Capitulo 104

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Pasaban las horas y sólo faltaba que Lali reaccionara.

Yo estaba en mi cuarto "descansando".

La verdad, es que no descanso nada porque estoy preocupado.

Ya había hablado con todos, y nos disculpamos entre nosotros.

Habían pasado ya seis horas.

Una hora solo llevo, esperando que me dijeran que ella reaccionó.

Pero nada pasaba.

Seguí esperando y pasaron dos horas sin saber nada, hasta ahora, que Rochi entró sonriendo.

Rochi: Pitt, se despertó.-Suspiré aliviado y ella se sentó en la camilla a mi lado.-

Peter: ¿Está con alguien?-Asintió.-

Rochi: La China estaba desesperada por ir, y Lali pidió que entrara ella primera.-Asentí.-Te hice un favor, y le pregunté al doctor si después te dejaba ir por lo menos cinco minutos. Me dijo que sí.-Sonreí y la abracé.-

Peter: Gracias.-Me sonrió.-¿Sabes cuándo puedo irme? Porque no entiendo el porqué de mi estadía.-Se rió.-

Rochi: Estás acá, porque te tiraron un tiro en el pie y están viendo cómo va avanzando tu pie y la herida también. Te pusieron el yeso de urgencia, pero por hay te pongan una bota o sólo una venda.-Asentí.-Mientras tanto, descansa un poco, porque estuviste despierto todo el tiempo y tenes que hacer reposo y dormir.-Bufé y asentí. Después se fue y yo me dormí.-

-Narra Lali-

Después de no tener conciencia y dudar entre si morí o no, después de unos segundos, pude volver a respirar y sentir mi cuerpo.

Después de estar horas respirando, pude finalmente abrir mis ojos.

Al hacerlo, la luz, como siempre, me cegó y tardé en acostumbrarme a ella.

Respiré tranquila y recordé todo lo que pasó.

Bufé y un doctor entró.

Me hizo una corta y rápida revisión y le pedí que hiciera entrar a la China cuando me preguntó si tenía una preferencia por la visita que entraría.

Traté de sentarme con una mano para ayudarme, ya que tengo un yeso, pero mi cuerpo me dolía demasiado.

Explico, el doctor nunca me pidió que me moviera y ahora que lo intento, prefiero no hacerlo.

Se me cayeron lágrimas del dolor que me causaba cuando escucho la puerta abrirse bruscamente y, por la fuerza ejercida, cerrarse también.

Pestañeé una vez, y la China me estaba abrazando entre lágrimas.

Gemí del dolor internamente.

Euge: Yo...-Salió del abrazo mirándome. Las dos llorábamos. Su voz se quebró y me miró durante unos segundos.-

Lali: No hace falta decir nada.-Susurré sentada con dolor.-

Euge: Tenía tanto miedo. Tanto.-Levanté mi brazo "bueno" hasta su cara. Bueno entre comillas porque está todo raspado y con moretones. Además de que me duele bastante.-

Lali: Chi...-Me interrumpió.-

Euge: Todavía siento culpa por la pelea, y si te ibas, no iba a poder reparar mis errores. Tenía miedo de que me dejaras. No hice nada. No te pude ayudar...-La interrumpí poniendo mi mano en su boca.-

Lali: ¿De qué hablas Chi? No podías hacer nada al respecto. No...-Limpié algunas de sus lágrimas mientras que yo dejaba caer algunas con una sonrisa.-Todo pasó por algo y te aseguro que me protegí bastante bien.-Me reí levemente.-Déjalo ir, ya pasó.-Negó con la cabeza y me abrazó sin hacer fuerza.-

Euge: Te amo muchísimo, hermanita. Ya no quiero que sufras nunca más en la vida. Ya no.-Apoyé mi mentón en su hombros mientras nos abrazábamos.-Nunca más hagas lo que hiciste.-Cerré mis ojos.-

Lali: Si yo moría en la caída de las maderas, y Paula sobrevivía, no los iba a molestar nunca más en la vida. Y, si las dos sobrevivíamos, los iba a lastimar, a... matar.-Me miró a los ojos.-Y, yo sé que...-Tragué un sollozo dejando caer más lágrimas.-... ella está viva.-Me abrazó.-Lo sé. Lo sé, y no hay cosa que me asuste más, aunque ella me tenga miedo a mí también.-Empezó a sobar mi espalda.-Siempre voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para protegerlos de una demente como Paula.-Me miró a los ojos.-

Euge: Lo que hiciste fue un suicidio. ¿Vos entendes eso? Vos no podes dejarnos.-Cerré mis ojos sintiendo el dolor de mi cuerpo.-

Lali: Si es necesario para salvarlos, lo voy a hacer.-Le dije con los ojos cerrados.-Perdón si te interrumpo y si cambio de tema, pero necesito preguntarte algo.-Tragué y, como no dijo nada, seguí.-¿Sabes qué tengo en la espalda? Me duele mucho.-Fue hasta atrás mío y abrió la parte de atrás de mi bata.-

Euge: Mierda, Lali.-Abrió toda la parte de atrás de mi bata y me hizo sostenerla.-¿Queres que te diga que tenes en la espalda, o que no tenes?-Tragué.-

Lali: Que tengo.-La miré de reojo y vi que miraba mi espalda con horror.-

Euge: Tenes cortes gigantes y te cocieron. También tenes muchos moretones. Pero moretones gigantes.-Miró mi espalda unos segundos más.-Y tenes una venda, que supongo que estaría cubriendo un hueso roto.-Asentí y ella cerró mi bata.-

Lali: Ya me voy a curar, gracias por fijarte.-Me miró y asintió.-

Euge: ¿No tuviste miedo? Tirar la caja abajo para matarte a vos o a Paula...-Me preguntó después de un corto silencio en el que las dos dejábamos caer lágrimas. Agarré su mano.-

Lali: Chi, cuando estaba de cabeza, sólo pensaba en ustedes. En que se merecían ser felices, seguir viviendo la vida, sin o conmigo. El miedo que yo tenía en ese momento, era el miedo a que lastimará a Peter, que te lastimará a vos, a Rochi, a Mer, a todos. Hay veces que tenemos que tomar decisiones drásticas. No tenemos tiempo, son con urgencia y, si tomando esa decisión ustedes se salvaban, un beso a todos y bienvenida sea la decisión. Ustedes son lo único que tengo. Lo único que me queda y agradesco que sean ustedes, porque los amo a todos y mucho, pero amarlos, también significa cuidarlos. Somos amigos, hermanos, y un amigo verdadero, te agarra la mano cuando tenes sangre en ella, y va a ponerse siempre ante la bala. En esta ocasión, tuve que soltar sus manos y ponerme enfrente de ustedes. Lo hice, pero las cosas no salieron tan bien, porque Paula escapó.-La miré a los ojos.-Sé que sería doloroso si yo me hubiese muerto. Lo sé, pero prefiero que sólo me lloren a mí, y no que lloremos a cinco de nosotros.-Miró el piso y yo, con lentitud, con mis dedos en su mentón, la obligué a mirarme.-Quiero que sepas algo, ¿sí?-Asintió entre lágrimas, al igual que yo.-Te amo, porque sos mi hermana de toda la vida. Porque estás desde el día uno, y porque estás hasta el último, y si hago esto, es porque son mi vida. Déjame poder cuidarlos, por qué los hice sufrir mucho. Déjame reparar los llantos que les provoque.-Me abrazó llorando y me aferré a ella como pude.-

Euge: Nunca nos hiciste sufrir. Nunca intencionalmente y menos fue por tu culpa. Si sufrimos, fue por Paula, pero vos nunca nos hiciste sufrir.-Besé su cachete y apoyé nuevamente mi mentón en su hombro al igual que ella en el mío.-

La CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora