Capitulo 121

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-Narra Lali-

Para mi sorpresa, la madre de Gas tocó el timbre de mi casa.

Hace años no la veía, y fue una alegría, aunque después recordé que las chicas seguían en urgencias y la alegría se desvaneció.

Sin entender bien, me dijo que fuera al hospital y que ella cuidaría de los chicos, cosa que me sorprendió, porque nunca le conté sobre ellos.

Después de despertar a los chicos, presentarles a la mamá de Gas y avisarles que vendría en un rato, partí para el hospital.

En la mitad del camino, tuve que frenar a un costado de la ruta y bajar del auto en busca de aire.

Sentía una horrible presión en el pecho con cada segundo que pasaba.

Con cada kilómetro que recorría, el dolor se hacía mayor y mis lágrimas empezaban a salir.

Me senté a un costado del auto recostando mi espalda en la puerta de este.

El aire no llegaba como debía a mis pulmones y la hiperventilación me creaba fatiga.

Cerré mis ojos en busca de calmar mi acelerada respiración.

Todavía me faltaba mitad de camino hasta llegar al hospital y no sé cómo iba a hacer.

Tomé todo el aire que pude hasta tranquilizarme, y volví al auto.

Manejé con mucho esfuerzo y muchas lágrimas que me hacían desviarme y, en algunas ocasiones, casi chocar.

Finalmente, llegué, pero hubo un largo tiempo en el que me pregunté si debía bajar, porque mi instinto me decía que me fuera corriendo.

Tomando aire y limpiando lágrimas, empecé a caminar ya sabiendo el camino.

Me mordí el labio y cerré mis ojos antes de girar a la derecha, donde se encontraban los chicos esperando.

Empecé a caminar a ciegas, pero empecé a escuchar llantos desgarradores que me hicieron paralizarme.

Sólo quería salir corriendo.

No quería enterarme de lo que pasó.

No, no estoy preparada de ninguna manera.

Pero, en cuanto quise salir corriendo, escuché como me llamaban.

Negué con la cabeza y me tapé los oídos.

Empecé a retroceder hasta chocar con una pared y caer al piso.

Peter: Mi amor.-Tragué y lo miré.-

Lali: ¿Quién?-Le pregunté en un susurro mirándolo.-

Peter: La...-Se agachó a mi altura.-... lo lamento.-Tragué con fuerza. Su voz estaba quebrada. Me limpié las lágrimas con rabia.-

Lali: ¿Quién?-Volví a preguntar. En cuanto abrió su boca después de un silencio, escuché el grito de dolor de Vico. Inmediatamente supe de quién se trataba. Me paré y corrí a Vico. Me tiré a su lado y lo abracé con todas mis fuerzas.-

Vico: ¿¡Por qué!?-Gritó con tanto dolor en su voz, que me hizo estremecer. Se aferró a mí y lloró en mi hombro, pero, por alguna extraña razón, mis lágrimas dejaron de salir. Simplemente, desaparecieron.-Se murió, La. Se murió.-Me susurró en un hilo de voz. Lo abracé con fuerza y, por encima de su hombro, vi a la China llorando junto a Emi abrazadas.-

La CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora