17 años después...
— ¡Madre! ¡No quiero ponerme ese estúpido vestido rosa!—. Ese vestido era más que horrible, era rosa pálido con muchos listones y esponjado cerca de las mangas y no. Era rosa. ¡Menos!
— ¡Veronica por favor! ¿Por qué no eres como tus hermanas que les encantaban este tipo de vestidos?—Y comenzamos de nuevo, nunca paraba de compararme con ellas.
Suspiró cansada.
—Okey me lo pondré para la gala esta noche, pero déjalo en la cama, yo misma me arreglare.
—Esa es mi hija.—Bufé exasperada. Mi madre podía ser tan irritante. Cuando se salió tome el vestido y salí al balcón, lo deje ahí tirado. Entre sacudiéndome las manos y fui directo al armario de madera tallada y barnizada, era sumamente enorme y con demasiados cajones.
Tome un vestido negro que estuve manteniendo oculto durante mucho tiempo, y esta noche era la indicada, era la fiesta de gala de mi hermano. Bueno, más bien era una fiesta por qué él lo quizo pero al ser su hermana debía estar presente ahí, no entendía para ir pero mi madre había insistido como si se le fuera la vida en ello.
Me coloqué un corsé que literalmente odiaba pero era "protocolo", me puse unas medias negras, siento que lo único bonito eran mis bragas negras, tome dos zapatillas cerradas negras y me las coloque, acto seguido me pase el vestido por arriba y lo ate debidamente, me coloqué en el cuello un listón negro con moño, tome unos guantes negros que me llegaban arriba del codo y me los coloque sonriendo, esa era yo. Me senté frente al espejo y el tocador, cepille mi cabello dejándolo con sus ondas naturales, yo era rubia de nacimiento con los ojos rozando el amarillo, eso decían mis padres. Más siempre tuve un tatuaje en la espalda que ahora sobresalía por un lado de mi cuello, decían que era "Especial" una "Bendición" pero a la vez los tatuajes eran vistos como mal augurio y más en un dama. A mí me encantaba en lo personal.
Coloque unos aretes de gemas negras y salí con todo, camine por el largo pasillo sin puertas hasta las escaleras, simplemente eran dos escaleras que se encontraban en el medio y bajaban como una sola, baje y fui directo al salón, al abrir las enormes puertas de madera todos, absolutamente todos se me quedaron mirando.
Las mujeres siempre andaban con colores vivos y claros, en cambio a mí me gustaba el negro para cada ocasión, se me hacía elegante. La música de violines y chelos resonaba por todo el salón, el enorme salón, les dirigí una dulce sonrisa y camine por entre la gente, ese salón me encantaba, era enorme con ventanales que dejaban entrar la luz de luna, más en el techo había un candelabro de cristal cortado que iluminaba todo opacando a la luna, cuando llegue al centro al instante mi madre vino hacia mí, sus ojos centelleaban de furia.
—¡Ese no es el vestido que elegí! ¡Dijiste que te lo pondrías! —Susurro fuertemente para que la oyera pero no para hacer alboroto.
—Cambie de opinión, madre, ahora sí me disculpas, iré al balcón. —Me aleje dejándola con la palabra en la boca, sabía que lo lamentaría después pero que importaba.
Abrí uno de los ventanales y salí al balcón que tenía escaleras para salir al jardín trasero con un laberinto enorme, bancas para sentarse y una fuente a la derecha, había enredaderas en los muros al igual que en los árboles haciéndolo lucir más hermoso.
— ¿Qué hace una rosa tan delicada fuera de la fiesta? —Reconocí la voz al instante, Alexander Hell. Hijo de un rey y uno de mis pretendientes más odiados, no tenía nada contra el, solo que a veces era muy... —La bella luz de luna ilumina tu piel de porcelana haciéndola ver tan bella. Y tus mejillas rosas perfectas.
Meloso.
—Muchas gracias Alexander, en serio pero en este momento me encantaría estar sola. —El asintió y se fue.

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Guerrera de la realeza
AdventureCansada completamente de que su vida fuera controlada por sus padres. Veronica, siendo la princesa, decide huir de su destino. Harta de tantas clases de postura, leyes, modales y hasta elegir entre 3 tipos de cuchara para beber un poco de sopa. Ya...