Un mes después
Me quedé pensativa estos últimos días, tengo un cargo de conciencia enorme por seguir alentando a Nathanaël sabiendo que todo esto terminará mal. Marinette y Adrien no han vuelto a darse otra muestra de afecto que haga que uno piense que están saliendo, por lo cual Nathanaël sigue completamente enamorado de la chica de hermosos ojos azules y sonrisa perfecta.
No he vuelto a auto-dañarme en el tiempo que pasó, estuve tan distraída "ayudando" al pelirrojo que incluso me sentí menos sola y deprimida. A pesar de todo aún siento que me está sucediendo algo extraño, cuando el chico menciona a Marinette a veces le contesto de mala gana, como si en cierta parte me molestara que se fije en ella, todo esto es muy raro... ni siquiera con Félix sentí algo parecido.
Apenas comenzó el receso me dirigí a mi casillero con la intención de sacar mi cuaderno de poemas, suspiré al recordar que no escribí ningún verso en todo este mes. Al llegar a dicho lugar encontré un pequeño papel doblado en cuatro partes y pegado con cinta adhesiva sobre mi casillero, lo tomé con un poco de miedo al pensar en que Chloé pudo haber escrito alguna cosa hiriente ahí, pero mi temor fue reemplazado por sorpresa y un sonrojo al ver el contenido aquella hoja de papel.
Otro dibujo de Juleka Couffaine, esta vez con el cabello corto y con otra expresión en su rostro. Sus ojos mostraban timidez y al mismo tiempo un poco de tristeza y se encontraba levemente cabizbaja, además jalaba las mangas de su largo suéter —una de mis manías más notorias— como si tratara de ocultar algo que el autor de aquel dibujo desconocía, además a un lado estaba escrita una nota que decía: "Para la chica con los ojos más hermosos que he visto"
Sentí una molestia en el pecho, nunca nadie me había dicho que mis ojos eran hermosos, es más, en mi anterior escuela recibía burlas de todo tipo por su peculiar color.
Pude notar que Nathanaël se estuvo fijando en como era yo realmente, en como me sentía a pesar de no saber nada sobre mi vida. Sonreí para mí misma y guardé aquel dibujo en mi mochila, al levantar la mirada me encontré con el pequeño pelirrojo frente a mí con un leve rubor en sus mejillas.
—¿Te gustó?
—Fue muy lindo de tu parte, gracias —contesté con una leve sonrisa.
—Quiero mostrarte algo más —dijo devolviéndome la sonrisa haciendo que mis mejillas empezaran a fastidiarme— Vamos al aula.
Apenas terminó nuestra pequeña conversación tocó la campana que indicaba el final del receso y el inicio de la clase de historia, ambos nos dirigimos al aula y por suerte llegamos a tiempo. Ya sentados en nuestros lugares el pelirrojo sacó de su mochila su cuaderno de dibujos y me lo entregó, pasé las páginas de aquel cómic que se hallaba dibujado ahí con una media sonrisa.
—¿Qué te parece? "Súper Nathan" apareció en el momento exacto para salvar a la dulce e indefensa Marinette.
—Un poco cliché, pero no está mal.
—Oh... gracias —contestó bajando levemente la mirada— ¿Tienes alguna idea innovadora para el siguiente capítulo? No estaría mal un pequeño cambio.
—Podría haber un triángulo amoroso, alguien que haga sentir celoso a "Súper Nathan" e intente quedarse con su amada —dije a modo de indirecta.
—Prefiero que no —contestó desviando la mirada.
No tenía ganas de seguir con esto, seguir motivándolo a hacer dibujos de Marinette y él en un mundo de fantasía donde ambos son la "pareja perfecta" me iba hacer sentir la peor amiga del mundo. No se que sucederá con Nathanaël en el futuro, como reaccionará ante la respuesta que le de la peliazul al declararle sus sentimientos.
Me siento muy mal al ocultarle todo esto, por alguna extraña razón siento que me dolería incluso más que hacerme cortes en los antebrazos verlo sufrir por un amor no correspondido. Él es un buen chico, no será el "chico perfecto" como se describe a sí mismo en su cómic, pero aun así lo prefiero antes que a cualquier otro chico de esta escuela.
—Juleka —dijo el chico de ojos turquesas captando mi atención.
—¿Si?
—Ya estoy listo, mañana mismo me declararé a Marinette —dijo sonriendo— No hay mejor momento que un viernes por la tarde para hacerlo.
—Te deseo suerte —contesté para luego jalar una de las mangas de mi suéter.
—¿Estás bien?
—¿Te puedo preguntar algo? —dije ignorando su pregunta.
—Ya lo estás haciendo —contestó divertido.
—¿Por qué te interesaste en mi amistad? No entiendo como alguien quisiera ser amigo de una chica como yo...
—Lo que sucede es que... todo comenzó cuando te vi por primera vez, recuerdo que caminabas tímidamente hacia tu lugar con la mirada en el suelo... y me recordaste tanto a mí cuando llegué a esta escuela... nadie me hablaba ni notaba mi existencia, solo Chloé quien lo hacía solo para burlarse y fastidiarme. No quería que nadie volviera a pasar por todo eso, por esa razón quise acercarme a tí sabiendo que encontraría una gran amistad, aunque debo admitir que no nos conocimos de la mejor manera.
Sentí que mis ojos se iluminaron y que una sonrisa se dibujó en mis labios, cuando más necesitaba una verdadera amistad la encontré en un chico que al igual que yo se sentía solo y recibía burlas de personas inútiles. Ahora por fin tengo a alguien a quien dedicarle un poema que no trate de dolor.
—Nunca pensé que tendría un verdadero amigo.
—Igual yo, muchas gracias por apoyarme —contestó devolviéndome la sonrisa.
Mi sonrisa desapareció al instante al pensar en lo que probablemente sucedería mañana ¿Soy una mala persona? No me costaba nada decírselo pero... se veía tan enamorado que no me atreví a hacerlo, ya es muy tarde, solo me queda esperar lo peor.
Durante las clases no presté atención alguna y me la pasé garabateando en una hoja de mi cuaderno mientras que Nathanaël seguía haciendo dibujos de la ojiazul. Siento que al no haberle dicho que Marinette no se encuentra interesada en su amor nuestra amistad llegará a su fin, he cometido un gran error.
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La Chica de las Cortadas [Julenath]
FanfictionMi nombre es Juleka Couffaine y hace no mucho cumplí los dieciséis años. Como se imaginarán oculto mi soledad, tristeza y desesperación bajo las largas mangas de un suéter. Poemas, un poema más a mi colección por cada vez que me encierro en el baño...