Capitulo 122

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El tiempo pareció frenar.

Sólo se escuchaban mi sollozo.

Los golpes en la puerta frenaron al escuchar mis sollozos.

Sentía que una parte de mi corazón moría con ella.

Sentía mis lágrimas caer y mis sollozos salir disparados de mi garganta, pero no me importaba.

Creí que ya iba a poder ser feliz.

Pensé que ya todo estaba bien.

Simplemente me confié demasiado y salí perdiendo.

Me puse en posición fetal y hundí mi cara en mis piernas.

Me sentía débil, frágil, estúpida...

Sentía que volvía a ser una niña que se había caído de la bicicleta y su mamá tenía que consolarla.

Pero simplemente no había nada de eso ahora.

No había bicicleta, no había caída, no había mamá y no había una niña.

Había una adulta que lo que más hizo en su vida es llorar y casi morir en más ocaciones de las debidas.

No era justo, claro que no lo era.

Cande es un ser lleno de luz, no puede morir.

No antes que yo.

El mundo no giraba para mí y todo estaba paralizado.

Pude escuchar mi sollozo parecido al que tenía cuando era esa niña, y escuché ruidos.

Cerré mis ojos con fuerza aferrándome más a mis piernas.

X: La.-Dejé escapar un sollozo.-

No respondí, sólo seguí llorando.

No le dije te amo antes de que se murió, y tampoco tengo el valor de mirarla de nuevo.

Volvieron a insistir llamándome en casi susurros, pero no me importaba.

Necesitaba quedarme con ella, llorando, sufriendo sin nadie a mi alrededor.

Porque ell...

¿Me llamaban en susurros?

¿Cómo yo iba a escuchar susurros a través de la puerta?

Me paralicé completamente.

Sentía mi corazón latir con tanta fuerza, que podía llegar a explotar.

Mis piernas temblaban y mis manos empezaron a sudar al compás de mi frente.

Mis lágrimas siguieron corriendo.

X: La.-Se formó un nudo en mi garganta y casi me ahogo.-

No podía ser cierto.

Estaba en medio de un ataque, de un delirio, porque no podía ser verdad.

Miré mis manos totalmente ida.

Yo me lo estaba imaginando, y si era así, prefería no averiguarlo, porque por lo menos tengo su voz.

Me aferré a esa idea, pero esa voz nunca volvió a escucharse, por lo tanto, mi corazón se volvió a romper.

Pero de vuelta estaba esa voz y, algo que no había notado hasta entonces.

Esos estúpidos, y benditos ahora, doctores dejaron conectada esa maldita máquina y pude escuchar un pulso.

Me paré con tanta lentitud, que no me sorprendería si me dijeran que tarde diez minutos o más.

Cerré mis ojos escuchando ese pulso desde la máquina.

Tal vez era el recuerdo que tengo de esa máquina, no lo sé.

Tal vez e...

Sentí algo en mi mano que bloqueó cualquier pensamiento.

Abrí mis ojos tan lento como pude, porque si era mentira, mi ilusión moriría y no necesito eso.

Vi su mano con mi mano y, por unos minutos, pensé que se la agarré en un acto de dolor, pero mi mano fue apretada.

La miré y tenía los ojos cerrados, así que ella no pudo ser, no...

Y me volvió a apretar mi mano.

Lali: ¿Ca... Can... Cande?-Dije tartamuda en un hilo de voz temblando entre lágrimas.-

Vi sus pulmones recargarse de aire y sentí mi mundo renacer.

Sentí como una amplia sonrisa emocionada se esbozaba en mis labios y sentí mis ojos brillar.

Mis lágrimas empezaron a multiplicarse.

Cande: Hola.-Susurró débilmente y me sentí mareada por segundos. Mis piernas seguían temblando, pero salté igualmente sobre ella a llorar en sus brazos. Claro que con cuidado de no lastimarla.-

Lali: Estás viva. No puedo creer que estás viva. No estás muera, ¿no? ¿Estás acá? ¿No te estoy imaginando?-Se rió débil y levemente. Lo que me sacó un gran sollozo.-

Cande: Estoy... viva.-Me quebré totalmente en sus brazos cual bebé y, con lentitud, me rodeó con sus brazos.-

Lali: Te amo. Te juro que te amo con mi vida entera. No me dejes nunca.-Le supliqué llorando y me empezó a consolar mientras que me escondía en su cuello.-

Cande: Respira.-Me pidió y negué.-

Lali: ¡Casi me dejas, estúpida! ¡Casi te vas! ¡Me estabas diciendo chau sin mirarme a la cara!-Le reproché llorando más fuerte, como si fuera posible.-

Cande: Pero estoy acá.-Dijo y supe que la estúpida sonreía.-

Lali: ¡No sonrías! ¡No me estoy riendo!-Pero ella sí. En parte, en verdad, ya que lo hizo levemente.-

Cande: Me da risa que pienses que te iba a dejar.-Me susurró y sonreí levemente, pero oculté mi sonrisa para seguir abrazándola y aferrándome a ella.-Mira, me fracture el dedo.-Dijo mostrándome su dedo todo torcido y casi grito de la impresión.-

Lali: ¡Qué asco!-Exclamé escondiéndome en su cuello. Claramente, sabía cómo se veía eso y puedo asegurar que es peor que te quiebren un dedo en pleno secuestro y esperar a que se cure solo.-

Cande: Agradezco que no me rompí otras cosas.-Me reí levemente sin dejar mis lágrimas atrás. Se movió un poco y se quejó del dolor.-Creo que también me fracture el pie.-La abracé con más fuerza y escuché como suspiró.-Tranquila, La. Ya pasó.-Dejé escapar otro sollozo y ella besó mi frente.-Todo va a estar bien, y siempre vamos a estar todos juntos.-Me prometió y empezó a acariciar mi cabeza en consuelo. Mientras que con una mano me hacía estas caricias recién mencionadas, con la otra me abrazaba con fuerza.-Te amo, ¿sí, hermanita?-Asentí con un puchero, que evité que mirara, y seguía llorando en sus brazos.-

Nota mental, juntarme todos los fin de semanas con todos para no perder contacto como hice con ella.

Lali: Te amo.-Le susurré y creo que me quedé dormida segundos después.-

No podía creerlo todavía.

Ella estaba viva, y...

Y estaba viva junto con Rochi.

Todavía creía que era sólo un sueño que me dejó liberarme de mis sentimientos, pero después ella me empezó a susurrar cosas que me hicieron entender que no era una ilusión o algo por el estilo.

Qué ella de verdad estaba viva, y de verdad me estaba haciendo caricias hasta que me quedé dormida.

La CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora