Capítulo 3 - Leo

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Capítulo 3 - Leo

Natalie:

Al salir de mi escondite, con lo primero que me encontré fue precisamente la razón por lo que corrí a refugiarme en ese maldito baño.

!Sus ojos!

Su fría mirada se clavaba en la mía, haciéndome sentir una vez más emociones extrañas y un escalofrío correr por mi espalda.

Por un lado me causaba un miedo aterrador que penetraba hasta lo más profundo de mi ser. Quería salir corriendo lo más rápido posible y llegar al lugar más lejano del planeta, a un lugar en donde nunca lo pueda volver a ver y esconder mi cabeza bajo tierra, tal como lo hace el avestruz.

Pero por otro lado, me jalaba de una manera inexplicable. Me hacía perder la noción del tiempo o de lo que había a mi alrededor, solo existía él.

Su intensa mirada logró que mi cuerpo se tensara automáticamente al encontrarme con ella y sin poderlo evitar, me detuve.

Fue una reacción involuntaria, la cual fue percibida al instante por mi mejor amigo.

Leo percatándose de mi reacción siguió mi mirada, queriendo ver lo que mis ojos veían con tal intensidad. Me conocía perfectamente y sabía que algo no andaba bien.

Enderecé mi cuerpo tratando de disimular mi reacción, pero fue demasiado tarde.

Al postrarse sus ojos en el chico y ver que su mirada iba dirigida a mí, supo que era él, el que me tenía así. Volteo hacía atrás y con una mirada dirigió a mis hombres a él. No había necesidad de hablar, mis guardaespaldas sabían perfectamente que debían hacer.

Pobre chico, no tenía idea en lo que se acababa de meter sin darse cuenta, no quería que lo lastimaran, pero sí que le advirtieran a mantenerse alejado de mí.

Levanté la cabeza con arrogancia y caminé intentando no voltear atrás, pero fracasando en el intento. Quería verlo una vez más, di un vistazo sobre mis hombros y pude ver cómo otros hombres que no eran míos se paraban frente a él. Lo protegían de mi gente, pero a él parecía no importarle las amenazas, porque su mirada aún seguía postrada en mí.

¿Quién era ese hombre? ¿Por qué tenía gente protegiéndolo? ¿Acaso en verdad tenía algo que ver con él? Sus ojos, su mirada era la misma, pero él no se atrevería a volver a buscarme ¿o si?

No digo que sea él, porque no lo es. Este chico es más de mi edad y él, ese demonio era mayor por muchos años.

Leo me llevó a su apartamento, quería asegurarse que estaría bien. Mi seguridad siempre era lo primordial para él.

Me senté en el sillón junto a él y preguntó preocupado.

- ¿Por fin me vas a decir que fue lo que sucedió? ¿Te hizo algo ese hijo de puta?.

No podía decirle la verdad, era humillante recordar lo sucedido, más aún sería decirlo en voz alta.

Susan me observaba en silencio, entendía perfectamente lo que me sucedía. Ella conoció a ese demonio y sé, pudo ver lo que yo vi en el chico del colegio.

Sabía que no quería hablar del asunto y vino a mi rescate, como siempre lo hacía.

- Deja que descanse - dijo viéndome a los ojos. Su mirada se veía consternada, preocupada por mi.

Sabía que si ese chico era alguien que él había enviado a buscarme, se abrirán las puertas del infierno.

Mi padre siempre ha estado vigilante de alguna represalía de esa familia.

Enseñame a olvidar: Lágrimas De SangréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora