Capítulo 7

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CAPÍTULO 7
DESPUÉS DEL NIÑO

El ambiente productivo entre Stephanie y Jessica era totalmente mortal a los ojos de los trabajadores; la CEO se había encerrado en la sala de reuniones del tercer piso de contabilidad exigiendo los registros de cuentas con todos los negocios que habían hecho con los Hirai, sin embargo, lo que resultó espeluznante para todos los trabajadores que llevaban los documentos era la rapidez en que la nueva asistente de la jefa demonio acataba todas las ordenes de la fría mujer.

Ahora veían porque llevaba una semana en aquel puesto.

Stephanie miró de reojo a su silenciosa jefa leer un documento mientras jugaba con un bolígrafo en sus dedos; el día de ayer, después de la gran escena en la guardería, Jessica se había comportado de una forma más distante y fría de lo usual. La asistente no entendía por qué aquel cambio de actitud, su jefa era un demonio, sí, pero no era la clase de persona que se perdía en sus pensamientos. Así que no comprendía esa sensación de extrañeza ante aquel silencio.

Era normal, pero a la vez no lo era.

Soltó un suspiro y dejó de observar a su jefa, si quería salir temprano debían terminar el trabajo.

—¿Está cansada, señorita Hwang?

La voz fría y molesta de Jessica la hizo removerse incomoda en la silla, dirigió la mirada a la misántropa mujer encontrándose con aquellos intensos ojos fríos.

—No lo estoy, señorita Jung —contestó sosteniéndole la mirada—. Continuemos, disculpe la interrupción.

Ambas volvieron a su trabajo en completo silencio. La acaramelada frunció el ceño ante un extraño dato en las cuentas, tomó el archivo del hotel en Barcelona y vio la misma variabilidad; los números seguían un patrón, pero por alguna extraña razón había un aumento en el capital invertido a mediados de la construcción.

Debía buscar las facturas y ver el destino de ese dinero.

—Señorita Hwang, vaya a...

—¿Interrumpo?

Jessica levantó la mirada del documento y observó a la adorable directora de Recursos Humanos sonriendo tiernamente en el umbral de la puerta. Frunció el ceño, ella no se había metido en problemas aquellos días y aún no había hecho llorar a la señorita Hwang.

—Lo haces —contestó con brusquedad—. ¿Me necesitas para algo urgente?

Wendy sintió un escalofrío ante la fría y molesta mirada que la acaramelada le dirigía, sin embargo, se recompuso rápidamente. Estaba algo acostumbrada a aquello.

—Necesitamos hablar de un asunto urgente. —Declaró con seriedad, miró a la asistente de la acaramelada y agregó—: de preferible que sea a solas, es un asunto delicado.

La castaña parpadeó consternada por el cambio de actitud de la chica, no la conocía, pero era seguro que a ella no le agradaba nada. Miró a su jefa que se mantenía impasible en su lugar con la mirada fija en la recién llegada.

—Lo que quieras decir dilo frente a mi asistente —contestó la mujer sorprendiendo a ambas—. Ella es mi mano derecha, así que di lo que tengas que decir y no me hagas perder más tiempo.

Se formó un silencio por unos segundos que se sintieron demasiados tensos, la asistente miró con curiosidad el intercambio de miradas hasta que la castaña bajó la mirada en derrota. Totalmente intimidad por la intensa e insensible mirada de la gran CEO de JBK International Corp.

—Ven a mi oficina en unos cinco minutos —dijo sonriendo amablemente—. Tendremos más privacidad que aquí, después de todo, las paredes oyen, ¿no?

Recordatorio: una secretaria para mi prima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora