026. No me toques.

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026.

No me toques.

15 años.

Tengo mucho miedo.

No puedo creer que Jamie me haya obligado ir al baño, sola en medio de la noche. Sé que está durmiendo y que no quiere levantarse, pero ella sabe que odio la oscuridad en espacios grandes. Odio no saber qué estoy tocando o por dónde estoy caminando. Mis pies tiemblan cada vez que tocan el suelo, la alfombra se siente suave al tacto con mi piel, pero si llego a pisar algo viscoso o duro, gritaré con todas mis fuerzas. Lo juro.

Los latidos de mi corazón aumentan cuando paso por al lado de la habitación de Lucas, ya que por la ranura de la puerta veo un destello de luz. Debe estar despierto y estudiando, él siempre estudia hasta tarde.

Podría entrar y decirle buenas noches... sé que a él no me molestaría. No, claro que no. Es muy raro ver a Lucas enfadado, él siempre ha sido educado y muy gentil con la gente, pero no entraré a su habitación en medio de la noche. Qué loca.

Sacudo los acosadores pensamientos de mi cabeza y sigo caminando hasta el final del pasillo, donde se encuentra la puerta celeste. El baño. Cuando la abro, mi corazón salta de mi pecho y corre a un hospital, porque lo que estoy viendo le daría un paro cardiaco a cualquiera.

Lucas Foster está en boxers y con un cepillo de dientes en la boca.

— ¡Lucas! — Chillo y me doy vuelta — ¡Lo siento tanto!

Escucho la llave del lavamanos abrirse y luego a Lucas haciendo gárgaras.

—Leila, tranquila. Es como si estuviera con un traje de baño.

Acababa de ver el abdomen marcado de Lucas. Sus oblicuos. Sus brazos. Y su tatuaje. ¿Tatuaje? ¿Lucas tiene un tatuaje?

—Espera, ¿Tienes un tatuaje? — me doy vuelta para volver a enfrentarlo. No entiendo lo que dice, parecen letras... ¿Japonesas? ¿Chinas? Bueno, eso. Y está justo por arriba de su oblicuo... Ay Dios.

Me da una sonrisa despreocupada, deja la toalla blanca, con la que se estaba secando el rostro, en una especie de perchero al lado de lavamanos y se gira para hablarme.

—Sí, hace un tiempo me lo... Leila — su voz se corta cuando me mira bien . ¿Ese es un pijama de Jamie? — se acerca con lentitud. Su rostro ha palidecido de un momento a otro.

La intensidad en sus ojos azules me duele.

—Sí.

— ¿Qué... qué pasó con él tuyo? — el tono en que lo dice me impresiona.

—No tenía planeado quedarme a dormir, así que ella me prestó uno — Está muy cerca y parece muy sorprendido.

Lucas levanta su mano y con el dedo índice acaricia mi clavícula. Ya ni siquiera me mira a los ojos. Parece distraído.

— ¿No tienes frío? — susurra.

—No más de lo normal... — titubeo y trago — ¿Qué significa tu tatuaje? — trato de cambiar el tema. Su mano en mi clavícula solo me pone más nerviosa. Mi corazón parece estar a punto de estallar.

—Es... No... no me toques — Observo como contrae el abdomen cuando mi mano cae sobre la tinta en su piel. Es suave y cálido. Lo tengo muy cerca — Leila... por favor.

El agarre en su hombro se hace más fuerte. Trago en seco.

—Tú también estás tocándome — Esto parece peligroso. Es un terreno desconocido.

Enséñame a besar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora