¿Eso es lo que piensas de mi?

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Cuando cometes un error lo primero que haces es culpar alguien más aunque en el fondo sabes que tú eres el principal responsable.

Eso es lo que en este preciso momento hacia el cocinero de la tripulación de los mugiwara, limpiaba la cocina de forma lenta y pausa a comparación de su estado de ánimo furioso y desesperado.

-¡Esto no me puede estar pasando!-decía molesto-¡Yo no tuve la culpa de nada, fue ese estúpido marimo!-seguí diciendo.

La puerta se abrió llamando su atención pero sin dejar su labor, la morena entraba con una sonrisa enigmática.

-Cocinero-san no debería levantar tanto la voz-le dijo con parsimonia.

-Lo siento mi dama-contesto este- ¿Deseas algo?-pregunto viéndola.

La morena solo se limitó a decirle que se prepararía un poca de café y que el siguiera con lo suyo para evitarle más problemas.

Sanji lo sabía, claro que lo sabía en parte era su culpa pero quien lo provoco quien puso más leña al fuego fue su rival aquel espadachín que le acababa de arruinar su reputación con las dama de la isla. La verdad era que el primero en empezar fue él y si tan solo no le hubiese dicho a Zoro que "era un pésimo amante por eso de seguro ninguna bella dama quisiera tener nada con él" este no le hubiese echo quedar en ridículo frente a un grupo de jovencitas.

-¿Qué sabes tú, cocinero de pacotilla?-pregunto furioso el moreno tras haber escuchado semejante estupidez.

-Te molesta por que de seguro es verdad-contesto con cinismo el blondo- Eres un idita cabeza de césped que solo piensa en alcohol y katanas pero de eso tu no sirves para nada más.

El aire se tornaba pesa y como no si el peliverde tenía una ganas de cortar en pedacitos a su rival pero debía aguantarlo después de todo Luffy se molestaría si mataba a su cocinero y bueno él tenía sus razones para mantener alejada sus katanas del rubio pero esto era demasiado, agradecía que el cocinero jamás lo molestase frente al resto de la tripulación de este modo pero eso no quería decir que este tema era de sus preferidos y a decir verdad poco le importaba, su orgullo jamás seria herido por algo como eso y menos viniendo de aquel sujeto.

-En ese aspecto lo que haga o deje de hacer no es de tu incumbencia-gruño- ¿Además que te hace creer que las mujeres no terminan contentas, muy contentas conmigo?-pregunto socarrón.

Sin esperar respuesta por la parte del cocinero se alejó tratando de buscar un lugar donde encontrar polvo para limpiar sus katanas dejando a un atolondrado rubio que después de sacudir su cabeza tratando de aclarar su mente se dirigió al mercado.

Tiempo después cuando ya todas las tienda fueron visitadas por Sanji se decidió en las que se veían mejores productos y a precios accesibles pero primero debía encontrar al peliverde después de todo él debía ayudarlo a llevar la compras.

Antes de que pudiera encender su preciado cigarrillo vio a una mujer despampanante caminando mientras parecía buscar algo o alguien, como negarlo ere simplemente hermosa tal como Sanji las prefería aunque para su suerte ese tipo de mujer siempre o estaban casadas o por lo menos tenían pareja.

Vio como el monedero de ella estaba por caer de su bolsa y le alerto llamando la atención de la fémina.

-Gracias-dijo esta con voz dulce mientras acomodaba su bolsa de compras.

-No hay de que hermosa dama-le dijo mientras hacia una sutil reverencia.

La mujer sonrió un poco avergonzada por el gesto y siguió su camino el cual duro poco ya que se encontró con unas conocidas, Sanji solo miraba la escena desde lejos, el circulo de amigas que esta poseía se veían con elegancia y porte lo cual le atraía a él pero sabía que ni siquiera una noche podría conseguir de esta.

Todo por tu culpa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora