Una nota

1K 94 60
                                    

El clímax llegó y volví a sentir aquella sensación dentro de mí, ambos estábamos exhaustos y transpirados, Nathanaël permaneció sobre mí.

—J-Juleka, estás t-tan agitada —dijo mordiéndose el labio inferior, parecía fascinado con la vista— Te amo.

Solo bastaron esas dos palabras para que muchas emociones se juntaran dentro de mi corazón, sin saber con totalidad la razón empecé a llorar. No puedo explicar que es lo que siento en este momento, luego de haber vivido tantos años sola, con falsos amigos y rodeada de personas que solo me hacían sentir cada día más miserable encontré a alguien que me ama.

—¿Qué sucede? —preguntó intentando secar mis lágrimas— Acaso... ¿Estás arrepentida de lo que hicimos?

—Para nada —contesté aún sollozando un poco— Solo que... hasta ahora no puedo creer que alguien me ame a pesar de todos mis defectos, gracias por haber querido ser mi amigo desde el principio ​—sonreí levemente— ¿Quién lo imaginaría? Dos corazones rotos por distintos motivos... unidos por el destino.

—No importa cuantas cicatrices tengas ni lo que los demás piensen de ti, para mí eres hermosa y la musa perfecta para mis futuros dibujos —dijo entrelazando sus dedos con los míos— Esto fue increíble, sentí tantas cosas totalmente nuevas y desconocidas...

Mis mejillas ardían casi tanto como las de él, mis latidos seguían acelerados y mi piel se sentía extremadamente sensible ante la mas mínima caricia hecha por el pelirrojo.

—¿Tienes algo más que decir? —pregunté con un tono suave.

—Feliz cumpleaños, Marinette —sonrió burlón.

—Idiota —reí un poco.

Nos recostamos uno al lado del otro, comencé a recorrer su pálido pecho y él cerró los ojos ante mis toques.

—Tu mano está fría, pero me gusta —dijo aún con los ojos cerrados.

—Nathanaël...

—¿Si?

—¿Podrías quedarte hasta mañana? No quiero estar sola... —pregunté temiendo a que su respuesta sea negativa.

—Tu madre puede volver en cualquier momento, Juleka.

—¡Qué importa mi madre! En este momento no me importa nada, en lo único que pienso es en ti —exclamé viéndolo de una forma que lo puso algo nervioso— A ella no le interesa en lo absoluto que es lo que decida hacer con mi vida, a menos que tenga que ver con gastos y esas cosas.

Nathanaël se quedó callado y asintió con un ligero sonrojo, nos cubrirnos con las sábanas y le di un beso en la mejilla para luego darme la vuelta, su delgado brazo rodeó mi cintura atrayéndome más a él —si es que eso era posible— y haciendo que el frío desaparezca completamente. Con una sonrisa dibujada en mis labios cerré los ojos y me quedé dormida, él pareció haber hecho lo mismo. Mi primera noche junto a mi amado pelirrojo.

Gran parte de la ciudad de París fue cubierta por una nube rosada de lo que parecía ser... ¿Perfume? Ladybug luchaba contra una misteriosa villana con un curioso color de piel, al observar fijamente su rostro una persona pasó por mi mente. Una mariposa negra salió de su frasco de perfume y la identidad de aquella chica fue revelada: Rose Lavillant.

Nuestras miradas chocaron, la ojiazul me dio la espalda tal como si fuera una completa extraña y se fue junto con un chico de rasgos árabes y vestimenta formal, fruncí el ceño y llena de odio me alejé sin rumbo alguno del lugar. Maldita traidora.

Desperté un poco exaltada, el sol ya había salido y la vista me fastidiaba un poco. Froté mis ojos y me di la vuelta con la intención de encontrarme con la mirada turquesa de Nathanaël, pero a mi lado solo se encontraba la invitación de Marinette. La tomé un poco extrañada y vi que al reverso de ésta estaba escrita una nota.

La Chica de las Cortadas [Julenath]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora