que no la vieran.

Mis ojos como platos dieron la bienvenida a un sonriente hombre, quien entró saludando con la mano.

-Hola, campeona- me saluda, y yo lo único que puedo hacer es tragar saliva muerta del miedo- Espere regresar y encontrarte despierta, pero no tan cuerda- dice sonriendo- ¿Cómo te sientes?.

-Acaba de salir una mujer que me quería matar- le digo al hombre, quien frunció el ceño un segundo después.

-¿Que?, cariño, aquí no había nadie, te lo puedo asegurar, hay gente vigilandote... Creo que todavía tienes los efectos secundarios de la anestesia, pero ya estaras bien, ¿como te sientes?.

-Como que si un camión me hubiera pasado por encima- respondí con ironía.

-Hasta sentido del humor tienes, eres un roble, ¿eh?- se ríe y comienza a tomar mis signos vitales- Tu esposa está afuera, con tu bebé- me dice el, sonriente- Estás delicada, y solo pueden entrar a verte de dos en dos, toda tu familia está afuera, y desde que estás aquí están abarrotadas de gente las afueras del hospital... la gente te ama, pasan constantemente tu estado de salud en unos canales de chismes.

Medio sonreí al doctor, realmente intentaba ocultar su afinidad conmigo, para tratarme con profesionalismo, pero se le estaba complicando. 

-¿Puedes llamar a Anahí?- le pregunte suplicante, ya que ella si me iba creer que Catalina estuvo aquí.

¿Y si nunca te hubiera conocido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora