Rampo Edogawa

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– ¡¿Aún no tienes pareja para la fiesta de Navidad de la escuela?!– Preguntó un preocupado Tanizaki a Rampo quien, sin darle mucha importancia, seguía con ambos pies sobre el pupitre mientras disfrutaba de uno de sus caramelos. 

– No, ¿por qué? Faltan unas tres semanas, ¿cuál es el problema?

– Serás el hazme reír si llegas solo.– Se unió Naomi a la conversación.

– Puedo no ir y ya.– Fue la simple respuesta del pelinegro, aún sin entender cuál era en sí el problema.

– La gente se dará cuenta, eres el más inteligente de la escuela, Rampo-san.– Comentó Kunikida desde su asiento, apuntando cosas en su libreta. ¿Qué cosas? Quien sabe. 

– Hmmm, ya se me ocurrirá algo. ¡Soy el gran Edogawa Rampo después de todo!

– ¿No habrán varias chicas que quieran ir contigo?– Preguntó ahora Yosano. 

– No puede ser cualquiera.– Dijo seriamente Rampo.– Tiene que ser especial.

– ¿Ya te metió ideas raras Kunikida sobre la mujer ideal?– Dijo Naomi rodeando los ojos.

– Hasta crees...

En realidad, Rampo no sabía cómo pedirle a alguna chica que fuera al dichoso baile de Navidad que hace cada año la escuela. Podía tener calificaciones de 100 en casi todas las materias, pero cuando se trata de él, era un poco más complicado. ¡Y claro que no podía ser cualquiera! ¿Y si terminaba con una a la que le guste más lo salado que lo dulce? No, debía ser cuidadoso. 

No le quiso dar más vueltas al asunto. Si no conseguía a nadie, llegaría solo, punto. Aparte, aún le quedaban unas tres semanas y medias para buscar a una chica. ¿Qué tan difícil puede ser...?

Al día siguiente intentó platicar con algunas. Si tan solo hubiera sabido lo raras que podían ser las mujeres...

Una le preguntó en seguida si podía pasarle la tarea. ¿Tarea? Él no sabía qué era eso. Tenía un pacto con los maestros en donde Rampo sólo debía presentar un examen que valga toda su calificación y listo.

Otra le preguntó si podría invitarle de uno de sus dulces. ¡¿Estaba loca?! ¡Los dulces de Rampo son sagrados! ¡No debes pedirle nunca que te invite a menos que él dé el primer paso! 

Con otra, al ver todo el picante que le ponía a sus papas de por sí ya saladas y con chile, la abandonó en seguida. 

Bueno, conseguir una cita, sí que era difícil. Ese día, aparte de que trató de todo para convivir con algunas, se le hizo imposible. Aparte, para amargarle más la mañana/tarde, tenía que quedarse unas horas de más por el taller que llevaba. Qué aburrimiento...

Por suerte para él, las horas pasaron rápido y pronto fue la hora de irse a casa. Se despidió de su amigo Poe y se encaminó a los casilleros para agarrar sus cosas y abandonar ese aburrido lugar. 

O esa era su intención, cuando de repente, un olor que no pudo evitar llamar su atención, se impregnó en sus fosas nasales. Era un olor dulce...Tan dulce que se dejó llevar por él, terminando frente al salón de cocina. 

Sin pensarlo demasiado, abrió la puerta, dejando que el rico aroma le pegara de lleno en la cara, sin importarle mucho. 

Dentro del salón, se encontraba una chica, preparando lo que Rampo dedujo por el olor, una tarta de manzana.

– Es una tarta de manzana, ¿verdad?

(T/N)'S POV

¡Ya está casi lista! Solo faltaba decorarla con las fresas, esperar a que se enfríe y podré invitarle a mamá.

Bungou Stray Dogs(oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora