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Era un día hermoso. Soleado, con pájaros cantando, la gente caminando a sus respectivos trabajos, perdidos en sus propios pensamientos... diría que era un día tranquilo, pero ciertos gritos de un loco castaño perturbaban la paz de las calles.
—¡Kunikida-kun! ¡Déjame ir! —gritaba un Dazai que era arrastrado en la calle por un Kunikida molesto.
—No, irás a trabajar quieras o no —respondió bastante irritado el rubio.
—¡Pero no quiero trabajar! —respondió el castaño con la voz infantil que siempre ponía para molestar a su compañero, mientras fingía estar al borde de las lágrimas.
—Me vale.
Dazai, rendido se cruzó de brazos y se dejó llevar por Kunikida. Ambos perdidos en sus pensamientos mientras el rubio caminaba por las calles. Uno imaginando lo hermoso que sería tirarse al río con una hermosa dama, el otro, preocupado por los 15 segundos de retraso que llevaban ya, maldiciendo al castaño en silencio por ser tan terco, hasta que un delicioso olor de comida les inundó las fosas nasales de ambos, despertándolos de aquellos pensamientos y deseos.
—Hmm~, Kunikida-kun, ¿no tienes hambre? —preguntó con esperanza el castaño.
—No podemos retrasarnos más, Dazai —respondió el rubio, siguiendo su camino directamente a la oficina de la Agencia, hasta que Dazai volvió a poner peso en su cuerpo —. ¿Qué estás haciendo, maldito desperdicio de vendajes?
—Yo digo que vayamos a comer, pude notar que igual te llamó la atención aquel olor.
—Ya dije que no.
Dazai hizo un puchero como respuesta. Parecía la típica escena donde la mamá le negaba un capricho a su hijo. Kunikida se había distraído un poco al pensar que sí le había interesado aquel olor y, en ese instante, Dazai aprovechó para escaparse, siguiendo el olor a un pequeño lugar.
—¡Oi! ¡Dazai! —gritó ya irritado por el comportamiento del castaño mientras lo empezaba a perseguir.
Pero ya era demasiado tarde. Dazai ya estaba sentado en aquel restaurante, viendo la cartilla y tarareando esa estúpida canción de suicidio. Kunikida pensaba que en cualquier momento sacaba una pistola y mataba al castaño, pero el olor de la comida impregnó en su nariz una agradable sensación y, solo por esa vez, se dejaría llevar. Así que se sentó en frente de Dazai e hizo lo mismo, ver la cartilla para escoger algo del menú.
En eso, una maid se acercó para tomar sus órdenes, espera, ¡¿una maid?!
Kunikida abrió los ojos sorprendido al ver al lugar al que habían entrado: un maid café. Ahora sí que se arrepentía de haberle seguido el juego a su compañero y ya estaba pensando en las excusas que tendría que decirle a su jefe por haber llegado tarde, pero, ¿cómo le decía que se había atrasado por entrar a un maid café con Dazai solo porque la comida olía muy bien? Volvió en sí al ver a Dazai inclinado frente a la maid que se había acercado.
—¿...entonces sí cometerías un doble suicidio conmigo, bella dama?
La pobre se veía asustada, pero seguía sonriendo porque era su trabajo después de todo, por lo que Kunikida, para salvarla, tuvo que pegarle al castaño con la cartilla que tenía en manos.
—¡Auch!
—¡¿Quieres dejar a esa pobre en paz?!
—P-pero Kunikida-kun —reprochó Dazai mientras se sobaba el lugar en donde le habían golpeado.
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Bungou Stray Dogs(oneshots)
FanfictionEl título dice todo(?) :"D Hay de cosas tiernas a lemon🤠 Se andan corrigiendo los primeros capítulos❣️ Los que tengan "✔️" ya están al menos en un 90% corregidos🥴 Ninguno de los dibujos me pertenece, créditos a sus respectivos autores.