Capitulo 119

893 59 18
                                    

Sentí el celular en mi bolsillo y lo saqué en silencio para ver la hora.

La China estaba recargada en mi hombro dormida mientras que la abrazaba de lado.

Gas y Vico se quedaron dormidos entre lágrimas.

Mery simplemente tuvo que ir a ayudar a Pablo, pero le prometí decirle cualquier cosa que pasara y así va a ser.

Volviendo a mi celular, raramente estaba apagado así que lo prendí, empezando a recibir algunos mensajes.

Bufé y vi como la pantalla empezaba a ser mojada.

Sí, seguía llorando, ¿pero cómo mierda no lo iba a hacer?

Peter, Pablo, Nico, Nico V, Gime, Agus, Dacky, Cande, O...

¿¡QUÉ MIERDA!?

Abrí el chat por el que tenía el mensaje de Cande, y vi que era un audio.

"¡Las amo!"

"¡Yo también las amo!"

Mis lágrimas empezaron a correr con mayor velocidad y sentía como mi pecho se contraía una y otra vez, pero no era suficiente para relajarme.

Sentí mis sollozos escapar sin control por mi boca.

Sin lentitud pero con cuidado, solté a la China y traté pararme.

Al hacerlo, me tambaleé hasta llegar a una pared y sostenerme para no caer al piso.

"¡Las amo!"

"¡Yo también las amo!"

Sus voces resonaban en los ecos de mi... ¡DE MI ESTÚPIDO Y DÉBIL CORAZÓN!

Apoyé mi espalda en la pared.

Mis piernas temblaban, al igual que mi mandíbula y... bueno, literalmente todo mi cuerpo temblaba.

Mis manos empezaron a cubrirse por una fina capa de sudor, al igual que mi frente.

Las lágrimas seguían corriendo limpiando parte de ese sudor que caía cuesta abajo.

Vi a unas enfermeras frenar al verme.

No, no un ataque.

¡No por favor!

Empecé a tomar aire por mi boca, porque mi nariz no estaría funcionando de la manera correcta.

Por lo menos no como estaría necesitando.

Mi respiración se aceleraba cada vez más.

"¡Mamá!"

Alex.

"¡Ma!"

Evelyn.

"Mi amor."

Peter...

Me dejé caer contra la pared y enfoqué mi mirada en los ojos preocupados de la China, quien se había despertado al no sentirme a su lado sosteniéndola.

Cerré mis ojos y hundí mi cabeza entre mis piernas.

Mis piernas se acercaban todo lo que podían a mi pecho y yo las envolvía con mis brazos.

Pude sentir sus brazos empezando a envolverme y me aferré a ella llorando.

Simplemente... simplemente pido sus vidas.

Por favor.

Lali: ¡Es injusto!-Exclamé.-Es injusto.-Terminé de quejarme en un hilo de voz.-¡No les dije que las amaba!-Volví a empezar después de unos segundos sollozando junto a ella.-No se los dije. No...-Un sollozo me interrumpió.-¡No quiero que se vayan! ¡Las quiero conmigo!-Escuché su sollozo desgarrador y me aferré a ella con más fuerza.-

La CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora