8. Pintura

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Al día siguiente, fui temprano al departamento de Skyler.

Llamé a la puerta y Sky me abrió rápidamente. Llevaba unos pantalones cortos que revelaban sus hermosas y largas piernas, junto con una camisa de tirantes blanca.

—Entra. —dijo, se giró y me hizo señas para que la siguiera. —Cierra la puerta.

Hice lo que dijo y la seguí por un pasillo hasta una habitación donde sólo había una cama, un armario, y un escritorio.

El suelo ya estaba cubierto de periódicos y varias latas de pintura color crema estaban vaciadas.

—¿Está será la habitación de tu hermana?

—Sep. —colocó ambas manos en su cintura, echándole una mirada a todo el lugar. —Es la mejor de las dos habitaciones. Incluso tiene un balcón.

Apuntó a las puertas dobles que daban fuera del balcón, y si que lo tenía.

—¿El tuyo no tiene?

—No. —encontró mi mirada. —Esta habitación es la más grande comparada con la mía.

—¿Por qué no ocupaste tú esta?

—Sólo quiero que mi hermana esté bien. —se encogió de hombros. —Que esté cómoda.

—Bien, entonces, ¿empezamos?

—Claro. —las comisuras de su boca subieron. —Ahí a tu lado está un rodillo.

Tomando el objeto de mi lado, lo armé y lo mojé en la pintura.

Empecé a pintar, viendo a Skyler salir de la habitación.

—¿A dónde vas?

—Ya regreso. —respondió, desapareciendo por el pasillo.

Seguí pintando la pared, subiendo y bajando, cubriendo todo los espacios en blanco con la nueva pintura.

Minutos más tarde, Skyler regresó con una grabadora y colocó algo de música de Coldplay.

—¿Te gusta Coldplay? —pregunté, asombrado.

—Sí. —tomó una brocha y empezó a pintar los bordes de la pared. —¿A quién no le gusta?

—Guau. —murmuré. —Tú eres una caja llena de sorpresas.

—¿Qué? —espetó divertida. —¿Por qué dices?

—Te gusta Coldplay.

—¿Y? —me lanzó una mirada sobre su hombro.

—Y...la verdad creí que eras directioner.

—¿Qué? —soltó una gran carcajada.

—Sí, incluso imaginé tu habitación llena de pósteres de 1D.

Terminé con la pared y me tomé un momento para verla. Estaba de espaldas a mí y a decir verdad, era una gran vista.

—Dios, no. —rió, haciéndome sonreír. —Podría haberlo sido en mi adolescencia, pero ahora no.

—¿Eso quiere decir que lo fuiste y si tienes sus pósteres?

Se giró encontrando mi mirada. Parecía divertida de nuestra absurda conversación, pero hablar con ella era tan fácil.

Claro, cuando estaba de buen humor.

—No, quiere decir que ya estoy grande para ser una fanática. —explicó. —Sólo me gusta Coldplay y ya.

Sonreí. —Bien.

Me giré y llené más el rodillo de pintura para comenzar con la otra pared.

Falling Into YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora