Atsushi Nakajima (Lemon)

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F por la inocencia del bebé tigre.







Habían pasado ya un año y medio desde que tu y Atsushi empezaron a salir. Se conocieron en la Agencia, tu como secretaria, y bueno él, ya saben, un empleado importante.

Desde un principio te había llamado la atención lo tierno que era y la forma tímida en la que se comportaba contigo, lo que te llevo a otra fase y terminaste enamorándote de él.

Pero ser tímido tenía sus contras. Para tu desgracia, pues tardaron mucho en declararse el uno al otro. Si no hubiera sido por Dazai (quien tuvo que obligar a Atsushi a hacerlo) probablemente no estuvieran saliendo y aún estuvieran coqueteando sin llegar a más.

Claro, te gustaba que fuera tierno siempre, te diga cosas lindas, te mande cartas y te compre peluches, sin embargo, sentías que no era suficiente. ¡Faltaba lo sentimental! ¡Contacto físico!

Rara vez te abrazaba, te besaba. Incluso le daba trabajo agarrarte la mano. A pesar de ya tener un año y medio de novios y, sinceramente, ya te estabas empezando a desesperar.

Así que, sin muchas opciones, tuviste que recurrir a algo...de lo que no estabas muy orgullosa. Fuiste a pedirle ayuda a nada más y nada menos que al loco suicida de vendajes que los ayudó la primera vez.

– D-Dazai...¿tienes un momento...?– El volumen de tu voz era como el de un susurro.

Era normal, te morías de vergüenza al contarle y pedirle ayuda, pero era tu única salvación. El susodicho volteó a verte con curiosidad, pero algo dentro de ti sabía cuáles eran tus intenciones.

– ¿Qué ocurre, (T/N)?–  Preguntó con su sonrisa estúpida de siempre.

Tragaste saliva antes de seguir explicándole.

– Verás...tu...ayudaste a Atsushi a poder declararse, ¿verdad?

– Sí, ¿por qué?– Preguntó confundido, pero al ver tu sonrojo y la vergüenza con la que hablabas, dedujo rápidamente la respuesta.– ¡Oh!

Había puesto una de esas caras entre maliciosas y pervertidas, mientras esperaba a que siguieras hablando, pero, con tan sólo ver que había dado en el clavo, tú cara se puso aún más roja y le desviaste la mirada sin querer contarle más, haciendo que se empezara a reír por tu tierno comportamiento.

– No hace falta que me respondas, escucha, invitalo hoy a tu casa a ver películas, te daré una pequeña "poción" al final del trabajo para que se lo pongas en su bebida, ¿ok?~.

– ¿Poción?– Preguntaste extrañada.

– Luego te explicaré.– Te respondió con una sonrisa.

Asentiste sin nada más por hacer, al parecer el maldito lo estaba disfrutando.

Hiciste lo que te dijo, invitaste a Atsushi a tu casa para ver películas y esperaste al final de la jornada para que te diera "esa misteriosa poción" que había mencionado antes. En serio querías saber qué era pero mejor no preguntar más.

Atsushi llegó puntual a las 7:00 pm como le habías pedido, aunque tu no estabas completamente lista, sólo te habías puesto un poco de maquillaje.   Te pusiste una blusa muy común con un mini-short y fuiste a resivirlo. Era tu casa después de todo, no ibas a súper arreglarte para no salir y ver películas en donde siempre lo hacías.

Venía con un pantalón y una camisa normal, ni tan informal ni tan formal. Cuando vio que estabas en mini-short, se le pusieron un poco coloradas las mejillas, sin embargo, se recompuso a los pocos segundos.

– Llegas puntual, como siempre. Hoy decidí vestir un poco más casual.– Lo recibiste con una sonrisa.

– S-sí, eso veo, pero igual te ves muy linda.

Bungou Stray Dogs(oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora