Capitulo 115

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-Narra Peter-

Desde que los chicos se fueron con otra familia, sólo pasaron cuatro días.

Lali estaba totalmente... deprimida.

Lo podía ver en sus ojos y en la escasez  de sonrisas que esbozaba.

Sólo se sentaba en la ventana y miraba el árbol.

Podía ver que algunas lágrimas salían de sus ojos, pero cada vez que intentaban hablar con ella, me decía que estaba todo bien, que sólo eran dos semanas.

Le sonreía sabiendo que sólo mentía, y me quedaba viéndola desde la cocina.

Ni siquiera pude estar cuarenta y ocho horas fijándome si estaba bien, porque tenía que hacer los trámites.

Peter: China.-Susurré por el teléfono. Lali estaba llorando al compás de la lluvia que caía en ella, ya que tenía la ventana abierta.-

Euge: Pitt, qué sorpresa que llamaras. ¿Cómo estás? ¿Todo en orden allá?-Vi como sus temblorosas manos viajaban a su cara para limpiar sus lágrimas. Lleva más de veinte horas sin comer.-

Peter: Está todo mal, Chi.-Hubo un silencio.-Lali está súper deprimida con el tema de los chicos.-Le conté preocupado.-

Euge: ¿Queres que intenté animarla?-Lali dejó escapar un leve sollozo.-

Peter: Por favor.-Con un "voy ya mismo", cortó la llamada.-Mi amor.-No me miró. Su mirada estaba ida.-Necesito que comas un poco. Mira, te preparé tu comida favorita.-Sin previo aviso, saltó en mis brazos.-

Lali: Gracias.-La abracé con todas mis fuerzas. Empezó a comer y, cuando terminó obligada por mí, llegó la China, quien tenía una copia de la llave de la casa y quien entró sin permiso.-

Euge: ¡Llegó la preferida de la casa!-Sonreí y la abracé. Miró a Lali.-¿No saludas ahora?-Lali saltó y la abrazó.-Ya está, princesa.-Mi celular sonó y lo fui a atender.-

Peter: Euge, cuídala, tengo que seguir con los trámites.-Asintió y me acerqué. Le dejé un beso en la frente a las dos y me fui.-

-Narra Euge-

Me dolía verla tan mal.

Amaba el hecho de que haya encontrado a dos chiquitos que rellenarán el vacío del que tanto me habló por no poder tener hijos; pero odiaba a la justicia por hacerle pasar esto a mi hermanita.

Euge: Chiquita, es poco tiempo. Resistí por ellos.-Escuché su sollozo.-

Lali: Tengo miedo.-Me susurró.-No se lo dije a Peter, pero tengo mucho miedo que el gobierno me vea incapacitada para cuidarlos por mis trastornos mentales.-La abracé con todas mis fuerzas y con todo el amor que le tenía. Nunca había pensado que le podían negar la tutela por los ataques.-Te juro que...-Negó con la cabeza escondiéndose en mi cuello mientras lloraba.-... si el juez me dice que no, yo...-La abracé con todas mis fuerzas.-

Euge: Vas a ver qué todo va a salir bien. Hace más de tres meses que no tenes un ataque.-Dejó escapar un sollozo.-

Lali: Pero no hay ningún justificado, comprobante o si quiera un alta de un médico.-Acaricié su cabeza.-

Euge: La, vas a ver qué todo va a estar bien. Todo va a salir bien.-Le susurré.-

Lali: ¿Y si mi vida se basa en perder los finales felices? ¿Y si el destino me depara quedarme sola para toda la vida?-Me miró.-

Euge: No digas eso.-Se paró y yo también.-

Lali: Sólo pensalo. Cada vez que estoy a punto de ser feliz, algo malo pasa. Cada vez que estoy a punto de llegar a mi final feliz, todo se va a la mierda. Tal vez esté destinada a morir sola. Tal vez me tenga que quedar sola. Tal vez lo haga ahora, o después, o tal vez termine internada. O...-Le pegué la cachetada de mi vida interrumpiéndola. Sus lágrimas seguían corriendo, pero su mirada cambio a una desconcertada mirándome. La marca de mi mano en su cara aprecio como una gran mancha roja.-¿¡Qué te pasa!? ¿¡Estás loca!?-Me acerqué a ella y la agarré de los hombros ejerciendo muy poca fuerza.-

Euge: ¡CÁLLATE!-Dio un leve salto ante mi repentino grito.-¿¡ESTÁS LOCA!?-Me miró totalmente desconcertada y aturdida.-¡NO VAS A MORIR SOLA ESTÚPIDA Y NO VAS A TERMINAR INTERNADA!-Sus lágrimas saltaban hasta mis manos.-¡ESTÚPIDA!-Le grité y la abracé lo más fuerte que pude.-Nunca más en tu vida digas eso. Ni siquiera en chiste. Nunca lo digas.-No respondió.-

Se hizo el silencio, que fue interrumpido con su sollozos y con su fuerza ejercida en el abrazo que ella no respondía, hasta ahora.

Lali: No quise decir eso, sólo...-Su voz sé quebró y tranquilicé mi respiración.-... sólo es la desesperación por no poder hacer nada para tenerlos ya conmigo.-Volvimos a la antigua posición. Ella en mi cuello y yo envolviéndola y consolándola.-

Euge: Por favor, nunca más lo digas. Siempre vamos a estar con vos, y vos no te vas a morir.-Sentía sus lágrimas caer por mi cuello hasta mi remera, pero no me importaba.-

-Narra Peter-

Al llegar a casa ocho horas después de estar hablando seriamente con el abogado sobre el caso, vi a Lali y a la China durmiendo en el sillón.

Lali en el cuello de la China, y la China abrazándola.

Pasé mis manos por mi cara recordando las palabras del abogado.

"El juez no le va a dar la tutela mientras que tenga desórdenes mentales."

"Piensa que le puede llegar a hacer daño a los chicos."

"Hago lo que puedo."

"Peter, entendelo; el juez no la ve capacitada para hacerse cargo de dos vidas."

"¡CONVECE AL JUEZ QUE PARA ESO TE PAGO!"

"¡Hago lo que puedo!"

No podía decirle a Lali esto.

Claro que no, la devastaría.

La destrozaría.

Las tapé y salí a la calle.

Tenía ira en mi interior.

Tanta, que le pegué al árbol.

Apoyé mi frente en el él y, cuando mi rabia empezó a disminuir, sentí un dolor en mi mano y sentí líquido correr por mi cuerpo.

No me había dado cuenta hasta el momento, que la lluvia que había parado, había vuelto y me estaba mojando.

No me importó, porque si entraba, iba a tener que verla y, si la veía, le iba a terminar contando que el juez no está viendo posible la adopción de los chicos de su parte.

La CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora