Mi padre llegó a la cocina con una sorpresa en la mano, al verlo ya no tenía el apetito suficiente para terminar mi cereal. Había descubierto mi pequeño secreto sobre el baile de padre e hija organizado cada año por la escuela.
Sabía que en algún momento terminaría hecho un desastre ese evento como en los años anteriores. El sólo recordarlo era un dolor de cabeza.
El año antepasado, papá se la pasó hablando con mi profesor de historia sobre los datos curiosos de la independencia norteamericana, las secuelas de la segunda guerra mundial y la revolución industrial, cómo afectaba en la economía y política mundial. Claramente, me quedé sentada en las bancas de la cancha de baloncesto durante todo el baile. Ha comparación del año pasado... fue más intenso de lo usual. Papá quería compensarme por su divorcio con mi madre creyendo que era buena idea ir a estirar las piernas por un rato.
Yo estaba furiosa con los dos y fui obligada a ir por él. Esa noche apenas me movía de lo rígida que estaba y me negaba a verle a los ojos, terminamos en una magestuosa pelea sin hablarnos por días.Todos los bailes de padre e hija anteriores fueron un desastre inminente, era poco mencionar en general todo lo que estaba pasando por esos momentos, por lo que, deduje que el baile de este año sería igual.
Así que prefería evirtarlo.
—¿Será el baile padre e hija hoy en la noche? —Me miró asombrado, quedé muda de que tuviera en sus manos la invitación. La ejecución del mi plan fracasó totalmente—. ¿Por qué no me habías entregado la invitación?
—Porque la había perdido.
Mentira.
Ese pequeño papel estuvo merodeando de un lado a otro por un largo rato de mi existencia. Unas veces estaba en mi libro de química como separador, otras veces fue la primera opción para explicarle a Frank los problemas de aritmética avanzada y la última vez que lo vi fue en mi cuarto aplastado por la torre de libros de arquitectura girega y mi tarea de Química.
En fin, mucho tiempo estuvo sin llamar la atención de mi padre, pero en el último minuto llegó a sus manos, no sé cómo ni cuándo.
—¿Y por qué no me lo dijiste antes?
—Por que lo había olvidado.
Otra mentira.
En algunos momentos llegué al soborno con Bobby y Mathew cuando descubrieron mi secreto. Todos los días después de trabajar traía a casa los postres que quedaban con tal de mantener su silencio hasta que lo olvidaran.
Entre más días pasaban acercándose al evento, los postres se acababan con rapidez y mi mente se atrofiaba planeando algún plan para escapar de esa situación incómoda si es que llegaba a saberse.
Lamentablemente, mi mente estaba en muchos lugares como para enfocarme en una sola cosa y no tenía nada por lo que guiarme.
No quería responderle. No sabía que decirle. Estaba en ceros.
Metí cucharada tras cucharada a mi boca para no responder a las repentinas preguntas que hacía, masticaba impaciente por ir pronto a la escuela. Sonaba bien la idea de enfermarme, ser arrollada por una manada de ardillas silvestres o provocar la ira de Dionisio para ser betada de la escuela, pero todo se esfumó al escuchar su sentencia.
—Decidido. Iremos hoy en la noche en el baile padre e hija.
Todas las alarmas de mi cerebro sonaron de inmediato. Mala señal.
—No tienes porqué hacerlo, papá —continué hablando—. El baile sólo es un pretexto para sacar dinero que va directo al club deportivo. Aparte, nadie de mis amigas irá.
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La decisión de Annabeth
FanfictionLa vida de Annabeth era de lo más sencilla que nunca le resultó: consigue nuevas amigas, estudia durante la mañana, trabaja por las tardes, cuida a sus hermanos y no hay chicos en los que tuviera interés. Le agradaba tener el control de su vida monó...