Capitulo 116

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Ya estábamos en la corte para ver lo que el juez decidía.

Nunca le conté a Lali lo que me dijo el abogado, no podía.

Con sólo imaginármela en un peor estado, se me hacía un nudo en la garganta y se me apretaba el corazón.

Mis nervios eran notables.

Sinceramente, estaba más nervioso que Lali, por saber la verdad.

Ya me la podía imaginar llorando, y... no podía.

Gas: Peter, va a estar todo bien.-En mis ojos abarcaban mis sentimientos. Miedo, angustia, nervios...-

Peter: Tengo miedo de lo que pueda pasar, Gas. Si no nos dan la tutela, Lali va a estar muy mal.-Me dio un abrazo.-

Gas: Vas a ver qué todo va a estar bien. Confía en mí.-Enarqué una ceja, y él me dio un suave golpe en mi hombro.-Vos sólo confía en mí, tengo un plan. Sé todo lo del caso.-Asentí desconcertado y, cuando le quise decir algo, el juez golpeó con su martillo dando por iniciado el juicio.-

Lali: ¿Va a estar todo bien?-Me preguntó nerviosa en un susurro y le dejé un beso en la frente.-

Peter: Sí.-Le susurré.-

Pude notar cómo se relajó levemente y agarré su mano.

El juez empezó a decir miles de cosas que no tenían sentido para mí, y nuestro abogado le explicaba y le decía otras miles de cosas que tampoco me importaban.

Juez: Yo no puedo concederle la tutela de dos niños si la adulta presente sufre desórdenes mentales.-Lali dejó caer miles de lágrimas. Me miró y la abracé con fuerza. Cerré mis ojos.-

Abogado: Hace más de tres meses que la señorita no sufre de estos ataques. Hipotéticamente, ella está curada.-Siguieron discutiendo, pero yo sólo podía escuchar sus sollozos.-

El juicio seguía, el tiempo pasaba tan lento, que no recuerdo cuanto llevábamos acá.

Veía como sus lágrimas caían, y no podía evitar sentirme... espantosamente mal.

Lali: Necesito tomar aire.-Me susurró cerrando sus ojos irritados y el juez golpeó con su martillo.-

Juez: Receso de veinte minutos.-Todos se pararon y se acercaron a nosotros. Me acerqué al juez.-

Peter: Juez, ¿puedo hablar con usted?-Bufó y, después de mirarme unos segundos, asintió bajando de su lugar.-

Juez: ¿Qué sucede?-Me preguntó.-

Peter: Es sobre el juicio. Mire, usted no entiende, o tal vez no lo pueda ver, pero ella ama a esos chiquitos. Se conocieron de casualidad, y, desde ese segundo, se creó un lazo. Por favor, Alex, uno de los chiquitos, le dice mamá y la conoció sólo durante horas. Le pidió que nunca los dejara. Ya sufrieron mucho, juez, no los separe.-Bufó.-

Juez: Usted tiene que saber que, por más que sea yo quien tome la decisión, hay un reglamento que debo seguir. Por más que yo quiera, no sé si voy a poder.-Dejé caer algunas lágrimas.-Pero no pierda la fe.-Después de eso, se fue y me quedé solo.-

Me pasé las manos por el pelo y cerré mis ojos cayendo en mis rodillas.

Alguien tocó mi hombro y, cuando me fijé, era Gas otra vez.

Gas: Confía en mí, y párate. Necesito que alargues todo lo que puedas el juicio, porque mi plan se atrasó un poco.-Lo miré.-

Peter: ¿Cuál es tu plan?-Bufó y empezó a contármelo.-

-Narra Lali-

Estaba aferrada a Nico y mis lágrimas corrían.

No sabía en donde estaba Peter, pero sólo podía pensar que lo que pensaba, estaba pasando; no me iban a dar la tutela.

No podía creer que tenía tanta mala suerte.

La China tocó mi hombro.

Rufi se había quedado con su abuela, y ellos vinieron a apoyarnos, al igual que todos.

Me abrazó y empecé a sollozar con dolor.

Mery se acercó y se sumó al abrazo.

Pablo no vino porque nadie podía cuidar a Mila.

Lali: No me la van a dar, chicas. Los voy a perder.-Me abrazaron con más fuerza y me quebré en sus brazos.-

Después de ese abrazo, fui a tomar un poco de aire.

No podía creerlo, pero era verdad; los estaba perdiendo y recién los tenía.

Me apoyé en un árbol y me dejé caer.

En posición fetal, cerré mis ojos entre lágrimas y sentí correr una brisa.

Recordé las palabras de mi mamá, y lloré con más fuerza.

Lali: Por favor, ayúdame.-Peter me vino a buscar sonriendo y entramos. No entendía la razón de su sonrisa. Hasta se notaba menos nervioso que antes.-

Peter: Confía en mí, todo va a salir bien.-Me escondí en su pecho y en sus brazos y él me dejó un beso en la cabeza.-Confía.-Asentí y volvimos a los mismos lugares.-

Peter agarró mi mano mientras que el juez y el abogado discutían de no sé qué cosa.

Dejé de prestar atención en el momento que empezó todo.

En algún momento en el que yo estaba absorta en mis lágrimas y pensamientos, Peter se introdujo en la discusión.

El tiempo empezó a pasar, pero el juez golpeó con su martillo llamando la atención de todos.

Juez: Tengo mi veredicto.-Mis lágrimas empezaron a correr con más velocidad cuesta abajo de mis ojos.-La tutela ha sido...-Cuando iba a terminar de sentenciar, las puertas se abrieron dramáticamente y escuché una voz que reconocí al instante.-

X: ¡Mamá!-Me levanté y vi a Alex corriendo en mi dirección con Evelyn en brazos.-

Salté la "puerta" que separaba al abogado y a nosotros de los chicos, corrí hasta ellos y los abracé con todas mis fuerzas.

Alex: Mamá.-Susurró dejando caer lágrimas.-

Lali: Tranquilo, mi amor. Acá estoy.-Le susurré abrazándolo con fuerza a él y a Evelyn.-

-Narra Peter-

En el momento en que las puertas se abrieron, Alex y Evelyn aparecieron, Lali saltó corriendo hacia ellos, y yo sonreí levemente.

La manera en la que se abrazaron era totalmente emotiva y no pude evitar dejar caer lágrimas.

El abogado se acercó a el juez y yo los miré.

Lali: Los amo.-Les dijo a Alex y Evelyn. Había un silencio profundo y sólo se escuchaban sus palabras.-

Evelyn: Mamá.-Lali rió levemente sin soltarlos. Evelyn enredó sus brazos en el cuello de Lali y Alex se aferró a su torso.-

El juez se quedó mirándolos por largos segundos.

Demasiados diría yo.

Y me parecieron tantos, que me vi obligado a acercarme a él.

Peter: Por favor, juez. Se lo ruego.-Me miró y supe que estaba conmovido por la imagen que mi mujer y esos dos chicos le estaban brindando.-

Abogado: Por lo menos dele un mes de prueba y vea que sucede.-Lo miramos los dos.-

Dos martillazos, Lali no se inmutó pero la respuesta había sido dado.

Corrí a ellos y los abracé con todas mis fuerzas llorando.

No lo podía creer todavía.

La CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora