You and me (Percabeth)

Capítulo 56. Cabras.

Cuenta regresiva para el final: 6

P.O.V Annabeth.

Sus palabras retumbaron en mi cabeza incontables veces, pero mi cerebro parecía incapaz de procesarlas. Eso no era posible.

Miré a Enebro con la duda pintada en mi rostro, y el último rayo de esperanza se apagó cuando sacudió la cabeza lentamente, musitando perdón. 

Perdón, perdón, perdón...

No tuve tiempo de caer de rodillas al suelo y gritar contra el mundo, a llorar y a derrumbarme, porque mi cuerpo entró en piloto automático de inmediato, sin brindarme tiempo de pensar en lo que implicarían esas tres palabras. Percy está muerto. Percy está muerto. Percy está muerto. 

Percy estaba muerto. 

 - No tenemos tiempo, Annabeth - Grover me miró a los ojos y la seriedad de estos me trajo a la realidad, me mantuvo en ella - los demás ya están listos para irse, otro de esos monstruos podría venir en cualquier momento...

 - ¿Qué está pasando, Grover?

 - Te lo explicaré todo cuando estemos con los demás, Annabeth, pero ahora tenemos que darnos prisa.

Caminé con ellos por el pasillo, con la mente en blanco. Habían tantas preguntas que quería hacer, ¿A dónde vamos? ¿Y Percy? Si está muerto, ¿dónde está su cuerpo..?, pero mi boca estaba seca como el desierto, y mi cabeza había parecido olvidar como se pronunciaban las palabras, por lo que me quedé en silencio con la vista fijada en el suelo, observando a Grover y a Enebro, que hablaban entre ellos con voz tan baja que no podía entender nada.

Llegamos a la cafetería, donde Thalia, Nico, Jason, Frank, Leo, Piper y Hazel estaban sentados, hablando entre ellos. Calipso estaba parada a lado de la puerta, mirándolos en silencio

Frank levantó la vista y nos vio entrar, se puso de pie.

 - ¿Ahora podrías explicarnos qué hacemos aquí, Grover..? - la voz de Frank fue seguida de la de los demás, aclamando respuestas. 

 - De acuerdo, de acuerdo. Les diré todo, ¿si? Solo... siéntense y escúchennos, ¿okay? Annabeth - Grover me miró - siéntate. 

Calipso se acercó hacia ellos y tomó la palabra.

 - Van a tener que creernos, ¿de acuerdo? Tienen que escucharnos y tratar de no hacer preguntas hasta que terminemos...

Le eché una rápida mirada a Leo, que parecía contrariado. ¿Qué clase de cosas nos iban a decir? No creía que tuvieran una explicación creíble sobre lo que nos acababa de atacar, ni que tuvieran una razón por la que ese ataque no era el primero, ni...

 - ¿Les suenan los dioses griegos? - preguntó Enebro.

 - Atenea, Zeus, Marte, sí - dijo Jason - ¿les molestaría llegar al punto?

 - Marte es romano - murmuré. Mi voz sonaba aguda y asustada, como la de un gatito. Todos voltearon a verme, y sentí como mis mejillas enrojecieron. Mi respiración se dificultó. 

 - Annie - preguntó Piper - ¿estás bien? ¿Y Percy?

El nombre hizo eco en mi cerebro y sentí mis ojos aguarse, mis manos temblando. Apreté los puños y mordí mi labio inferior, cerrando los ojos. Parecía que el piloto automático se había acabado, porque lo único que había ahora era tristeza. Una profunda y arrolladora tristeza. 

 - ¡Hablaremos de eso más tarde! - escuché la voz de Grover, pero me rehusé a abrir los ojos. No hasta que las lágrimas se evaporaran detrás de mis pestañas - No tenemos tiempo.