El baile -Parte 1-

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Arriba mis chiquillos, esta el traje de gala de Lyon oh yeah

Este capítulo va dedicado para bararaelena

Lyon

¡MALDICION! ¡Me vio! Y yo que había intentado escaparme por todos los medios ella... Me encontró ahí. No me sentía muy orgulloso de ello.

Pero maldita sea, desde que ella apareció mi hombría sale a flote cada vez más. Cuando estoy cerca no puedo evitar ver sus labios, su bien formado cuerpo, ella no se da cuenta pero todos los hombres del reino la desean, incluyéndome...

Así que vengo con doncellas a veces para calmar mi sed, pero ninguna logra calmarla, solo la apaciguan por tiempo, solo la puede calmar una chica y ella no creo que me vea como hombre...

Mire a todos lados buscándola pero no estaba por ningún lado, camine a casa todo cabizbajo, al llegar abrí con la esperanza de encontrarla pero nada...

Suspiré, me senté en el sillón y decidí esperarla. Debíamos hablar.

No supe cuanto estuve sentado pero no esperaría más. Me levante decidido y coloque un hacha en mi espalda. Salí por la puerta trasera y fui directo al bosque, no había más respuesta, entre al espeso y negro bosque, miraba a todos lados cuidando de que nadie me siguiera o apareciera un lobo.

El tiempo pasaba y yo estaba cada vez más desesperado, no la podía encontrar. Cuando estuve apunto de perder la fe. Escuche un caballo relinchar.

Fui en esa dirección y ahí estaba Diamante en un claro, y en medio de ese claro estaba tirada Veronica. Corrí hacia ella, estaba pálida y algo fría, la tome en brazos aferrándola a mí con tal de que tomara algo de mi calor, trague duro alejando las lágrimas. La tome al estilo princesa y subí en Diamante. Jale las riendas con fuerza y el entendió. Siguió el camino tan conocido y paro fuera de la casa.

Baje rápidamente aún con Verónica en brazos y entre, me senté en el suelo frente a la chimenea encendida, frotaba mis manos en sus brazos con tal de que entrara en calor pero no pasaba.

Su cabeza cayó a un lado y pude ver la cabeza del dragón en su cuello.

Siempre había visto esa cabeza, y siempre que le preguntaba ella me contestaba con lo mismo.

"Nací con ella"

Jamás vi algo parecido, reí entre dientes, si tenía un comienzo, debía tener un fin, ¿verdad?

Tiempo después Vero por fin inicio a entrar en calor, suspiré, la tome en brazos de nuevo y subí las escaleras con ella, casi no pesaba pero había aumentado de peso al haber marcado sus músculos.

Entre a su habitación a duras penas depositándola en su cama, la cubrí bien y bese su cabeza oliendo su cabello. Me quedo así más de lo que debería...

Me recosté a su lado pasando un brazo por su cintura apegando su espalda a mi pecho oliendo su cabello, cerré mis ojos y caí rendido.

Al despertar vi unos ojos ámbar mirarme con cierta adoración, pero a la vez con frialdad, trague duro. La estaba abrazando a mí con mis piernas enredadas en las de ella, o esas perfectas, y torneadas piernas...

Sin más esperar sentí un golpe en el abdomen y de pronto ya no estaba abrazándola, si no tirado en el piso intentando recuperar el aire.

— ¿Qué haces en mi cama? —me miró mal y yo me levante acercándome.

—Veronica déjame explicarte. Lo de ayer- —me interrumpió.

—No tienes que explicarme nada. No somos nada. —¿Cómo era posible que esas 3 palabras dolieran tanto...?

Guerrera de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora