Perdóname...

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Veronica

Sentí que todo el aire abandono mis pulmones, mi padre estaba mirándome con sus ojos llenos de agua... Jamás lo había visto llorar... Cuando menos lo esperé lo tenía estrechándome con tanta fuerza que sentí las garras de mi propia armadura encajarse en mi cuerpo.

—Hija... —sentí un nudo en la garganta y después mis ojos picar... lo sabía... Como pude rodee su cuerpo con mis brazos y lo apreté a mí, tanto tiempo esperando que el alguna vez me abrazará, me diera cariño, y me lo estaba dando el día en que lucharía a muerte... era injusto.

—Padre... —susurré ahogado tratando de no dejar salir los ríos de mis ojos.

Al soltarme tomo mi cara entre sus manos, ahora que le veía bien se veía muy demacrado, sucio, y algo desnutrido. Alejé mis ojos de los suyos para colocarlos sobre Nikolaevich, me miraba completamente incrédulo, incapaz de procesar la imagen de la chica que estaba viendo frente a él. Me acerque a él, no lo abrazaría, pero acerque mi mano derecha en forma de saludo.

Él se me quedo mirando para después estrecharla con fuerza, pero lo que no me esperaba es que me jalará con fuerza rodeándome de los hombros escondiendo su cara en mi cuello, mi shock era tan grande que no pude salir de él hasta que sentí unas gotas en mi clavícula. ¿Nikolaevich estaba... llorando?

Cuando se abrió me di cuenta de que si, estaba llorando. Estaba igual que mi padre, sucio, y desnutrido. 3 días sin comida, sin agua, sin nada...

Escuche un golpe seco, Nikolaevich había caído de rodillas y ahora me abrazaba de las caderas, sus hombros se movían repetidamente mientras su torso se hinchaba entrecortadamente.

—Perdóname... —logre escuchar, jamás pensé que eso saldría de sus labios si era sincera... lo miré incrédula. Me encorve levemente y rodee su cabeza entre mis brazos. A pesar de todo el dolor que me pudo haber causado con sus burlas, sus tonterías, y a veces sus golpes, era mi hermano...

—Siempre estuviste perdonado... —Puse mi mano bajo su barbilla y levante su rostro hacia mí, y bese su frente despacio. Al separarme sentí que dos enormes cargas desaparecían de mis hombros, y un enorme dolor abandonaba mi corazón... Pero ahí había aun de él. Causado por quien es mi procreadora que me cargo 9 meses en su vientre...

Solté a Nikolaevich, una mirada penetrante estaba en mí, supe de inmediato de quien era, cuando me giré sus hermosos mares me miraban cristalizados, no llevaba camisa, estaba sucio, su pelo tenía leves manchas cafés en algunas partes al igual que su cuerpo, ¿pero que era?

El no dijo nada, simplemente se aproximó, tambaleándose un poco y me abrazo dejando caer casi todo su peso en mí. Si no fuera por mi fuerza hubiéramos caído, lo abracé con fuerza colocando las manos en su espalda, pero lo escuche sisear, tenía cierto liquido en mis manos que desconocía, cuando me separé de su cuerpo mire mis manos manchadas de rojo escarlata.

El pánico me lleno y rápidamente le di media vuelta mirando toda su espalda, estaba llena de cortes hechos por látigos, uno encima de otro, sin piedad alguna que abrían la carne a tal grado que por poco y llegaba al hueso, Lyon estaba tambaleándose a tal grado que casi cae al suelo boca abajo, pero Marilio, Tulio y Kilian corrieron a su rescate, yo no podía dejar de ver su espalda.

La tristeza y el dolor fueron quitados por el enojo, la rabia y la ira que me estaba consumiendo por dentro, hacía el cabron que le hizo esto a quien yo amaba.

—¿Quién... le hizo esto? —siseé tratando de no gritar.

—Los ogros... El nunca quiso obedecerles así que lo castigaban... —cerré los ojos al oír a Kilian y apreté mis manos a tal grado que me encajé las uñas en mis propias palmas, sentí el fuego hervir bajo mi piel y ser expulsado en mis puños. Esos malnacidos lo pagarían con sangre. Eso lo juro.

Guerrera de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora