Desastre en el gran salón: el misterioso ayudante

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Durante la noche, nos logramos escabullir de la habitación, o al menos eso pensamos. Ya la verdad no nos importaba si nos veían o no. Habíamos estado en la biblioteca hasta muy tarde por la noche y nunca nos habían dicho nada.
Llegando allá nos topamos en la entrada a Leonard como siempre encapuchado-¡Llegan tarde!-. Aquél pirómano se veía impaciente llevaba los brazos cruzados y jugaba con sus dedos.
-Lo sentimos, alguien se quedó dormida-. June, me aparto la mirada, sabía que hablaba de ella.
-La señorita de rizos también vino-. Pain le dedicó una sonrisa sádica, asustó a June quien trató de esconderse detrás de Elizabeth.
-Bueno, estamos completos cierto ¡jajajaja! Comencemos-. Estaba claro que buscaba esa reacción.
Pain nos guío hasta una antigua tarima de madera.
-Ustedes están buscando alguna clase de algo relacionado con los arcángeles.¿No? Pues no sé si esto tenga algo que ver, pero acérquense y se darán cuenta de lo que quería enseñarles.
-Un momento Pain. ¿Como sabes lo que hemos estado haciendo Rose y yo?-. La verdad en ese momento no pensé que alguien nos pusiera atención, ya nuestros compañeros nos ignoraban cuando discutíamos.
-¿Como no hacerlo? La rubia no baja la voz jamás, en serio. ¿Cómo aguantas vivir con ese pequeño chihuahua gritón?
-¡hey! Oye sicópata desquiciado, mas respeto que yo vine por que este perro hediondo me lo pidió, nada mas y no es como si vivir con él fuera agradable...-. Mentira pura solo estaba enojada, estaba aquí por que la curiosidad se la comía, nunca se lo pedí de hecho no hemos hablado desde el incidente con el fuego.
-¡Bueno! Hay que concentrarnos que querías que viéramos ...-. Quería que Pain nos dijera lo que sabe antes de que Elizabeth lo asesinara. Me puse a revisar la tarima era muy antigua y tenía una cruz templaria tallada en ella desde hace mucho tiempo.
-Esto es lo que les quería enseñar chicos, no entiendo que haría una cosa así aquí, no creo que sea tan viejo la madera se pudre y termina por perder resistencia. Aunque siga existiendo no debería de estar en condiciones de usarlo-. Bueno al parecer no estaba tan loco como pensábamos.
-Bueno, tienes mucha razón, Debe ser alguna clase de replica.
-No lo creo-, June la analizaba detenidamente la madera. Esta madera es preciosa en peligro de extinción. No preguntes como lo se pero hacen inspecciones cada año y si esto fuera nuevo no estaríamos aquí y la escuela estaría cerrada.
-Esto deja a esta cosa con al menos setenta años aquí tal vez mas pero eso no nos dice mucho. Lo más seguro es que solo sea una antigüedad curiosa, un adorno
-No lo creo Petter escucha-. Elizabeth se había puesto de rodillas: toc, toc.
-Se escucha hueco. ¿Qué hay de raro en eso?-. Era la primera vez que me dirigía la palabra en todo el día.
-ahora escucha esto: tac, tac. Se escucha muy diferente, como si hubiera un cambio de profundidad-. Nunca la había visto tan intrigada por algo quien lo diría.
-La rubia tiene razón-. Otra sonrisa macabra llenó su rostro. -Vaya de algo sirvió traer a tus mascotas Petter-. No sabía en lo que se estaba metiendo y mantenía siempre su endemoniada y sádica sonrisa.
-¿¡A quién llamas mascota!?-. Estaban furiosas pero, aún así yo quise seguirle el juego.
-Ja, ja-, le acaricié el cabello June, no tuve la confianza de hacerlo con Elizabeth, pero algo me dice que quería que lo hiciera, quedó esperando a que lo hiciera. -Está bien que tengan cara de perro y todo pero la mayoría de las veces el que es mascota soy yo-. Estaba riendo, claro a ellas no les hizo para nada de gracia.
-¡Oye!-. Definitivamente no lo pude evitar.
-¡Shhh! No hagan ruido, deberíamos estar dormidos-, volteé mi mirada hacía Elizabeth, -Recuerda que a nosotros nos tienen vigilados Elizabeth.
-Espera. ¿Desde cuándo me llamas por mi nombre?-. Curioso lo notó.
-¿Te molesta?-. Le pregunté
-No... Así déjalo-. No me miró a los ojos.
-Bueno, bueno. Llego el momento de volar esta cosa-. Nos interrumpió impaciente.
-Un momento. ¿Volar? ¿Estás, loco? nos escucharán-. «¿Por qué preguntas lo evidente?» le dije con la mirada a Elizabeth.
-Yo creo que mi locura estaba ya muy clara-, respondió Pain, -además tengo una manera de que nadie nos escuche. He estado trabajando en una formula muy volátil y fuerte pero sumamente silenciosa tan silenciosa que solo nosotros la escucharemos y como el sonido de un espanta suegras-. Dijo eso último en Español, estaba muy confundido, ni idea de lo que hablaba.
-No se a lo que te refieras con eso pero asumo que no es muy potente-. Me miró como si yo fuera un estúpido.
-Es un pequeño explosivo de muy baja potencia, aunque si muy volátil tanto que cuando toca el piso con cierta fuerza no mucha, mínima de hecho, explota haciendo un peculiar sonido aunque soy de ascendencia inglesa por ambas partes por eso llevo un solo apellido nací y crecí en un pequeño país en Centroamérica como resultado sé algo de las fiestas grandes y desastrosas ja, ja
-Bueno eso explica ese acento-. De hecho me había parecido muy extraño su acento era algo que jamás había oído.
-Oigan yo no soy el del ligero acento ruso o no lo han notado-. Se refería a June... Creo que otra vez perdíamos el punto de la conversación
-No, ya sabíamos frost es de ascendencia rusa, ¿ Y...?
-¡Si imbécil! ¿Creíste que omitiria ese detalle?¿Con éste acento? Estás orate.
-Bueno ya Pain, deja de molestar a las chicas y hagamos estallar este viejo pedazo de madera-. A mí también ya me estaba cansando, no sabía en lo que se metía.
Pain coloco una mezcla extraña la vieja tarima y le dio fuego. Cuando nos dimos cuenta hubo una gran explosión, pero Pain tenía razón esa explosión no venía de la mezcla.
Me las arregle para proteger a Elizabeth y a June pero no lo pudimos evitar. La explosión nos mando a volar y estábamos a punto de ser alcanzados por ella cuando...
No lo podía creer, era un pequeño querubín y de alguna manera había controlado la explosión. Luego todo quedo en negro...
Cuando desperté estaba en el recostado regazo de Elizabeth, ella solo me miraba, su mirada era una que jamás había visto. Era apacible, aquí una que había querido ver desde que nos conocimos.
-Tranquilo-, me sonrió, miré a June -estamos bien, gracias a ti. En cuanto a June no creo que esté inconsciente, solo duerme. creo que está muy cómoda la oí roncar hace algún rato
-Es tan linda, es como una niña a veces ¿No crees?-. Olvidamos por completo el incidente anterior... Creo que esto era lo que necesitábamos para confiar el uno en el otro
-Nosotros sus padres, ja, ja-. Ese rostro sonriente que habían querido ver el resto de los chicos de la escuela y ahora yo lo tenía para mí. Además nunca perdió ese temple que imponía. Y qué es los hacía huir. Vi mi alma reflejada en esos enormes ojos azules. Nos echamos a reír ya todo había pasado en ese momento nuestras peleas nos parecían tan tontas.
-A todo esto. ¿ Dónde rayos esta Pain ?-. Veía a Elizabeth desde abajo una posición rara para mí.
-Oigan par de tortolitos-. Nos dimos cuenta en la posición en la que estábamos. Me levanté inmediatamente, no podíamos vernos a los ojos siquiera. Me senté recostado a una pared. Elizabeth alzó a June con una facilidad increíble y la puso a mi lado, sobre mi hombro.
-¿Qué rayos pasó aquí? Dijiste que no seria grande-. Él también estaba muy sorprendido, apenas se pudo poner en pie, pero no parecía tener nada roto.
-Debió haber un error de calculo en la formula-. Dijo caminando hacia la salida
-Ó sea que jamás la habías probado-. Lo miré con una ceja levantada. Nos había puesto en peligro a todos por una teoría loca.
-Varias, pero algo debió salir mal con esta en particular-. Bueno no sé por qué me sorprendía este fue el sujeto que le prendió fuego al pasillo ayer en la mañana.
-Cállense-, June aun estaba recostada en mi hombro -Trato de dormir-. Su voz sonaba adormilada
-¡Demonios! Son las dos de la mañana-. No se me había ocurrido mirar mi reloj.
-Buenos días, dormilona-, Elizabeth sonó tan dulce, al ver que despertaba - es hora de ir a la cama no creen chicos, volveremos luego. June esta muy cansada por suerte mañana es sábado podrá dormir hasta medio día si le place.
-Esperen. ¿Por qué el salón está intacto?-. Era muy extraño. ¿ Qué había pasado en ese salón
-Cierto-, volvió a poner su mano en la barbilla, -esta tal y como estaba antes-. Me levanté aún poco adolorido.
-Si si muy raro, llevénme a habitación chicos por favor muero de sueño ¿si?-. Estiraba sus brazos como una niña pequeña, en verdad tenía mucho sueño para actuar así.
-Si y. ¿ Vieron lo que paso cuando exploto la formula? Alguien nos salvo ¿cierto?-. Elizabeth se veía más relajada ahora, pero June se veía molesta no le había prestado ni la más minima atención.
-Cierto ¿Quién habrá sido? Bueno vamos súbete a mi espalda June, te llevaremos a tu habitación-. Sentía mucho cortar a Elizabeth así pero June no era muy paciente.
-¡Yeih! gracias Pette-. Me arrodillé para que pudiera subir
-1, 2 y listo ¿Vas cómoda?-. Elizabeth se vio algo molesta cuando le corté la conversación, pero supongo que lo entendió.
-Si gracias-. Se sujetó a mis hombros y me sonrió.
-Bueno vámonos Elizabeth, no vaya ser que nos descubran-. Le dediqué una y ella me devolvió.
-Si Pette, te sigo-. Caminamos hasta la salida y cerramos puerta.
Mientras caminábamos hacía su habitación June, se quedó dormida de nuevo. Pedí permiso a su compañera para entrar y la deje arropada en su cama, luego Elizabeth y yo caminamos hasta nuestra habitación. Mientras nos alistábamos para dormir charlamos un rato sentados en el sillón al borde de su cama ella cepillaba su cabello.
-Oye Pette ¿Tú quién crees que nos salvo esta noche?-. Estamos a media luz, sus ojos brillaban como sáfiros bajo la luz de la única vela que teníamos para iluminarnos.
-No lo sé Elizabeth, un ángel tal vez-. Trataba de no verla mucho pero se veía muy linda, estaba algo sonrojada al parecer ahora no le podía quitar los ojos de encima.
-Este castillo puede ser mas que una vieja escuela despues de todo-. Ella no me voltea a ver a los ojos pero sabía que la estaba viendo sentía mi mirada.
- Así es Elizabeth debemos seguir buscando datos planos lo que sea que nos guíe-. Me levanté del sillón sentía que la incomodaba.
-Gra...gracias por lo salvarme de la explosión-. Se levantó detrás mío.
-Bueno eres mi responsabilidad Elizabeth mientras tú estés bien no tengo de que preocuparme ¿Cierto?-. Le sonreí, pareció que eso era exactamente lo que quería escuchar.
-Aún así gracias-,se puso frente a mi,-ahora agachate un poco y cierra los ojos.
-¿Para qué?-. Elizabeth se puso roja como tomate.
-Tú solo haslo-. No me quedó otra opción más que hacerle caso. Así qué cerré mis ojos. Oí como se acercaba hacia mí y se ponía de puntillas.
-muack-, Me había dado un beso en la mejilla. Abrí los ojos estaba rojo como tomate igual que ella.-Si le dices a alguien esto, te mato me oíste-. Yo solo pude asentir con la cabeza. Ese día me fuí a dormir con una sensación cálida en mi corazón.

Academia Divina(En proceso De corrección)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora