"Introducción al psicoanálisis."
No había pasado mucho tiempo desde la última vez que había visto en las noticias esa cara...
Sólo hacía dos meses y ya se había hecho viral en todos los medios.
"7 políticos acomodados mueren en oscuro accidente. Nadie conoce la identidad del autor."
"4 misteriosos ataques en fiscalías. Nadie conoce la identidad del autor."
"3 muertes durante un violento suceso en un banco. Nadie conoce la identidad del autor"
"1 fiscal desaparece por una semana y aparece colgado de un edificio en plena vía pública. Nadie conoce la identidad del autor".
Y así se podían contar innumerables casos en sólo dos meses.
La joven de 24 años estaba finalizando su carrera de psiquiatría en la universidad de Gotham.
Era delgada, su rostro mostraba indiferencia, tenía cabello largo, rubio, y unos ojos celestes tan claros que se transparentaban.
Solía mirar las noticias de diarios y televisión todos los días, anhelando poder tratar a ese psicótico y poder reformarle su vida, como ejemplo que daban todos los especialistas en su área.Un día, decidió caminar por las calles de Gotham, eran las 23:15, y bajó las escaleras de su lujoso apartamento, comprado por sus adinerados padres, quienes eran una de las familias más ricas de toda la ciudad.
Decidió caminar sin rumbo, pero siempre pensando y repensando su idea, en el fondo buscaba algo de diversión. Algo que sea interesante de contar, que le de emoción a su vida.
Hizo un par de cuadras y se dio cuenta de su peligrosa idea. Pero no pareció importarle mucho, pues siguió adelante, mientras pensaba en que estaba a punto de terminar su carrera, tal como había hecho su padre, a una temprana edad.
Su padre era James Quinnzel, importante psiquiatra y amigo del Dr. Arkham, y el Dr. Crane.
Su madre era Elizabeth Quinnzel, quien siempre se dedicó a cuidar de su esposo, su casa, y su hija, realmente, no hacía nada fuera de ello.
Ambos, su padre y madre, se la pasaban criticando a la sociedad y siempre veían todos sus errores, claramente, no soportaban el más mínimo desliz en un ser humano, para eso estaba el Dr. Quinnzel, quien trataba de solucionar todos y cada uno de los problemas causados a la gente indefensa.
Y ahora también estaría ella... su preciada hija que opinaba lo mismo que ellos.
Divagó tanto en sus pensamientos, que llegó a las afueras de Gotham.
Ahí fue cuando empezó a temer.
Pensó e imaginó cada crueldad que el mundo podía hacerle: podían asaltarla, violarla, secuestrarla, despedazarla.
Comenzó a temblar sin siquiera saber en dónde estaba.
Se le nubló la vista, y comenzó a tambalearse.
Fue posando su mano izquierda sobre las paredes sucias que le causaban repulsión.
Cuando estuvo a punto de caer al suelo, una sombra se agachó y la hizo impulsarse hacia arriba.
-¿Estás bien?- le preguntó.
La chica se quedó petrificada al pensar en que un extraño la había tocado.
No contestó y salió corriendo, tropezó a la media cuadra.
Se escuchaba una carcajada muy fuerte.
-¡Qué falta de modales para con alguien que intenta AYUDAR a otra persona con un PROBLEMA!- le gritó.
Se sintió completamente avergonzada, y se quedó en el suelo sin levantar la vista.
El chico le extendió la mano, para ayudarla a levantarse.
Ella la aceptó, y se irguió.-Lo.... Lo siento mucho...- contestó al fin, sin mirar a la cara al sujeto.
-¿Me permitirías ver tu rostro?- Le preguntó riendo.
Ella levantó sus ojos y se quedó atónita.
Tenía los ojos más hermosos que jamás había visto, eran delicados, marrones, muy oscuros.
Su pelo era rizado, castaño oscuro, y le llegaba casi a los hombros.
Tenía una sonrisa perfecta, grande, y brillaba.
El medía mucho, casi dos metros, y la miraba desde arriba.
Usaba un pantalón de jean negro, una remera verde oscura, y una camisa azul oscura.
-Eres la hija de James Quinnzel ¿no es así?- Le preguntó el muchacho.
-¿Cómo puedes conocerme?- le gritó la muchacha asustada haciéndose para atrás.
-Saliste en el periódico de esta mañana. Además, vengo observándote. Y planeo matarte.- Dijo completamente serio.
La joven se petrificó, hasta que vio que el chico se reía, y suspiró de alivio.
-Sí, soy yo, y... ¿tú quién eres?- le preguntó intrigada.
-¿Yo?, yo soy el guardián de la noche...me dedicó a rescatar damiselas en apuros.- Dijo riéndose.
-Puedo notar que te la pasas haciendo chistes.- Dijo la joven cruzándose de brazos.
-Mmmm, sip. Amo la risa... está bien, está bien. Soy el Comodín de tus cartas mal jugadas. Si no fuera por mí, estarías desmayada y correrías peligro.-Le contestó irónicamente.
-¿El comodín?- lo miró sin entender.
-Es más conocido llamarle Joker.-Le contestó bufando.
-Ah!!,si, ahora si se lo que es.- rió tontamente.
-¿Te apetece ir a tomar algo?- le preguntó de golpe.
-Ehm, no suelo hacer estas cosas pero... está bien.-Contestó dándose el permiso por una vez en su vida, de que le pasase algo interesante.
Fueron hasta una parada de autobuses, y por suerte llegó uno enseguida.
El subió, ella se quedó en la acera. El la miró incrédulo, no podía creer que le tenga asco a un transporte público, eso sí le indignó.
La tomó del brazo dejándole una marca y la obligó a subir empujándola al fondo, mientras pagaba el boleto.
No se miraron en todo el trayecto. Ambos observaban por la ventana la pobreza de la ciudad de Gotham. Él como algo normal y de todos los días. Élla con asco y terror.
Llegaron al centro de la ciudad, y bajaron del autobús.
-¿Te parece ahí?- le preguntó el chico señalándole un café.
-¡Si claro!-contestó contenta y entrando primero.
Se ubicaron en una mesa cuya ventana daba a la calle y ordenaron sus bebidas. Cuando trajeron las bebidas comenzó la charla.
-Ahora sí, quiero saber tu nombre. –Le dijo la chica.
-Y yo quiero saber el tuyo...Harleen.- y echó a reír.
-No me parece para nada justo no saber nada de ti, y que tu sepas todo de mi.-Le contestó agobiada.
-Está bien...no tengo nombre, para ti soy sólo un extraño que conociste en un barrio pobre.- Le contestó seriamente.
-Sí, pero dudo que seas de esos barrios.- contestó ella con una risita sobradora.
-Pues, dudas, y dudas mal...sí lo soy, es más, todas las semanas vivo en un lugar distinto. No tengo dinero, no soy ni "como tú, ni como tu familia", ni como las personas a las que frecuentas.
Soy una persona común y corriente, de un mundo asqueroso y repulsivo donde sólo importan las personas adineradas, "como tú y tu familia". Donde no importa que la gente se muera de hambre, y los políticos corruptos, y las fiscalías compren con su inmundo dinero todo lo que quieran y les haga extasiarse de placer. Vivo en una ciudad donde a la gente solo le gusta olerle el culo a las personas "como tu....y tu familia."-
Harleen se quedó muda. No podía creer lo que escuchaba. Jamás nadie había hablado así frente a ella. Jamás nadie tocó el tema de la pobreza mientras se estaba tomando un café.
Jamás se insultó a los políticos, ni a las fiscalías. Menos que menos, hablar de los errores de las familias.
Ahí hizo un flashback de su vida...
Lo único que hizo con su familia fue tener todo lo que quiso, tener a sus padres como ejemplos de personas perfectas, estudiar lo mismo que su padre porque en realidad los que tenías problemas, eran los demás, no ellos...ellos se especializaban justamente en eso...en sacar esas costumbres que tenían las personas como este chico que la había llevado ahí...
¿Cómo estaba tomando un café con un chico de las afueras de Gotham, sin conocerlo, y que encima pertenecía a esa suciedad de barrios?
¡¿Cómo se le había ocurrido?!Volvió en sí misma.
-Tengo que irme. Es tarde.- Fue lo único que le contestó.
Mientras ella se estaba parando, el chico comenzó a reír. Reía...y reía tan fuerte y tan macabramente que su risa quedó grabada en la mente de Harleen.
-No te preocupes niñita de papá... Nos volveremos a ver.- y siguió riendo, aún más fuerte.
Harleen salió disparada por la puerta agarrando fuertemente su cartera, y corriendo hacia su casa, que estaba cerca.
Sacó las llaves del edificio desesperadamente, se le trabaron, se le caían, hasta que pudo abrir.
Cuando llamó al ascensor, tardaba tanto que decidió correr por las escaleras.
Cuando llegó a su apartamento, cerró la puerta apoyando la espalda contra la puerta y respirando agitadamente.
Cerró con llave y con la cadena.
Había comenzado a llover.
Sólo un halo de luz de luna entraba por una de las ventanas que había quedado abierta.
Fue a cerrarla, y escuchó que algo caía en la cocina.Se dio vuelta asustada y en el oído alguien le susurró:
-Por cierto... mi nombre es Jack.-
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"Drag Me To Madness" (Joker y Harley)
Fanfiction¿Qué pasaría si en tu trabajo te topas con el amor de tu vida? ¿Qué pasaría si fueras psiquiatra, y tu paciente, termina enloqueciéndote? ¿Qué pasaría si fueras una persona totalmente opuesta a lo que te convertirías? ¿Qué pasaría si tu...