I want to bite you

Capítulo 10

El silencio reinó durante unos eternos segundos, donde el cerebro de Stiles volvió a funcionar, poniéndose colorado y retrocediendo sin entender lo que acababa de decir y hacer, estaba confundido pero Derek estaba igual, el Alpha tenía los ojos rojos, con un ligero gruñido en su garganta ¿o era un ronroneo?

-Stiles, podrías traerme una taza de café -habló serio Peter y el nombrado prácticamente salió corriendo a la cocina, seguido de Scot- Derek, tus ojos -su sobrino dio un respingo.

-¿Qué fue eso? -preguntaron los dos betas rubios a la vez.

-Es Stiles -dijo Jackson- no le busquéis lógica.

Todos suspiraron, dándole la razón al co-capitan de Lacrosse pero los Hale se miraban entre ellos, sus mentes habían pensado lo mismo y aquella idea asustó a Derek, que miraba al suelo.

-¿Stiles, qué ha sido eso? -preguntó el de rasgos latinos una vez en la cocina.

-¿lo qué? -dijo sacando una taza para Peter.

-Ese reto de ahí, fue prácticamente una oposición al alpha- dijo serio.

-¿Cosas de lobos? -su amigo asintió- Sorpresa, soy humano y conmigo eso no vale.

-Stiles, hueles a miedo, sorpresa y un montón de cosas más que hasta me atontan.

-Pues no lo hagas, no los huelas -se quejó con la taza ya llena y de camino al salón.

-Imposible no hacerlo -masculló Scot, volviendo a su sitio junto a Allison.

Tras un par de horas todos se empezaron a ir a sus respectivas casa, quedando en el loft los Hale, Stiles e Isaac.

- ¿Por qué no vas hoy tu con Stiles, Isaac? Tengo que hablar con Derek del plan -sonrió Peter, dándole las llaves de su coche al rubio.

-Vale -se encogió de hombros y caminó junto al humano, que miraba al suelo y no era capaz de mirar otro punto.

Cuando los dos salieron Peter suspiró masajeandose el puente de la nariz mientras Derek lo miraba alzando una ceja.

-Como no están me toca a mi, que coñazo -se quejó Peter.

-¿Qué es lo que te pasa? -preguntó Cora.

-Es hora de la famosa charla -chocó el mayor sus manos, tomándose la situación con humor.

-Peter... -frunció el ceño Derek.

-No "esa" charla -aclaró- es "otra" charla y te vendrá bien, sobrino.

-¿Hay más charlas? -rió Derek.

-Si, sobre compañeros de lobos - el alpha abrió los ojos como platos y Peter sonrió.

-Uh, yo no me pierdo esto -murmuró Cora, acomodándose sabiendo la razón por la que Peter hacía esto.

-Peter, ni se te ocurra -amenazó Derek.

-Veras querido sobrino, las parejas predestinadas de los lobos no son como los libros lo pintan- comenzó- no es verlos y ya esta. Tiene que pasar un tiempo para que el lazo se forme -sonrió al ver que su sobrino se ponía de pie- y los primeros signos del lazo formado son las acciones de la pareja, que reta al otro para que lo muerda y... -Derek chistó, mandandole a callar- y... lo... monte... -a pesar de los intentos de su sobrino terminó diciéndolo.

-Ah no, eso yo no me lo creo -señaló a su tío.

-Derek, se te pusieron los ojos rojos y se notan los celos desde lejos.

-¿Celos?

-Si, ¿Por qué sino cuando abracé a Stiles te enfadaste?

-Cierto -añadió Cora.

-Tu, deberías estar en tu cuarto y tu- miró a su tío- te equivocas, yo no... con Stiles no...

-Te has puesto rojo -sonrió Cora.

-Cállate -bramó.

-Te dejare un libro que tengo -el mayor rebuscó en una estantería, tendiéndole un libro de cuero negro y algo quemado- ten, se que nunca lo miraste pero te conviene leerlo.

Derek lo cogió y subió las escaleras gruñendo por lo bajo pero con clara confusión.

-Esto va a ser divertido de ver -sonrió Cora.

-Sobrina, no me esperaba eso de ti -sonrió con complicidad Peter.

-Se que estabas deseando ver su cara -alzó sus cejas, divertida.

-Y no lo niego.

(:.:.:.:)

Había pasado dos días desde lo sucedido, dos días donde Isaac cuidaba a Stiles; dos días donde Derek no durmió y no paraba de leer el libro proporcionado por su tío. No sabía como tomarse la información recibida y tenía sus dudas.

-Veamos -pensó sentado en su sofá- no es como si me gustara Stiles, vale que es adorable con esa nariz respingona y con tantos lunares además de que su trasero es demasiado redondo para ser de un chico... creo que cabe una nalga en cada mano... -se levantó de golpe, nervioso por sus propios pensamientos.

Y para suerte del mayor su teléfono sonó, pensó que eso lo distraería de sus extraños pensamientos sobre las redondas nalgas del humano, pero al ver quien llamaba estuvo a punto de tirar el teléfono por la ventana.

-Dime Stiles -gruñó.

-Bosque... Ayuda... -se escuchaba entrecortado, con mala señal- coche muerto.

-Voy -salió corriendo, alarmado.

¡Solo a Stiles se le ocurría ir solo al bosque!