Solo queda esperar. Maratón (2/4)

2K 191 12
                                    




           

Lyon

Sentí que todo mi mundo caía a pedazos. Lo único que me quedaba era Veronica, y ya no estaba conmigo...

Mire una vez más su cuerpo en el árbol, su cabello estaba alborotado, su piel era tan blanca que parecía irreal, toda muestra de vida estaba perdida, su cara llena de golpes al igual que su piel, su ropa estaba desgarrada, la sangre caía lentamente a el suelo por la daga que tenía incrustaciones de piedras en el mango.

Deje caer todo mi peso en mis rodillas, sin darme cuenta obedecía mecánicamente las ordenes de esos estúpidos ogros, no tenía cabeza para discutir, no tenía cabeza para pelear. Mi mente estaba en blanco completamente. Su imagen sonriéndome y diciéndome "Te amo" sin palabras volvía a mi mente cada segundo haciéndome recordar que estaba muerta.

Poco a poco los ogros fueron recogiendo gente viva de las casas hasta llegar al castillo y tomar a las realezas. Nos encerraron en el calabozo, y de todas las personas con las cuales me debían encerrar, me pusieron con el rey Jose, Sofia y el nuevo rey; Nikolaevich, al menos Marilio, Tulio y Kilian estaban conmigo.

No debí haber ido al reino de Cameron como me mando Jose, quizás si me hubiera negado ella estaría entre mis brazos, lastimada, pero viva...

Me apoye en la pared fría, mis piernas ya no podían sostenerme más así que me deje caer, coloque los brazos sobre mis rodillas y escondí mi rostro en ellas...

Mi Veronica estaba muerta, la chica a la cual ame durante tantos años, no había pasado ni un mes desde que nos confesamos nuestro amor y ahora... No la tenía conmigo. Permití a mis lágrimas navegar libremente por mis mejillas llorando en silencio, segundos después escuche 3 golpes secos a mis costados, mis amigos se habían dejado caer a mis lados, sentí unas palmadas en mis hombros, otras en mi espalda. Pero aun así mis lágrimas no las podría parar nadie.

— ¿Qué tienes, Lyon? —Escuche al rey preguntar preocupado— ¿Y Ekatherina? —mis hombros temblaron levemente.

—Ella... —susurró Marilio.

—Está muerta. —No lo deje terminar y levante la mirada a los ojos cafés del rey, los cuales al instante se entristecieron.

—Se lo merecía. —Escuche a la reina incrédulo, limpie mis lágrimas y la tristeza que sentía fue reemplazada por la rabia.

— ¡Sofía! Ella dio su vida por nosotros, no hables así de ella. —Dijo el rey enojado mirando a su esposa con mala cara.

—Una mujer no debe ser una guerrera, es débil y tonta por haber decidido ese camino. —No pude más, mi mirada la intimido más de lo que parecía.

—Tú lo sabías. —Sentencié gruñendo señalándole.

—No sé de qué me hablas. Y más respeto, no te atrevas a señalarme, maldito plebeyo —apreté mis puños con fuerza, esta mierda no iría muy lejos.

—Tú lo sabías, no lo niegues, maldita —todos en el calabozo se habían quedado callados, las celdas eran consecutivas y en círculo así que algunos podían ver lo que estaba sucediendo.

— ¿Ella sabía qué? Lyon. —Pregunto el Rey dudoso.

—Ekatherina no es quien dice ser, es su hija. ¡Es la princesa, Veronica Beauffremont de Courtenay! —se escuchó un jadeo unísono de parte de todos en los calabozos— Ella —apunte de nuevo a la reina conteniendo las ganas de matarle—. Lo sabía, desde un principio, por el Dragón en la espalda, y no solo eso, la intento asesinar hace 2 noches en el bosque. —Escupí con toda la rabia que pude. José tenía los ojos cristalizados y su cuerpo estaba tenso, Nikolaevich se mantenía completamente sorprendido con los ojos muy abiertos.

Guerrera de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora