Una desafortunada coincidencia.

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"Los músculos del cuello son: el omoidohideo, el esternotiroideno, el milohioideo, el genihioideo, el tirohiodeo y el esternocleohiodeo."

"Los músculos del cuello son: el omoidohideo, el esternotiroideno, el milohioideo, el genihioideo, el tirohiodeo y el esternocleohiodeo."

"Los músculos del cuello son: el omoidohideo, el esternotiroideno, el milohioideo, el genihioideo, el tirohiodeo y el esternocleohiodeo."

Trataba de memorizar con mucha precisión, pero ya había demasiada información en mi cerebro como para saturarlo. ¿Para qué aprender medicina básica si quiero ser arquitecta?

Estiré mi espalda cuando mi playlist de estudio había acabado y daba seguimiento al de música pop. Instantáneamente se reprodujo la primera canción que fue Here de Alessia Cara.
Me recordó a Piper que de seguramente estaría en estos momentos tratando de sacarme a la pista de baile, ella haría de todo pero no movería un solo dedo. Me quedaría viendo como pierden sus apuestas los tontos, los adictos fuman y los de espíritu libre bailan. Y por otro lado estaría allí yo, en el rincón de la habitación esperando a que la fiesta acabe.

No.
Ese no es un lugar para mí.

Cerré el libro para buscar mi toalla y tomar un baño caliente, pero en mi intento, mi celular vibró. Una llamada se avecinaba y era de Piper. Miré con atención y no me lo creí. Presioné a llamada entrante y pegué la bocina a mi oreja.
Se escuchaban voces lejanas y risas cortas, tal vez sería una llamada por error. Estaba a punto de colgar cuando la voz de mi amiga sonó:
—¡ANN! Estoy aquí y tú allá. ¡Tienes que venir! —estaba borracha. Puse mi peso en el escritorio tratando de cómo resolver el aprieto en el que se metió.

—¿Dónde está Jason?

—Jason es mío, pero te conseguí a alguien más... —otra respiración se escuchaba por el otro lado. Esperé a que dijera algo, sólo se oía la música en el fondo. Piper se escuchó diciendo "no seas tímido, di hola" pero más silencio y me estaba empezando a hartar. —Luego te lo presento, te caerá súper bien.

—Piper, ¿Dónde estás?

—En la casa de Jason, me ama tanto que hizo una fiesta sólo por mí. Es tan tierno. ¿Quieres venir? Creo que me propondrá matrimonio...

Dudé por unos momentos, pero parecía que necesitaría de mi ayuda. Suspiré antes de responderle.
—En quince minutos llego.

**********

Era de admitir que no era una fiesta discreta. La música sonaba calles atrás y había grupos de chicos riendo y jugando en los patios de los vecinos. Me sorprendía que no hubiera patrullas terminando con la fiesta.
Cuando llegamos a la casa, estaba hecha un desastre muchos estaban tirados en el jardín rodeados de basura y porquería. Otros gritaban desde las ventanas celebrando mientras que las luces LED se reflejaban detrás de ellos.

Thalia casi arrollaba a los que estorbaban en la cochera, donde estacionó el auto.
—Te debo una grande, Thalia —dije quitando mi cinturón de seguridad al igual que ella.

—Oh, cariño, yo te debo más a ti. Fue un placer —dijo sonriente y salió del auto pateando la puerta y cerrándola de un golpe—. ¡Ahora a patear traseros!

Caminó casa adentro y yo actué segundos después. Si no fuera por el desastre, diría que es una hermosa casa.
Entré por la puerta y contuve la respiración. Apestaba a sudor, cúmulos de gente y cigarro. Me avecine a la cocina, donde estaba Leo coqueteando con una chica, hasta que una voz me detuvo en seco:

—No creo haberte invitado, Listilla —giré el cuerpo entero para verlo. Estaba con una camisa blanca con azul y el logo de una banda musical en el centro. Llevaba sus manos en los bolsillos de sus pantalones y usaba una sonrisa en su boca, su cabello estaba despeinado como siempre. No se le apreciaba bien ya que las luces de colores parpadeaban.

La decisión de AnnabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora