Chica estúpida

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Alguien estaba tocando la puerta tan fuerte, gruñí en respuesta al igual que Lyon. Tocaron de nuevo, esta vez más fuerte.

—¡¿Qué?! —grité enojada, Lyon ocultó mas su cabeza entre mis pechos estrechándome con fuerza, abrí mis ojos sintiendo como nuestras piernas estaban enredadas.

Alguien abrió la puerta así que soltando a Lyon me apoye en mis codos mirando con odio a Merlín. El sol entraba con fuerza por las ventanas inundando de luz la habitación.

—Veronica, todo el pueblo y la servidumbre, junto con los guerreros preguntan dónde está el rey Cameron, están en el salón principal. Creo que deberíamos ir a explicarles todo —rodeé los ojos—. Tu padre no podrá detenerlos por mucho tiempo, y hay una cosa más...

—Suéltalo de una vez, Merlín —Lyon a mi lado abrió los ojos y me abrazo más posesivamente ocultando más su cara entre mis pechos, es cierto, no traía algo más que me cubriera más que el blusón.

—Sofía llego esta mañana, sucia y llena de heridas, está recibiendo atención médica. —Todo mi cuerpo inmediatamente se tensó, de un brinco salí de la cama y tomé ropa de unos cajones, me metí al baño dejando la puerta abierta, pero comenzando a cambiarme en un rincón.

—Ya bajo. —Dije fuerte para que me pudiera escuchar, segundos después la puerta se escuchó, unas pisadas grandes y firmes se acercaron a la puerta.

—Yo también bajaré contigo Veronica —la voz ronca de Lyon hizo presencia.

—Está bien, pero daté prisa —Dije terminando de colocarme una blusa blanca floja, con un pantalón café, unas botas a media pantorrilla cafés. ¿Cómo encuentro ropa así de fácil? Pues este cuarto tenía ropa de mujer y de hombre, así de sencillo, no sabía a quién le perteneció, ni quiero saberlo.

En cuanto esto se arreglé me iré con Lyon a nuestra cabaña.

Hice una trenza que me llego hasta las caderas, lavé mi rostro y para después enjuagar mi boca igual, ya lista salí del baño.

Lyon tenía a medio comer una manzana con una ropa parecida a la mía, pero de hombre. Le caían algunos mechones por el rostro mientras el resto estaba atado en una coleta.

Me lanzó la manzana y yo sonriendo la atrape dándole un mordisco saboreándola, salimos de ahí a paso rápido bajando escalones tan rápido como nuestros pies nos lo permitían, cuando llegamos al primer piso dimos varias vueltas hasta llegar al salón principal, y con fuerza empuje ambas puertas escuchando como la gente gritaba, se callaron cuando me vieron entrar con Lyon a mi lado.

Pero al instante por ambas escaleras vinieron corriendo hacía mi gritando enfurecidos.

—¡¿Dónde está el rey?!

—¡¿Qué paso señorita Ekatherina?!

—¡Aquel hombre asesino al rey Cameron! —Vi como apuntaban a mi padre, miré a todos a mi alrededor sintiéndome sin aire literalmente debido a tanto calor corporal.

Enojada me subí en el pasamanos y di un gran salto hasta el trono de aquel lugar, que era en un balcón, donde estaba mi padre pidiendo silencio e intentando dar explicaciones.

Por un momento todos se mantuvieron en silencio, pero cuando caí de cuclillas en el pasamanos del balcón, los gritos volvieron a surgir, más fuertes y rotundos, los guardias intentaban detener a todos los posibles pueblerinos que estaban intentando subir al balcón por las escaleras.

—¡Silencio! rugí con fuerza, baje de aquel pasamanos y me di media vuelta mirando a todos aquellos que pedían explicaciones, y se las daría—. La razón por la que el Rey Cameron se fue es por traición a la corona —dije fuerte y claro causando que todos ahogaran un jadeo—. Traiciono al reino, ayudando a un enemigo que intento asesinarme a mí, al reino de José, y a muchos más. Traiciono su palabra como rey de cuidar con sabiduría, con sinceridad. Y yo no perdono la traición, hacía mí, ni hacía nadie. El rey José, es el hombre más sabio que he conocido —trague duro—. El reinara con sinceridad, sabiduría y jamás haría una traición hacia el reino, o hacía mí.

Guerrera de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora