6-Un lugar especial

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Llevo días queriendo hablar con ella, días en dónde cada vez que cierro los ojos la veo a ella tan hermosa como siempre, cuándo recibí mi celular con la llamada de Anahí, me volví loca casi saltó de la emoción como una pequeña niña. 

Me invitó a salir, ¿será que ella, piensa en mí tanto como yo en ella?, creo que me estoy emocionando demasiado y la verdad no quiero llevarme un golpe demasiado fuerte del que después no me pueda recuperar.

Me dirijo a su departamento en la camioneta, pero esta vez la que conduce soy yo, una vez más me arriesgo a salir sin guardaespaldas, única y exclusivamente por ella, para que se sienta bien y agusto.

La brisa golpea mi rostro, haciendo que como siempre piense en ella.

-Eres perfecta, Anahí- suspiré.

-Tú sonrisa.

-Tú mirada.

-Tus labios.

-Tus delicadas manos.

-Tú dulzura.

-Tus ojos.

-Esa forma de hablar, esa manera rara de hacerme reír, tienes esa perfección que me vuelve loca, y tú forma de ser, eres tan hermosa tanto por fuera como por dentro.

-Estoy perdida- reí burlándome de mí misma, mientras sostenía el volante.

Minutos después me encontraba en el edificio dónde mi adorable chica vive, sonreí demasiado emocionada por volver a verla. Suspiré para tranquilizar mi inesperada respiración acelerada por los nervios, me siento como un chico cuándo va a recoger a su chica, y esto es realmente extraño, nunca he hecho algo así.

Bajé de la camioneta, al cerrar la puerta escuché un carraspeo de garganta, me volteé buscando la persona que hizo dicho sonido.

-¿Serías tan amable de tomarte una selfie conmigo?- era una adolescente de unos 16 años máximo, me miraba como si yo fuera ese obsequió de navidad que todos esperábamos en nuestra niñez con ansias. Me sonrío de la manera más adorable, esta niña enterneció mi corazón, sin poder evitarlo le sonreí y me acerqué ella.

-Claro, linda- sonreí. La chica me sonrió nuevamente pero esta vez sacando su celular, se posiciono a mi lado y nos colocamos de manera en que quedará bien la foto. Me dejé sacar dos fotos más, le regalé un autógrafo en un pequeño cuaderno de apuntes.

-Gracias, ¿te puedo abrazar?.

-Ven aquí- la abracé y besé su cabeza en el momento de separarme. La miré bien y pude notar que es una chica no muy adinerada, es linda pero viste realmente mal- ¿Vendes todas esas cosas?.

-Sí, ayudo a mi madre, tengo un hermano pequeño que está enfermo.

Tiene una bicicleta que está unida a un pequeño carretón dónde lleva, todo tipo de objetos, pero lo que más llamó mi atención fue la cubeta con rosas rojas, están hermosas. 

-¿Cómo te llamas?- pregunté acercándome a su carretillo, para mirar las rosas. 

-Paola- sonríe observando mi acción con las rosas- ¿Quieres una?, te la obsequio.

Al escuchar ésto me enterneció más, a leguas se nota que es una chica pobre pero de muy buen corazón.

-No, Paola... te las compró todas.

-¡¿Qué?!- me miró atónita, provocando mi inevitable sonrisa.

-Sí, todas, ¿cuántas son?.

-Treinta y cuatro.

-Ok, mira quiero que las coloques todas juntas formandolas en un hermoso ramo, tú y yo subiremos a ese edificio- le señalé con el dedo- Yo iré detrás de ti, pero me voy a esconder, en el departamento "24", vas a tocar la puerta y se la entregaras a una mujer que se llama, Anahí.

¿Y si nunca te hubiera conocido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora