025. ¿Ups?

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025.

¿Ups?

Nunca pensé que me convertiría en esa chica. Me refiero a la puta del libro, la roba-novios de la película, la tonta que tiene que esperar para verlo a escondidas, elige el sinónimo que quieras. En ningún momento anterior a éste me hubiera dibujado como la antagonista, de alguna manera mi subconsciente siempre me imaginaba como la víctima, quizá eso pasa con todos, nadie quiere sentir que es el malo. Pero no. En este caso Megan es la damnificada y, honestamente, más que cualquier otra cosa, es ése hecho el que me mortifica más.

No puede ser que Megan sea la buena aquí. ¿Qué giro argumental es este? Ella es la perra ahogada en celos que me quitó a MI MEJOR AMIGO. Lo conozco mucho mejor que ella, tengo años de ventaja, me sé todas sus reacciones, podría adivinar lo que está a punto de decir en cualquier situación, Megan, EN LA VIDA, podrá hacer lo mismo.

Y aun así, eso no me hace menos culpable. Soy la otra chica y no tengo ningún derecho sobre él en este ámbito. Ni siquiera puedo culpar totalmente a Nick, porque la culpa que me consume es producto de las acciones que yo he consentido.

Si Lucas me viera ahora, este desastre de adolescente, se sentiría decepcionado, estoy totalmente segura. Y por nada del mundo, por nada, quiero ver la desaprobación en sus hermosos ojos azules. Por favor, que eso nunca suceda.

— ¿Leila? — Jamie llama mi atención. Levanto mi cabeza y la miro ­—. Llevas mirando tu almuerzo una eternidad.

—Estoy bien.

La mesa de la cafetería es circular, así que el orden de los asientos son Jamie, Megan, Nick y yo. Eso significa que Nick ha escuchado a Jamie claramente, por lo tanto su mirada está fija sobre mí preguntándose qué es lo que me pasa.

—Oh, bien. — suspira fastidiada. Sabe que no le diré nada enfrente de la chihuahua y Nick ­—. De cualquier manera, necesito un favor. Nick y tú deben cumplir con sus deberes de mejores amigos y ayudarme a trasladar mis cosas a mi antigua habitación.

— ¿Cómo? — Megan se une a la conversación.

—Lo que pasa es que cuando Lucas se fue, yo me mudé a su habitación, pero al trato fue que yo debía devolvérsela una vez que volviera. Ergo; tengo que volver a mi cuchitril. — Nick comienza a reírse.

¿Es tonto que quiera grabar su risa y escucharla toda la noche?

Qué estúpida. Todo era mejor cuando su risa era una mezcla de rezongos y ruidos de gaviotas siendo torturadas.

Bien, estoy exagerando. Lo sé.

—Creo que quieres decir que necesitas MI ayuda, ¿No?— Toma uno de mis brazos y los mueve en el aire — No creerás que estos fideos son más fuertes.

— ¡Hey! ¿Qué intentas decir? Podría sorprenderte — me cruzo de brazos.

—Diré que sí para no romper tu pequeño corazón — revuelve mi cabello y por un momento siento que todo está normal.

Nunca lo he besado.

Nunca me ha tocado.

Él no ha engañado a su novia conmigo.

Todo está bien.

—Imbécil — sonrío y le doy un pequeño empujón.

— ¿Eso es un sí? — Jamie salta entusiasmada en su asiento y aplaude.

—Bueno — me encojo de hombros —. No tengo nada más que hacer hoy. Además, Lucas llega mañana, no tienes más tiempo.

— ¡Exacto! Ay, eres tan bondadosa, mi pequeña perra. — Me lanza un beso y luego se dirige a Nicholas —. ¿Qué hay de ti?

Enséñame a besar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora