Revenge II: Las reglas de lo infinitamente infinito.

Infamia.

Para la gente que lleva una vida común dentro de una rutina, la fama posee un brillo irresistible y tentadoramente imposible. Muchas personas preferirían perecer antes de vivir en el anonimato de una vida común. Pero para aquellos a los que la notoriedad ha llegado de un modo espontáneo la infamia puede ser un peor castigo que una pena de cárcel...

—¿pensabas en algún momento decirme que estabas bien antes de que supiera todo por la prensa o has perdido el celular en el choque? —pregunto Daniel con fingida calma.

—hola, Daniel. Ha sido un día duro también te extrañe, por cierto sigo viva, estamos bien. Un idiota chocó mi auto ¿que tal tu día?—pregunté sin despegar la vista de mi libro y con la voz impregnada de sarcasmo.

—deja de hacerte la graciosa, Emily. Pensé que mi madre regresaría contigo a casa.

—¿acaso vez que me estoy riendo? —pregunté fingiendo leer pero realmente era la milésima vez que leía la frase “era todo ” desde que habíamos empezado a hablar. —no sé siquiera porque le pediste a tu madre que fuera.

—porque me preocupas y no quería que estuvieras sola. —me dijo sentándose en el sofá de enfrente.

—no lo vuelvas a hacer, no quiero a tu madre conmigo en una situación similar. —mi voz sonaba llena de odio, más del que había previsto.

—como quieras ¿estas bien? El coche no esta.

—si, Daniel, estamos bien, el auto esta en el taller y me lo entregaran en dos semanas.—era tedioso tener que dar explicaciones de todo cuando no tenia razón para darlas.

***

—pocos mencionan la inspiración cuando se trata de escribir algo de no ficción pero es un error ya que la inspiración lo es todo, mis sujetos son la inspiración. —dijo Mason como comentario final.

—que mentira...¿que hacemos aquí?—preguntó Nolan a mi lado.

—ya verás, lo que viene será mas divertido que pasar dos horas escuchando estupideces.—todo el mundo estaba aplaudiendo la terminada sesión de este día y Victoria se acercó a Mason de inmediato y yo también.