Una noticia Fatal

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Estaba en mi último secundaria cuando
comenzó todo. Había sido admitido de
manera misteriosa a una escuela de la que jamás había oído hablar. Años antes había recibido una carta indicando lo anterior, aún así y a pesar de que la escuela no me parecía lo indicado mi curiosidad pudo más conmigo y terminé aceptando.
Recuerdo mi primer día en la escuela, estaba simplemente perplejo ante tan enorme y monumental construcción, el director en persona me dio la bienvenida. Recuerdo esa gran entrada en lo que sería el patio frontal patio que más tarde haría mío.
-Bienvenido a la academia de San Miguel-.Dijo el director atento. Era un sujeto no muy viejo a lo sumo tenía unos cuarenta años, era muy alto aún más que yo, con ojos grises que eran capaces de atravesárte cuando te veían y su cabello ya empezaba a combinar con sus ojos.
-Gracias por la oportunidad-. Dije nervioso ante la gran autoridad que reflejaba aquel hombre. La verdad no entendía muy bien la manera en que me hablaba, como sí hubiera aplicado alguna vez para entrar a su escuela.
-Espero que entienda que no es cualquier persona la que recibe este privilegio y me refiero a que obviamente usted señor no es cualquier persona-, afirmó con orgullo aquel respetable hombre por supuesto no le entendí. Yo estaba aparentemente por un concurso aplicado en mi primaria totalmente rifado, o al menos eso me dio a entender mi tío cuando le pregunté; me le quede viendo con cara de confusión ante tal declaratoria. No recordaba haber si quiera pedido entrar y mucho menos ganar; pensé entonces que esto había sido cosa de mi padre y esa es una de las razones por las que acepté. -Esta academia a funcionado desde el siglo X D.C osea tiene mas de 1000 años, a mediados de la edad media el vaticano ordeno construir una fortaleza alejada de Roma donde no se sospechara que estuvieran así que creó este gran monumento y orden especial de monjes que los resguardaran. Empezó solamente educando a los futuros sacerdotes y a algunos nobles destinados al reinado-. Siguió con gran temple mientras caminábamos por el pasillo principal hacia el salón de eventos ese gran salón era increíble enorme.
-Increíble-. Respondí estupefacto ante aquellos majestuosos y adornados pasillos.
-¿Sabes por qué se enseñaba aquí?-. Me preguntó viéndome a los ojos, obviamente me puse nervioso, un sujeto de dos metros viéndome directamente a los ojos no era algo muy común para mí. Yo mismo estaba acostumbrado a ver a las personas hacia abajo.

-No señor-.Conteste temeroso, aunque supongo que todas las respuestas son válidas la verdad el me ponía nervioso.
-Por que la manera mas efectiva de perpetuar el conocimiento es transmitiéndolo, pero en aquellos días la clase de conocimientos que se transmitía aquí era considerado herejía por la santa iglesia. Aún así un grupo de personas con cierto poder sobre la iglesia resguardaron ese preciado conocimiento antiguo aquí lejos de Roma-. Se oía como mucho problema solo para resguardar un montón de papeles viejos, claro al menos eso pensaba yo. Había olvidado que la producción en masa de libros no fue posible hasta mucho después, y que los libros ya desgastados se tenían que copiar a mano.
-Jamás lo había visto así-. Supongo que le daba la razón aun así, no podía evitar pensar en quienes habrían tenido tanto poder para estar por encima de la inquisición en esa época. El me estaba escoltando hacia mi habitación se suponía que tendría un compañero de cuarto. Llegamos y me despedí de él.

Ese día solo nos acomodaríamos y relajaríamos los de nuevo ingreso. Desempaqué y decidí salir a explorar, cuando estaba a punto de abrir mi puerta entro una señorita, era de baja estatura, rubia, delgada y de ojos azules. No podía creerlo era hermosa como una muñeca de porcelana. No podía hacer nada más que verla su rostro reflejaba pureza y sus ojos eran de un azúl tan profundo que podría nadar en ellos, quede encantado por su belleza hasta que...
-¿¡Qué demonios estas haciendo en mi habitación!?-. Soltó enfadada la chica. En ese momento pensé que se habría equivocado, aún así no me gustó el tono el tono con el que me habló así que fruncí el ceño.
-Lo siento pero esta mi habitación-. Le respondí molesto, si el director mismo me trajo hasta aquí no podía ser un error. En ese momento se me hizo ridícula la posibilidad de que fuera mi compañera.
-¡Esto no puede ser posible sal de aquí!-. Estaba furiosa. Nunca había decidido tan rápido que una persona se me hacía insoportable era altanera, mal educada y gritona. En pocas palabras un pequeño demonio.
-No me da la gana esta es mi habitación y de aquí no me muevo-. Le respondí desilusionado ante esa mujer tan dominante. Pensé que sería un terrón azúcar y miel.
- A Todo esto. ¿Cómo te llamas perro asqueroso?-. No sé por que querría mi nombre alguien así. Bueno no es como si nos fuéramos a volver a ver nunca más o al menos esa era mi intención no volver a verla.
-Yo soy Petter, Petter de angora y estaba cómodo en mi habitación hasta que una pulga rubia y chillona me vino a joder la existencia-. Tal vez me sobre pasé un poco insultándola, pero de verdad era exasperante muy hermosa pero exasperante.
-Yo soy Elizabeth, Elizabeth Rose y a mi no me hables así, gigante estúpido. Tú fuiste quien vino a estorbar en mi habitación-. Ambos estábamos sacando humo por las orejas.
-Sal de aquí enana molesta solo quitas espacio-. En este punto la verdad poco me importaba si la lastimaba o no. Creo que era algo infantil de nuestra parte, pero ya ninguno daría el brazo a torcer.
-No tú sal de aquí animal estúpido-. Me dijo este diablillo, que se hacía pasar por una chica de preparatoria.
- Resolvamos esto ya vayamos hacia la oficina del director-. Resolví mientras me apartaba de ella y abría la puerta para dirigirnos hacia la dirección. Obviamente dejé que ella pasara antes, podría estar enojado pero aún recordaba mis modales. En cuanto llegamos ahí el director nos recibió. No parecía sorprendido con nuestra visita supuse que el primer día siempre habían quejas y errores de este tipo, o al menos eso pensé...
-No hay ningún error ustedes compartirán habitación-. No podíamos creerlo dos chicos del género opuesto en una misma habitación.
-¿¡Eso quiere decir qué tendré que dormir junto ha este hombre repulsivo!? ¡Eso jamás!-. Rose echaba chispas de furia. Supongo que para ella, era una brutal falta de respeto.
-Jamás dormiré junto a esta rubia chillona e insolente, será un fastidio-. En este punto solo le seguía la corriente y le pagaba con la misma moneda.
-Silencio ambos tendrán que dormir en la misma habitación les guste o no se llevaran bien y serán amigos punto no se diga mas. ¡Santo Dios, parecen niños!-. Lo habíamos hartado y prácticamente nos echo de la oficina.
Y ahora aquí me tenían, en primer año de preparatoria, con una chica a la que no soportaba durmiendo en una misma habitación, sin la menor idea de lo que nos esperaba los meses posteriores.


Creo que este ajuste le va de perlas al capítulo, antes todo estaba muy revuelto ahora todo se ve más ordenado aún así le voy a dar una pasada por el word a esta nueva versión.

Academia Divina(En proceso De corrección)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora