065. Feliz cumpleaños, Nicholas

2.2K 122 68
                                    

065

Feliz cumpleaños, Nicholas

No tener celular es aburrido.

Realmente aburrido.

Pero, al mismo tiempo, no tener que estar pendiente de mensajes de números desconocidos es liberador. No tengo que revisar a cada segundo la pantalla para ver si ya me han enviado un mensaje acosador o amenazante, y tampoco debo estar preocupada de lo que hablo en voz alta o si alguien está vigilándome desde cualquier lugar de la calle mientras camino por la ciudad visitando a mis amigos o a Nick en su trabajo.

El amigo secreto y misterioso de Scott dijo que mi celular no tenía nada extraño en cuanto a lo externo del dispositivo, pero que al utilizar ciertos componentes del aparato en otro celular (ya qué Nicholas lo había destruido al pisarlo) pudo ver qué era lo que estaba siendo monitoreado por otra persona. Al parecer todo el sistema de mi celular estaba conectado a la computadora de alguien, junto con el micrófono y la cámara, así que podía activarlos cuando quisiera, además de revisar su actividad en vivo. Era como si tuviera una réplica de mi celular en sus manos, pero por alguna razón solo lo usaba para acosarme, pero no lo usaba para pasarse por mí enviándole mensajes a otras personas desde mis cuentas.

Eso significaba que durante mucho tiempo alguien estuvo viendo cada cosa que yo hacía, y nadie podía saber desde cuándo o por qué.

No quiero saber qué tanta información pudo guardar sobre mí.

O para qué quiere esa información.

Scott dijo que su amigo no pudo averiguar quién era la persona que estaba acosándome, pues en algún momento en el que estuvo tratando de llegar a la fuente el hackeo se detuvo, como si la persona hubiese cortado cualquier conexión a mi celular desde donde me estuviese monitoreando para que nadie pudiera identificarlo.

Era alguien inteligente, pero no lo suficiente.

De todas maneras con sus últimos mensajes reveló que era hombre.

O, al menos, sí confirmó que tenía un pene.

Según Lucas aquello había sido un desliz por parte de mi acosador. Quizás la situación lo había enojado tanto que no pudo pensar bien antes de escribir esos mensajes amenazantes y aterradores. Ningún mensaje anterior había sido más que palabras duras y degradantes hacia mí, queriendo hacerme sentir sola e insegura, además de querer hacerme creer que Nicholas me engañaba. Los últimos mensajes, sin embargo, eran frases enojadas y resentidas, como si no pudiera creer que yo pudiera hacer algo así.

Bueno, éramos dos.

Yo aún no podía creer lo que había hecho.

O más bien, lo que habíamos hecho los tres.

Dejando de lado la nueva información sobre mi acosador, también habían pasado nuevas situaciones que estaban siendo ignoradas por Jamie y Scott, quienes estaban muy concentrados en averiguar quién era mi acosador y cuándo podrían ir a golpearlo. Ellos creían que con Lucas habíamos ejecutado el plan de una manera incómoda y probablemente ridículo de ver.

Muy inocente, claro.

Era mejor que siguieran pensando de esa forma.

Lo cierto es que durante los días siguientes a lo que pasó en el baño junto con Nick y Lucas las cosas habían seguido de forma normal.

Mi rutina diaria era estar con Jamie en su casa, dado que ella y Nick habían coincidido que no debería quedarme sola hasta que averiguaran más de mi acosador. A veces se sumaba Scott a nuestras reuniones e incluso en algunas ocasiones llevaba a Caleb con él, quien luego nos enteramos era un amigo de la infancia. Scott constantemente bromea con el hecho de que sus padres piensas que son mejores amigos, cuando en realidad son algo así como amigos con derechos.

Enséñame a besar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora