Draco caminaba sin hacer ruido por los desiertos pasillos del colegio. A esas horas Filch estaría dormido, pero no así la Señora Norris. Atento por si veía a su felina contrincante, fue avanzando hasta llegar al retrato de la Señora Gorda, que roncaba escandalosamente. Se sentó en un escalón, atento al menor ruido, y esperó pacientemente. Había llegado diez minutos antes de lo acordado. Se entretuvo jugando con la venda que cubría la maldita Marca. No había pensado en ella en todo el fin de semana. Los entrenamientos primero y la ceremonia después ocuparon completamente su mente.
-Draco. -Hermione asomó la cabeza por el hueco del retrato. Él no pudo contener una sonrisa. Se aseguró de que el camino estaba despejado y comenzaron a caminar en silencio, cogidos de la mano con fuerza. Fueron bajando pisos hasta llegar al nivel de las mazmorras, donde él tenía su sala. Dijo la contraseña y entraron. La sala común estaba completamente vacía, oscura y fría. La guió hasta su cuarto, apartado de todos los demás y en cuya puerta se leía "Draco Malfoy. Prefecto". Abrió la puerta y, antes de que ella entrara, la cogió en brazos.
-He oído que esta es una costumbre muggle para los recién casados ¿no?
-Pero bueno, señor Malfoy -Hermione le sonrió, juguetona- ¿Desde cuándo es usted un hombre casado?
-Desde esta mañana. Pero he encontrado a una mucho más guapa que mi esposa -la besó en la punta de la nariz- Ya que ha sido una ceremonia simbólica, por lo menos quiero que tengas algo de tu mundo.
-Entra de una vez que al final nos pillan.
Una vez dentro cerró la puerta con el talón. Dejó a Hermione sobre la cama y se sentó a su lado.
-Tenemos que hablar, leoncita.
-¿Hablar? -se le acercó lentamente mientras le desabrochaba la camisa- Se me ocurren otras cosas para hacer.
-Eso luego, bicho -no podría resistirse mucho más a los encantos de ella. Muy a su pesar la apartó un poco de él- Esto es serio, Hermione. Quizás esta sea nuestra última noche juntos durante mucho tiempo.
-¡¿Qué?!
-Sólo puedo decirte que la guerra abierta está muy cerca -abrazó a la muchacha con fuerza- Ya ni se molestan en ocultarse, Hermione. Matan a muggles y magos por igual. Quieren hacer una limpieza de sangre total y absoluta...
-Pero... eso es horrible, Draco. -Ella lo miró largamente, estudiando su rostro. El chico parecía presa de una tremenda agonía.- Olvídate de eso ahora. Déjalo para mañana y disfrutemos de nuestra noche. Por favor.
Aquel "por favor", que fue más una súplica que una petición, le llegó a lo más hondo del corazón. ¿Cómo negarle ese momento de felicidad a ella, que se había convertido en el ser más importante de su existencia?. Cubrió su rostro de besos, mientras la iba desnudando muy despacio. Quería memorizar cada recoveco de su cuerpo, cada marca, cada imperfección, todo. Quería ser capaz de que, cuando estuviese lejos de ella y cerrase los ojos, poder verla al detalle. Besó sus hombros, aspirando su embriagador aroma.
-¿Cómo no ví lo perfecta que eras mucho antes?
-Eso ya no importa.
La muchacha le abrazó con fuerza, hundiendo el rostro en su cuello, como le gustaba hacer. Tenía ganas de llorar, pero no se podía permitir el derramar ni una sola lágrima. No mientras estuviese con él. Si al día siguiente se iban a separar, quería tener un hermoso recuerdo de él. Quería recordarle con esa media sonrisa tan suya, su expresión pícara cuando la desnudaba, sus sarcasmos inconscientes... Quería grabarse en las retinas la perfección de su cuerpo, memorizar todas y cada una de las cicatrices de su espalda, recordar a cada momento el tacto de su piel suave, el roce de sus dedos recorriendo su espalda... Quería poder reducirlo a un mero pensamiento, esconderlo en el lugar más seguro de su mente, y mantenerlo alejado de todo peligro.
Se besaron y amaron como nunca antes lo habían hecho, conscientes de lo impreciso que era su futuro. Y cuando el cansancio cayó sobre ellos como una piedra, durmieron abrazados formando un único ente. Y así amanecieron el fatídico día de la separación. Cuando ella abrió los ojos, se encontró con los plateados de él, que la contemplaban con verdadera adoración. A su mente regresó el recuerdo casi olvidado de su cuento favorito y ,aún medio dormida, le susurró:
-Te quiero de aquí a la luna. *
Él se inclinó y la besó largamente. Cuando fue capaz de separar sus labios, la obsequió con la sonrisa más hermosa del mundo, mientras la susurraba al oído:
-Y yo te quiero de aquí a la luna... y vuelta.*
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*Estas dos frases pertenecen al cuento infantil "Adivina cuánto te quiero".
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¿Quién conoce realmente a Draco Malfoy?
FanfictionTodos los que no pertenecen a su casa le odian. los que supuestamente son sus amigos, simplemente están con él para subir puestos en la escala de los mortífagos. por ello, Draco se encuentra completamente solo en un mundo hostil. ¿o quizás no?