¿Quieres jugar?

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La mañana siguiente fue más tranquila, ningún enemigo sea pirata o marino se les había atravesado, continuaban rumbo fijo hacia donde el logpose de Nami les señalaba, faltarían algunos días para que llegaran a la nueva isla por lo que debían entretenerse en lo que podían, Sanji preparaba unos bocadillos para sus damas, Brook y Luffy con Usopp junto con Franky armaban un nuevo modelo a escala de un robot que seguramente les haría replantearse la idea de comprar a los vendedores ambulantes. Nami estaba encerrada en su estudio desde temprano trazando los mapas de las islas que habían visitado mientras que Robín se encontraba en el acuario leyendo entretenidamente y el medico a bordo Chopper sacaba las hojas y plantas medicinales al sol preparando nuevas recetas y por ultimo pero no menos importante el espadachín Roronoa se encontraba en la guardia del cuervo realizando sus exageradamente inhumanas rutinas de entrenamiento aunque no se encontraba totalmente concentrado.

-No, concéntrate-se decía levantando las pesas con sus piernas.

Pero fácil era decirlo porque hacerlo era cosa dura, los pensamientos que venía teniendo le estaban llevando a una espiral de sufrimiento por varias razones, la primera era que debía dejar de pensar en el cocinero y tenía que dejar de hacerlo porque lo que paso no se volviera ni tenía que volver a ocurrir, la segunda era que seguramente esta vez el ojiazul no dejaría que nada pasara aunque debía admitir que aquella vez copero con gusto y la tercera su entrepierna no podía estar cada rato levantada.

Sabía que estaba en una edad donde podía derribar a cualquiera en "ese" tema pero estar como un adolecente, aunque no tenía tanta diferencia con uno, siguiendo los movimientos del rubio e incluso enaltecer la flexibilidad del otro hacia que sus partes bajas le causaran problemas y más si alguien se diera cuanta, las había pasado amargas cuando sin querer y repito sin querer había entrado al baño justo cuando Kuroashi se bañaba y al mirar aquel cuerpo siendo recorrido por el agua juraría que si no hubiese sido porque al parecer Sanji con su haki se había dado cuenta de que alguien estaba junto con él se habría pasado mirándole eso si no se acercaba y quiera o no se lo follaba, solo de imaginarlo su miembro dolía.

-Joder-suspiro dejando a un lado las pesas para sentarse mientras secaba sus sudor-Es imposible-se dijo- Si no lo vuelvo a tener, si no me lo vuelvo a follar me volveré loco.

Por otra parte Sanji no la estaba pasando del todo bien, digamos que cada que trataba de imaginar a una bella y exuberante dama con él en el momento que se tocaba le estaba costando y no es que no tuviera material de apoyo y tampoco era por un lugar privado todo eso tenía pero sus recuerdos lo traicionaban vilmente llevándole a ese momento, al preciso instante en que él y Zoro se había acostado recordando con nitidez cada beso, cada caricia e incluso el sentimiento de tenerlo en su interior moviéndose y dándole placer.

Se golpeó mentalmente, no era momento de estar pensando en ello, tenía que ir a dejarle un jugo de mandarinas para su venerada Nami-swan y un exquisito café a su adorada Robín-chan, por lo que si se encontraba con un problemita allá abajo seria su final.

Mientras se dirigía al estudio de la navegante no pudo evitar pensar que deseaba una noche más con el moreno, cosa que sería imposible porque ya existió un milagro la primera vez y sería demasiado positivo si pensaba tan siquiera volverlo a besar.

Una vez terminada su labor con las chicas volvió a su cocina sintiéndose frustrado y todo por culpa de esa alga, ya sabía que más que amistad incluso que le gustaba era lo sentía por el espadachín pero no quería admitir nada, tal vez solo era que le atraía que le gustaba su cuerpo su forma de ser y si como negarlo aquel cuerpo simplemente le embelesaba pero eso era todo como cuando el gustar no pasa de ahí no a un sentimiento de amor.

Todo por tu culpa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora