—Jason lo sabe —dijo Hazel, apenada. Abrí la boca por inercia. Una parte de mí se sintió estupenda mientras que la otra era un caos.
"Así que eso era lo que tenías desde La Feria de Ciencias" pensé.
Reyna se detuvo analizándola por completo.—Piper te va a matar —avisó ella mientras seguía empacando su ropa en la maleta. Por alguna extraña razón —a petición de Reyna— acordamos que para el fin de semana en las cabañas nos juntáramos desde antes para arreglar juntas nuestra ropa mientras que Piper iba por el cumplañero. Desde hace días que Reyna pasaba recesos enteros junto a nosotras hasta tal grado de ganarse una amistad verdadera, no podía decirle que no a esa dulce chica con la que puedo hablar tranquilamente de arquitectura romana—. Se supone que es una fiesta sorpresa para él.
—¡Lo sé! —Lloriqueó Hazel—. Pero no pude guardar el secreto, Jason pensaba que Piper salía con otro. No me iba a dejar salir viva sin alguna respuesta lógica.
—¡¿Y no pudiste inventar alguna otra cosa?! —A Reyna le estaba dando un ataque, sabía que no lo decía en serio, pero aun así la golpeó sin mucha delicadeza.
Hazel se lanzó directo a la cama, hundiéndose en la suavidad de la colcha. Su cara no se veía por el ataque de las almohadas aparte de que todo el cabello se le vino a la cara.
Debía reconocer que Reyna vivía demasiado bien en esa enorme casa. Claro que, la mayoría del tiempo lo pasaba en la escuela o fuera de aquí, explicó que en algún momento vivía su hermana, pero ella decidió unirse a la aventura con un grupo de amigas llamadas por un extraño nombre: las Amazonas.Giré la cabeza de un lado a otro, sonriendo. Resultaba ser un buen día desde la mañana que salí de casa. Me despedí de mi madrastra, Bobby y Matthew que desayunaban cereal, y de mi padre, que seguía dormido por el cansancio de dar clases por las tardes-noches.
No hubo tanto sol o nubes de camino en el taxi con Benny. Llegué a la casa de Reyna con Hazel ya lista y las maletas preparadas. Subimos a su cuarto y nos quedamos hablando mientras ella seguía en lo suyo.Suspiré levantándome de la cama para estirar las piernas.
Aunque era que el día fue perfecto, estaba incómoda. Lo mío ya no es ir a fiestas y terminar desvelada por bailar y cantar. No, eso ya lo dejé atrás desde hace mucho tiempo. Pero, el mismo universo me estaba poniendo en cara que debía ir a esa fiesta. Ya no tenía exámenes, Ferias de Ciencias, máquinas asesinas, nada de tareas o responsabilidades en casa. Era de alguna manera libre.
Sonará raro, pero me sentía bien con ello. Me gustaba estar activa, tener el control de la situación. Tal vez si me hubieran dejado más manejo en la organización del evento, puede que fuera menos agobiante.Mi celular vibró. Era un mensaje de Piper.
Percy y los demás van a pasar por ustedes en cinco minutos. Harán unas previas compras al supermercado. Los veo allá con Jason.
—Preocúpate de eso luego —le hablé a Reyna, ambas voltearon a verme—. Tenemos que irnos. Los chicos estarán aquí pronto.
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A Leo le hacía falta una gran lección de manejo y decidió tomarla con todos nosotros dentro de la camioneta más inestable del mundo. Siempre tuvo la curiosidad de saber que se sentía estar manejando los autos que repara, y bueno, hasta ahora se le dio la lamentable oportunidad.
A Leo le gustaba el peligro, un claro ejemplo de ello es: hacer maniobras para rebasar a los autos y dar frenones intensos en los semáforos rojos y sobre todo, los arrancones eran su debut, a Leo le encantaba tocar el claxon mientras la música estaba a todo volumen.
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La decisión de Annabeth
FanfictionLa vida de Annabeth era de lo más sencilla que nunca le resultó: consigue nuevas amigas, estudia durante la mañana, trabaja por las tardes, cuida a sus hermanos y no hay chicos en los que tuviera interés. Le agradaba tener el control de su vida monó...