¡AL DIABLO!

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Sentirse molesto era poco, el error de aquella mañana prácticamente le costó una vergüenza y una mirada realmente de muerte por parte del moreno aunque no sería la primera ni la última vez que recibiría una.

-Debí quedarme callado-dijo suspirando-Ahora creerán que miento para molestas al cabeza de musgo-se lamentó.

Camino buscando algo que lo distrajera, no quería pensar por momento en aquella situación, pero realmente nada valía la pena o eso pensó hasta que llego a la famosa zona roja de la cuidad verdaderamente llamativa tanto que parecía mejor cuidada que otros lugares, observo el movimiento y se dio cuenta de que la mayoría eran buenos lugares que contenían todo tipo de diversión.

El lugar más visitado era "A Little place in the Heaven" quien parecía hacer un verdadero honor a su nombre, bellas mujeres para gustos variados o con ganas de probar algo nuevo se encontraban ahí y de alguna forma era un lugar sofisticado y lujoso pero si eso le dejaba sin meses de su preciado "sueldo" repartido arbitrariamente por Nami-san lo haría, encontraría la manera de sobrevivir pero esta oportunidad no la dejaría pasar.

Miro a las féminas y a los hombres que acompañaban a tanto damas como caballeros clientes, se asustó con algunas parejas por lo que se sentó en un lugar un tanto alejado de aquel ambiente y no tardó en llegar una linda y amable fémina quien tras presentarse y preguntarle si desearía su compañía se sentó a su lado conversando sobre su estadía en aquella ciudad.

Encantado era la palabra que lo describiría en este momento, era un lugar único y ahora entendía el porqué, la plática era amena la mujer a parte de hermosa era inteligente y lo más importante para él compartían el mismo interés por la cocina y a la vez no dejaba de emocionarlo en "más de un sentido" era como una plática con especies esas que de momentos se ponen "picantes" y si no tienes cuidado te haces adicto.

-Eres un hombre maravilloso-le dijo la castaña- ¿No entiendo como un hombre como tú no tiene una pareja?-le sonrió.

-Mi bella dama-le tomo la mano- Mi corazón aún no ha sido alcanzado por el misterioso ser del amor y mi vida es peligro por lo que no quiero que la persona que me robe el corazón y el alma sea herida por mi culpa.-le confeso.

-Inteligente, gracioso, amable, caballeroso y especialista en la cocina y el arte de la seducción-la persona que sea capaz de enamorarte será verdaderamente afortunado.

Sanji solo se limitó a sonreír, la verdad no le gustaba hablar sobre ese tema, sabía que varias veces había proclamado amor hacia una mujer y muy cierto era que su corazón latía a mil por hora pero sentir todo aquello que se dice cuando estás enamorado no lo había sentido.

Por ahora lo mejor era no sentirlo porque era verdad aquello sobre su amor seria doloroso que su amada persona, aquella que sería su mundo fuera lastimada por la vida que lleva no se arrepiente por supuesto que no por eso si, seguiría portándose como hasta ahora sin llegar realmente a querer sentirse tan abrumado por la presencia de esa persona.

Durante la conversación la comida y las bebidas pedidas por el rubio iban y venían, antes de tocar este delicado tema se sentía excitado aun lo estaba pero ya no tanto cuando la fémina acaricio sutilmente sus manos, su pierna y su rostro al tocar su cabello sentía esa necesidad de ir a algún lugar más apartado y cuando su cuerpo y mente le pidieron ello, tuvo la maldita suerte de mirar a unos recién llegados, tal vez fue algo meramente casual a simplemente algo que debía pasar pero miro y se sorprendió incluso quedándose por un momento paralizado.

EL peliverde, aquel cabello que reconocería hasta su muerte, había entrado en aquel establecimiento seguido de su amiga Emi quien prácticamente lo jalaba de la mano, se notaba a leguas que no le gustaba estar en aquel lugar pero no significaba que no empezó a disfrutarlo cuando una de las chicas se le acerco, los minutos se le hacían eternos, su acompañante dándose cuenta de hacia dónde dirigía su atención decidió esperarlo pacientemente y un poco divertida por ello, el rostro del rubio delataba por completo sus emociones.

Todo por tu culpa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora