12- Ebriedad

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-Lo siento tanto- sonreí a la fría noche, desde mi ventana abierta, frente al cielo nocturno cubierto de millones de estrellas.

-¿Dulce, estás despierta?- escuche detrás de la puerta.

-Si, Zora, pasa- me di la vuelta y camine hasta la cama para sentarme.

Zoraida, asomo la cabeza, sonrío y por último entró a mi habitación.

-Te traje esto- suspiró y se sentó a mi lado- Este té, puede ayudarte un poco, para que te relajes.

-Gracias por venirte a quedar conmigo, de verdad, gracias- sonreí triste tomando el vaso de sus manos.

-Para eso soy como tu hermana, para ayudarte en todo, sabes que te adoro.

-Y yo te adoro a ti, de verdad que si... Zo, si quieres puedes regresar a tu casa, desde ayer que te llame por la noche estás aquí conmigo, ya se hizo de noche de nuevo y no te he dejado volver.

-No te preocupes, no tengo gran cosa que hacer, ademas quiero ayudarte con todo esto... Dul, ¿porque lo hiciste?.

-¿Porque hice que?- pregunte confusa.

-Negar a esa chica de esa forma- su mirada antes comprensiva cambio a una de decepción, en segundos, haciéndome cambiar la mirada hacia otra parte.

-Ella sabe que nadie lo puede saber- respire profundo.

-Dulce, todos ya lo saben- Zoraida se puso de pie y extendió sus manos en el aire- El que tu lo niegues, no quiere decir que no paso, que no las vieron, la gente sabe la verdad, deberías de ser más valiente y menos mentirosa.

-¿Mentirosa?- esta vez fui yo quien se puso de pie-No soy mentirosa, ¡tengo una maldita carrera que mantener!, ¡tengo una imagen que proteger, porque si no me hundo!.

-No me grites, ¿sabes que es lo que eres?- arqueo una ceja y me miro molesta- ¡Eres una egoísta!.

-No soy egoísta, ¿sabes a cuantos fans podría decepcionar con algo así?, ¡mi carrera se puede venir abajo!.

-¡A ti solo te importa, tu maldita carrera!, ¡eres una bipolar, hace unos días no te importaba si se enteraban, ahora estas estupida!

-No quiero seguir discutiendo, tu no estas en mis zapatos, no piensas en lo que yo siento con todo esto, se que lo que hice, está mal, pero es lo que tenía que hacer.

-Si, tu solo piensas en ti, ¿acaso has pensado en lo que siente ella?, ¡si no puedes tener una relación con una mujer!, ¿porque rayos la enamoras?, no lastimes a las personas, Dulce. Yo no la conozco a ella personalmente, y realmente siento pena por esa chica, porque a tu lado, ¡nunca va encontrar una estabilidad sentimental!.

-¡Callate por Dios!, creí que estabas aquí porque quieres ayudarme, pero veo que lo que quieres hacer es volverme loca y hacerme sentir culpable.

-Aunque no lo creas, hacerte ver las cosas es mi trabajo principal como tu mejor amiga, pero eres muy terca y no aceptas tus malditos errores, o más bien horrores.

-Quiero estar sola- respondí dándole la espalda.

-Si te dejare sola, es mas, me ire a mi casa, cuando se te pase la estupidez me llamas, quiero hablar con Dulce, no con Dulce María la egocéntrica y la que vive en una maldita nube ya que en este momento se que no estas presente tu misma.... Adiós- tras decir esas palabras escuche un golpe al cerrarse la puerta fuertemente.

Se muy bien que tiene razón, pero no se como ser una persona sincera sin perder mi carrera.

-¡Maldición!- rasque mi cabeza desesperada- ¡Andreeeee!- grité en voz muy alta llamando a mi asistente.

¿Y si nunca te hubiera conocido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora