Tres opciones

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La oscuridad los envolvía, se mantuvieron un instante en silencio, Zoro llamo a su amiga quien trato de abrir la jaula pero dijo que no podía, el peliverde iba a sacar sus katanas pero la mujer lo intuyo y se adelantó en detenerlo.

-No puedes cortar la caja-le grito desde afuera- ¿Me escuchaste? No puedes dañarla, no puede recibir ningún rasguño, o lo que quiero se romperá y meterán en problemas al resto de sus nakamas-acoto.

-¿Qué se supone que hagamos? ¿Tienes una llave o algo así?-pregunto el moreno.

-No pero...estoy segura que el carpintero de su barco los podrá sacar rápidamente-le contesto.

-Tiene razón, si no podemos dañar la caja, Franky la desmontara-hablo el rubio.

-Bien, entonces iré por él, no me demoro-grito alejándose con una sonrisa.

El silencio más la oscuridad reinaba y creaba un ambiente pesado, Sanji quien se abstuvo de fumar ya que el humo se acumularía dentro de la caja se sentó en un rincón al igual que Zoro en el otro extremo, la caja permitía que entrara el suficiente aire por lo que no se preocupaban de ello pero no era muy grande y menos para ellos que deseaban estar apartados del otro.

-Oye cocinero-llamo de repente el moreno.

-¿Qué quieres?-le respondió un tanto sorprendido.

-Yo... yo... ¿no crees que se está de morando mucho?-pregunto.

Estaba nervioso, el gran Roronoa Zoro estaba nervioso de aquella situación y la verdad aquella pregunta fue absurda sonó como si estuviera desesperado o algo por el estilo cuando en realidad lo que quería decirle era otra cosa muy distinta pero que no se atrevía o solo no era normal en él.

-¿Tienes miedo marimo?-pregunto el rubio sonriendo, claro que el otro no podía verlo.

-¡¿Qué dijiste cocinerucho de cuarta?!-respondió enojado.

Y así una vez más pelearon por una cosa absurda y sin sentido pero a pesar de que su sentido de la vista estaba casi por completo deshabilitado la ayuda invaluable del haki les servía para saber la posición del otro por lo que a más de notar la respiración cerca en el rostro contrario se alejaron no sin antes una pequeña queja por parte del blondo.

-¿Qué...tienes?-pregunto el moreno al oír que aquel sonido fue parecido a una molestia.

-Nada que te interese alga parlante-se quejó una vez más.

-¿Estas herido?-se acercó con cautela y estiro su brazo poniendo sin querer su mano en el pecho del otro quien no se movió y dejo de respirar momentáneamente.

Quiso apartar su mano pero no lo hizo, descendió hasta que sintió algo caliente, un líquido algo espeso y caliente que mojaba su mano y fue allí cuando Sanji lo aparto quejándose.

-¿Sangre?-acerco su mano y la olio, tantos años luchando no se iba a equivocar en aquel olor-Tienes una herida y está sangrando mucho-le dijo.

-No es cierto, no es nada-le respondió-Es una herida pequeña pronto cerrara por si sola-se defendió.

-No lo hará-se acercó- Déjame verla....-el rubio rio- Bueno, has presión sobre ella entonces-se removió incómodo.

-¿Tan preocupado estas por mí?-dijo irónico.

-¿Y que si lo estoy? ¿Cuál sería el problema?-hablo serio.

Sanji no se la esperaba, bueno sabía que el peliverde se preocupa de sus nakamas a pesar de no demostrarlo, y lo había notado más después de la conversación que tuvo con Nami quien tenía razón aun no lo comprendía del todo pero si, había cambiado el trato que le daba al moreno, menos intenso que en un principio y no negar que de todos los hombres de esa tripulación era a él quien daba "un trato privilegiado" como el darle una bola de arroz mas o comprar un sake diferente que le servía a los demás nimiedades pero lo hacía.

Todo por tu culpa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora