Falling Into You

40. Disculpas

Sky

Habían pasado dos semanas desde que nos enteramos que Kyler se había ido, y a pesar de que Hayley seguía destrozada, creo que Kyler tomó la mejor decisión.

A lo mejor Hayley no lo miraba así, pero hay veces en que el tiempo y la distancia es la única cura.

Y a pesar de que todo parecía haberse detenido en nuestras vidas, teníamos que seguir haciendo nuestra rutina mundana e insignificante.

Ahora estaba en la librería ordenando todo para la presentación del nuevo libro de Sebastian Oslen, un escritor Australiano con aires de poder y grandeza, sin mencionar su gran ego.

Así que tener que soportarlo las próximas dos horas iba a hacer una tortura.

—Que dicha tienen mis ojos de verte de nuevo.

Ruedo los ojos al escuchar su ridículo acento. Sebastian y su complejo de galán era lo más fastidioso del mundo,  sin mencionar su tonto acento como si todo terminara en s al final.

Me obligo a forzar la sonrisa más fingida del mundo para luego girar sobre mis pies dejando la libreta de control sobre el mostrador.

—Sebastian —sigo sonriendo al encontrar su mirada—. Llegaste.

—No podría faltar a mi presentación ¿no? —sonríe coqueto sosteniendo mi mirada—. Y menos si era una escusa para verte de nuevo.

Río sin humor.

—Deberías ahorrarte los comentarios para tus fans.

—Oye, es imposible que no pueda elogiar tu belleza, es más, me inspiras a escribir sobre ti.

—¡Eso sería genial! —espeto con falsa emoción—. Algo como "la chica que tiene que soportar al imbécil escritor"

Él se ríe negando como si no fuera nada que lo ofenda.

—No me ofendes —apoya un brazo sobre el mostrador acomodando el traje negro que vestía—. En realidad, me gustan así, difíciles. —guiña para luego incorporase, alejándose con elegancia.

Ruedo los ojos de nuevo tomando la libreta verificando que todo esté listo.

Libros, listo.

Sillas, listo.

Separadores, listo.

Sonido, listo.

Café, listo.

Todo parecía estar listo, así que ahora todo quedaba en manos de Sebastian y en su presentación.

Y así fue, minutos más tarde el lugar estaba lleno con fans esperando a que el gran escritor contestara sus preguntas y firmara sus libros, así que todo parecía estar yendo bien.

Hasta que minutos después Sebastian se quedó en silencio un momento, no me giré a verlo creyendo que estaba tomando agua, pero cuando volvió a hablar, no era su voz.

—Hola, buenas, lamento interrumpir lo... que sea que esté pasando aquí.

Me detengo en seco al reconocer su voz.

—Se deben preguntar qué estoy haciendo aquí y la respuesta es, lo que debí haber hecho hace mucho tiempo —poco a poco giro sobre mis talones algo temerosa de confirmar mis sospechas.

Oh Dios. Kyle estaba en el escenario buscándome entre todos, y sino lo estuviera viendo no lo hubiera creído, cuando su mirada encuentra la mía mi corazón se detiene un momento.

Había olvidado lo que él me hacía sentir con sólo mirarlo y verlo después de tanto tiempo se sentía como un tren de carga golpeándome.

Tengo que sostenerme de la barra para no caer de la sorpresa. Kyle estaba aquí, ahora, justo en este momento.