Dazai Osamu (Lemon)

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Era un viernes por la mañana. (T/N) estaba de vacaciones, sin embargo, trabaja como niñera para poder ganar un poco más de lo que le mandan sus padres y poder pagar sus estudios y necesidades.

Una llamada entrante de su celular fue lo que la despertó. Sinceramente no quería contestar, incluso dejó que la llamada se perdiera, pero sonó por segunda ocasión. Así que, con toda la flojera y molestia del mundo porque, bueno, ¿a quién le gusta que la levanten tan temprano? A nadie. Alzó su brazo hacia la mesita de noche donde estaba y empezó a buscarlo, tocando al principio solo la fría madera, sus lentes y, por fin, dar con el aparato que aún vibraba y sonaba. Al agarrarlo, (T/N) por fin abrió un poco los ojos, veía algo borroso debido a que se estaba levantando, pero logró ver que era un número desconocido y que probablemente le estaban llamando para ir a cuidar chiquillos. Qué emoción.

—¿Diga?

—¿Eres la niñera (T/N)? —escuchó una voz de hombre del otro lado, se escuchaba un poco desesperado y también le sorprendió un poco, normalmente eran las mamás las que la llamaban, no los papás.

—Sí, ¿en que puedo ayudarle? —trató de sonar lo más profesional posible, pero aún se podía escuchar su voz somnolienta. 

—Verás... necesito que cuides a un... niño algo especal —dijo el hombre que ahora se escuchaba un poco preocupado.

—¿Especial?

—Entenderás cuando vengas —fue su única respuesta. 

—Bueno... mándame la dirección a éste número y estaré ahí lo más pronto posible —aceptó el trabajo. Dinero es dinero y, lamentablemente, no se gana solo.

Con eso, la chica finalizó la llamada y se volvió a dejarte caer sobre la almohada, lo de "niño especial" no le agradaba mucho pero bueno, necesitaba sobrevivir de alguna forma.

Se volvió a levantar al sentir que el celular vibraba otra vez, solo que ahora se trataba de un mensaje que había sido recibido. (T/N) se sentó en el borde de la cama y leyó la dirección, no quedaba muy lejos para su suerte. Sus ojos pasaron luego a la foto de perfil del remitente. Un hombre rubio con lentes, apuesto y con cara seria. Lo que se le hizo raro era que se veía bastante joven como para tener niños, ¿a lo mejor un bebé? ¿O era un hermano mayor de un pequeño?

No le quiso dar más vueltas al asunto. Por lo que se levantó de la cama de malas ganas, se bañó y cambió rápidamente. Ropa cómoda, no era fácil cuidar niños, así que ni de chiste llevaba una falda con tacones, no, no, optó por un pantalón cualquiera con una camisa holgada y tenis. Agarró una pequeña bolsa donde puso sus llaves, celular y cartera, saliendo así del pequeño departamento, directo a su destino.

El lugar estaba a solo 15 minutos de su departamento caminando. Se alegraba por eso, pues no tendría que pagar un taxi ni nada por el estilo. Sin embargo, su estómago empezó a rugir debido a la falta de desayuno. Ya robaría comida de ahí luego.

Al llegar, vio que era un edificio con varios apartamentos, justo como el de ella. Subió hasta la habitación que le había indicado el hombre en el mensaje y llamó a la puerta. A los pocos segundos, se abrió con una fuerza que le asustó y vio al hombre rubio que le había contactado desde un principio. Sin dejarle si quiera presentarse, la jaló de la muñeca hacia el apartamento. En ese momento, (T/N) pensó que iba a ser secuestrada o algo, pero no pasó. De repente, el rubio se inclinó pidiendo disculpas.

—Perdón, te mentí.

—¿Disculpa? —preguntó extrañada, no entendiendo nada.

—Sí... te explico. En la habitación de ahí —apuntó a una con la puerta cerrada —., hay un maníaco suicida enfermo con calentura que necesito que se recupere para que siga haciendo su trabajo y deje de atrasarme. No hay ningún niño. 

Bungou Stray Dogs(oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora