capítulo 19 - ¿Cuántas cicatrices ves?

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Capítulo 19 - ¿Cuántas cicatrices ves?

Natalie:

— ¡Detente o disparo! Juro que no miento William, después de conocer a tu hermano...!No miento! — amenacé entre dientes. Él pudo ver la determinación en mis ojos, porque se detuvo — tú querías oír la verdad, pues vas a oírla, aunque te duela. ¿O acaso crees que para mí es fácil hablar de ello? ¿Que no me afecta hacerlo?...Siéntate — ordené.

Él se sentó algo indeciso, pero lo hizo sin renegar y yo continúe.

— Como decía..! Él me estrenaría. Me empezó a besar de una forma asquerosa. Me repugnaba sentir sus labios en mi, me daba asco y... pues, no podía permitir que me tocará. Di un fuerte golpe en sus bajos con mi rodilla y me eché a correr.

Corrí lo más fuerte que pude, pero no lograba avanzar. El miedo, junto con el frío, me tenían entumecida. Además, esa tarde había llovido, así que el asfalto estaba mojado y el frío viento helaba los huesos.

Podía oír cómo reían a lo lejos, se burlaban de él, por lo que le había hecho. Caminaban tranquilamente tras de mí, conocían muy bien el área y sabían que no había salida, así que no había necesidad de correr.

Tropecé, cayendo de boca y cuando me quise parar, Damian me tomó del pie, evitando que lo lograra.

Me preguntó que adónde iba tan apurada. Que ellos solo querían darme mi regalo. Que era una malagradecida y sin verla venir, me tomó del pelo y me dio una fuerte bofetada — podía ver el huracán de emociones en el rostro de William, pero continúe.

Siguió con una patada en el estómago, sacando el poco oxígeno que me quedaba en los pulmones. Aún así seguía luchando, pero entre los cuatro me dieron una paliza, dejándome inmovilizada.

Ya no podía luchar más, no tenía las fuerzas de hacerlo. Damian al ver que ya no ponía resistencia, arrancó la ropa de mi cuerpo y abuso de mi, después lo hizo el otro y después el otro y el otro.

Hicieron conmigo lo que les vino en gana. Antes...antes de irse se acercó a mi oído y me dijo que se apoderaría del territorio de mi padre. Me apuñaló una y otra vez, y se marcharon creyéndome muerta.

— No es verdad, eso no puede ser verdad — dijo con la quijada apretada, tratando de convencerse a sí mismo que era mentira lo que decía. Me quité la toalla que cubría mi desnudes y escupí furiosa.

— ¿Cuantas cicatrices ves William? ¿Cuántas alcanzas a contar? Porque creeme, fue verdad. !Me destrozaron por dentro y por fuera!. Se necesitaron varias cirugías, para reconstruir los daños. Me perforó un pulmón, un riñón, el hígado etc... — podía ver la lucha interna en sus ojos y los nudillos de sus manos blancos de la fuerza que hacía. Se estaba controlando para no golpear algo, le dolía escuchar el otro lado de su hermano. Me dolía ser yo la que le causara este daño, pero lo tenía que hacer.

— Sobreviví de puro milagro. Pasaron meses para que me pudiera recuperar, para volver a hablar, pero mi cuerpo sanó — mis lágrimas ya se habían convertido en sollozos y podía ver en sus ojos el dolor que le causaba el verme, el saber lo que sufrí.

— Mi cuerpo sanó, pero no mi interior. Porque no hay día que pase en el que no hubiera deseado haber muerto aquella tarde, que no escuche sus risas. Por eso, si tu decides matarme con tu navaja — baje la pistola y la tire a la cama, junto a él — te lo agradecería, porque acabarías con este dolor que consume mi interior. Con este dolor que no me deja vivir. Me destruyó y te juro que si mi padre no los hubiera matado, yo personalmente lo hubiera hecho..

Lo odio y odio el amor tan grande que le tuve. Odio que tú me hagas sentir lo mismo que sentía por él cada que te veo a los ojos — en ese preciso momento se puso de pie y caminó a la ventana. Ignoró lo que dije o al menos intento, porque su vista se perdió en lo lejos, pensativo y suspiró profundamente.

— ¿Cómo se enteró tu padre que fueron ellos? — preguntó, rompiendo aquel silencio.

— Yo le dejé una nota. Dentro de mi ingenuidad creí que aceptaría que me fuera con él. Al parecer estaba equivocada y obligó a Susan a que lo llevara al lugar en donde nos veíamos. Cuando me encontró, lo único que pude decir, fue que Damian iría por él.

Papá puso a toda su gente en alerta roja y dicho y hecho, llegó a casa con gente bien armada. Ellos no se imaginaban que papá estaría preparado, así que fueron presa fácil.

— Lamento lo que te pasó — dijo sin voltear a verme — nunca me imaginé que mi hermano haya sido capaz de algo tan bajo..

— Papá sabe que tu eres su hermano e irá a buscarte, por favor, desiste en tu venganza.... — empecé a hablar, a suplicar, tratando que entrara en razón.

— ¡Nunca! — me interrumpió y volvió a verme — juro que a ti no te haré daño, al contrario, haré todo lo que esté dentro de mis posibilidades por protegerte. En cuanto a tu padre, entiendo que los haya matado, yo hubiera hecho lo mismo en su lugar. Lo que no le perdonó y nunca perdonaré, es que le haya mandado sus cuerpos a mi madre. Esa fue una movida muy baja, que pagará con su vida.

— Él no sabía que tu padre estaba muerto, más bien, creía que él fue quien los mando, por eso lo hizo — lo corte — por favor Will, has que todo esto termine. Ni tú, ni yo tenemos la culpa de lo que sucedió, pero si tenemos la oportunidad de terminar con todo este odio.

— ¿Odio? — caminó hacía mí y acaricio mi mejilla tiernamente — lo que menos siento por ti, es eso. Vine a este lugar con una cosa en mira.... Y eso era acabar contigo — me veía intensamente a los ojos, de manera...diferente. Su caricia era tan suave, que no pude contenerme e incliné mi cara a su mano — desde que te vi entrar en ese salón, me hiciste sentir algo... Y te aseguro que es más fuerte que ese odio, que creí sentir todos estos años — entrelazó sus dedos en mi pelo — tan fuerte...que me asus..

No término la palabra, cuando se apoderó de mi boca. Me beso de una forma posesiva, pero tierna. Yo no pude más que responder a su intrusión de la misma manera que él lo hacía.

Mi piel desnuda se erizó al sentir sus ardientes manos enrollarse por mi cintura. Nuestros labios se fundían uno en el otro, como si nuestra vida dependiera de ello.

Era extraño lo que me hacía sentir, pero me asustaba. Me asustaba más de lo que me podía imaginar, pero me daba más miedo dejar de sentir su calor junto al mío.

Me aferraba a él con uñas y dientes. Los besos fueron subiendo de color, haciendo mas difícil el respirar sin su boca en la mía. Sus manos me acariciaban con tal fuerza, que fue imposible que su ropa no desapareciera también.

Nos amamos, porque eso fue precisamente lo que hicimos, el amor.

Fue espectacular como siempre, pero así como empezó, terminó.

Nuestra relación era explosiva, no existían puntos medios. Cada que nos veíamos eran de pleitos explosivos, a ardiente sexo.

— ¿Prométeme que te mantendrás alejado de mi padre? Por favor, no soportaría que te lastimará — se paró furioso y sin decir palabra alguna se vistió — ¿Will?

— ¿Acaso creías que por acostarte conmigo, me olvidaría de mi venganza? — se dirigió a la ventana, observó el exterior cuidadosamente y volteo a verme una vez más — mejor pídele a tu padre que no se cruce en mi camino, por que es hombre muerto — sacó un pie por la ventana, pero justo antes de salir lo detuve

— !Si te atreves a hacerle daño, te mato William!


Enseñame a olvidar: Lágrimas De SangréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora