Kenji Miyazawa

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Kenji es un bebé que merece más amor alch. POR CIERTO, NO SABÍA QUE TENÍA 14 AÑOS JAJA. Dígamos que tiene 21 aquí para que sea legal, plox. 

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Ihatov era una hermosa villa rural en donde la electricidad y los celulares eran simplemente inexistentes. En donde los niños no se distraían con dichosos aparatos electrónicos y se la pasaban jugando, cazando animalitos y ayudando a sus padres con tareas cotidianas, ya sea pastoreando a las vacas o cultivando la tierra. Era un pequeño lugar con pocos habitantes en donde todos se conocían y ayudaban mutuamente, ya sea intercambiando leche por verduras, frutas por carne, entre otras cosas. Era muy extraño que hubiera problemas, pues se conocía bastante bien que, cualquiera que cometiera un delito, era tirado por un acantilado, lo normal, claro que sí.

Para moverse, utilizaban principalmente las piernas, rara vez bicicletas y casi nunca autos, los cuales parecían de la época del caldo. En fin, un lugar muy atrasado en cuanto a tecnología e innovación, pero feliz y lleno de aventuras. 

Por eso, cuando un auto negro, por sobretodo lujoso y nunca antes visto en la villa, se estacionó justo en la entrada, llamando la atención de todos los presentes, supieron que algo nuevo vendría.

Del vehículo bajó una cansada (T/N) por un viaje de dos horas desde la prefectura Iwate hasta la villa, con el típico atuendo de mujer emprendedora, blusa blanca de mangas largas, pantalón negro ajustado, lentes de sol y cabello recogido en una coleta. 

La recién llegada analizó el lugar. El típico pueblito sin avances, con gente humilde y muchos animales. Sí, era perfecto para poner fábricas de la empresa y, además aprovechar de la ganadería del lugar, mecanizando la mano de obra para que hayan menos gastos en un sistema intensivo y explosivo. 

—¿Necesita ayuda? —preguntó uno de los dos policías del lugar, quien se acercó al ver la conmoción y luego vio a la extraña pero linda señorita. 

—Sí, ¿dónde puedo encontrar al gobernante o alcalde de este lugar? —decidió aceptar la ayuda del sujeto, quería volver cuanto antes con los papeles firmados, autorizando la remodelación del lugar y la compra de la mayoría de las viviendas. 

El policía empezó a reír, confundiendo a la fémina frente a él. ¿Qué era tan gracioso? ¿Tenía algo en la cara? 

—Oh, lo siento —habló por fin el hombre —., pero aquí no hay nada de eso. Solo nos apoyamos mutuamente, aunque si buscas a alguien a quien todos escuchen...

—¡Sí! Eso estaría bien —concordó casi enseguida y empezando a sentir la fatiga. Que no hubiera un alcalde o gobernante solo aumentaba su trabajo, pues tendría que pasar a cada maldita vivienda para ofrecerles un trato. 

—Entonces sígame.

(T/N) se quedó parada por varios segundos, no muy contenta al notar que tendría que caminar con sus tacones hasta quién sabe donde, pero no tenía opción y trabajo es trabajo. Suspirando, siguió al hombre que se hacía llamar policía. 

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Llegaron a lo que parecía un campo abierto con vacas y alguno que otro caballo. Era un día demasiado soleado, así que quitarse sus lentes estaba prohibido para ella. Odiaba el sol y el calor. No había siquiera nubes que lo taparan de vez en cuando para dejar que la sombra cayera sobre ellos al menos unos minutos, no, estaba totalmente despejado, con pájaros cantando alegremente y yendo de árbol en árbol. A lo lo lejos, vio a un joven usando un sombrero de paja y pastoreando a algunas vacas. Supuso que él sería a la que la mayoría de las personas que vivían aquí escuchaban, así que, sin decir nada, siguió al policía hasta el extraño muchacho. 

Bungou Stray Dogs(oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora