053. Súbete

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ADVERTENCIAS: Este capítulo contiene escenas de contenido sexual y lenguaje fuerte. Además trata temas de acoso y bullying que podrían ser tema detonante para algunas personas. Proceder con ciudado.

053

Súbete

—Por fin llegaste—digo casi riendo por la cara que tiene Alex, parece como si fuese a desmayarse en cualquier momento. Él da un paso hacia atrás y lo veo tragar con dificultad.

Nicholas lo mira fijamente sin decir una sola palabra. Es cuando recuerdo que ellos pelearon por mi culpa hace un tiempo. Seguramente Alex tiene miedo de que Nicholas lo golpee otra vez solo por hablarme.

—Lamento la tardanza, cielo — dice y sus labios besan mi frente. Me mantiene apretada a su costado y luego mira a Alex levantando una ceja. —¿Sigues aquí?

Alex levanta sus manos como si se estuviera rindiendo.

—Ya me iba, amigo, solo...

Nicholas ignora totalmente a Alex, dejándolo con la palabra en la boca, y me toma de la cintura para llevarme fuera de la pista. Luego me toma de la mano y me hace subir las escaleras al segundo piso. Arriba hay mucha gente esparcida en distintos lugares en el pasillo, en las habitaciones abiertas de desconocido uso para mí, en el balcón o apoyados en la barandilla para ver la pista central de abajo en el primer piso. Intento buscar a Jamie y a Scott en la pista, y me sorprendo cuando los veo. Ya no en la pista, sino a un costado de ésta. Están muy cerca el uno con el otro, con rostros enojados y rígidos. Jamie parece estar gritándole y Scott permanece inmóvil y con una expresión intransigente.

Nicholas vuelve a tirar de mí y me hace cruzar una puerta, cerrándola detrás de él. El baño al que me lleva es grande y helado, cubierto por lozas que parecen arena, una ducha muy grande y moderna cubierta solo por unas puertas de vidrio. El piso es de madera y el lavamanos es de un mármol grisáceo que se expande a lo ancho del baño. Mi celular comienza a vibrar, alertando que me ha llegado un mensaje, lo saco de entre mis tetas, pero antes de que pueda ver quién me ha hablado Nicholas me lo quita de las manos y lo deja sobre el mármol del lavamanos.

Me doy vuelta para discutirle, pero me acorrala colocando ambos brazos a los lados de mi cuerpo, apoyándolos en el mármol del lavabo con firmeza, haciendo que pueda ver la tela de su suéter negro estirarse por los músculos de sus brazos tensarse. Debería sentirme nerviosa, o quizás con cierto miedo, pero puede que el alcohol me esté dando el suficiente valor como para mirarlo con osadía. Los ojos de Nicholas flamean con interés cuando me ve subir la barbilla y cruzar mis brazos, sin inmutarme. Se inclina lentamente sobre mi rostro y dirige su boca hasta mi oreja. Su aliento caliente toca mi piel y yo me estremezco cerrando los ojos.

—¿Estás borracha, Leila? — susurra.

Un placentero relámpago sube por mi columna y abro mis ojos. Intento no reaccionar cuando me intimida, pero no siempre lo logro. Ahora, por ejemplo, él nota mi escalofrío y sus labios se estiran en una lenta y maligna sonrisa.

—Claro que no — intento sonar tranquila, pero ahora una de sus manos está jugueteando con el borde inferior de mi vestido. Su pulgar se cuela por debajo de la tela y acaricia lentamente el interior de mi muslo. Sin pensarlo mucho, mi cuerpo reacciona por sí solo y abro levemente mis piernas. Levanta su ceja derecha al ver mi movimiento y su sonrisa se vuelve demasiado irresistible.

—¿No? — su voz es suave, pero grave. Él sabe cómo jugar conmigo y cómo seducirme. Ha tenido un buen par de semanas de prueba en las que me ha seducido de todas las maneras y posiciones posibles.

Enséñame a besar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora