Capítulo 25 - ¿Es por ella?

156 19 0
                                    

Capítulo 25 - ¿Es por ella?

Leo:

Le reafirme con un beso que estaríamos juntos, que cuando volviera sería para no separarnos jamás.

Le demostraré que no es verdad lo que ella piensa de sí misma, que sí puede ser fiel. Ya lo hizo por mucho tiempo sin ella misma darse cuenta.

Nos amamos y por ese amor lucharé, lo haré contra todos, incluyéndola a ella misma.

Me marché, no sin antes pedirle a Marcos que se quedara al pendiente de Natalie. Ella estaba en casa, en la seguridad de su hogar, pero no me podía fiar. No es que desconfiara de ella, no, pero sí de los muchos enemigos con los que contaba la familia Grimaldi.

Le llamé a Rose para decirle que necesitábamos hablar y al parecer ya estaba en mi apartamento. Me sentía ansioso, intranquilo de imaginar cómo tomaría las cosas. Ella era muy buena mujer y estaba a punto de destruirle la existencia después de asegurarle que entre Natalie y yo no existía nada.

Al entrar me recibió muy sonriente, lo que haría más difícil lo que estaba a punto de hacer. Para mi siempre fue muy fácil despedir a las mujeres ya era un desgraciado sin escrúpulos, pero ella era diferente.

- Mi amor - caminó hacía mi y enrollo sus brazos por mi cintura. Me quedé inmóvil por unos minutos y ella pudo sentir mi nerviosismo - ¿Sucede algo? - preguntó alejándose de mí, para poder verme a los ojos. Respire profundo, era tiempo de hablar y debía hacerlo aunque me odiara. Prefería su odio a seguir engañándola.

- Rose...te quiero mucho y tú lo sabes - empecé a hablar.

- Y yo te amo - me interrumpió tiernamente. No podía dejar de hablar o me sería imposible continuar.

- Déjame hablar..... por favor - me vió confundida y al parecer se dio cuenta de lo que estaba por decir, porque me soltó - como decía... te quiero mucho y te juro que he intentado amarte... Pero no puedo...

- ¿Estás terminando conmigo?... - me interrumpió.

- Es lo mejor...

- ¿Mejor para quién? ¿Para ti? Porque para mí no.... Tu no me puedes hacer esto, me estás matando Leo - suplicó.

Se llevó las manos a la cara y talló fuertemente, limpiando las lágrimas que empezaban a salir de sus ojos. Me tomó de la mano esperanzada a que me retrajera, pero cuando no hubo respuesta me soltó.

-¿Es por ella verdad? - me observó atentamente a los ojos y el dolor que debió ver en ellos, le reafirmó lo que tanto temía. No hubo necesidad de hablar, ella lo supo inmediatamente - ¡claro que es por ella, siempre ha sido ella! - no respondí y gritó furiosa - ¡Respóndeme, di algo!

- Sí, es ella, siempre ha sido y siempre será ella, porque la amo con todas las fuerzas de mi corazón y siempre lo haré. Tú no te mereces...

- No por favor Leo no me hagas esto, no me dejes..- suplicó entre sollozos.

- Rose, tú te mereces algo mejor, a alguien que te ame, que no te haga sufrir- traté de tomarla de la mano pero se jaló.

- ¿Que no me haga sufrir? Eso hubieras pensado antes de enamorarme, de conseguir que te amara como lo hago. Jugaste con migo Leo, eres un estúpido.... No, no, la estúpida soy yo, porque dentro de mí siempre supe que a la que amabas era a ella. La forma que la ves... Tonta...- se golpeaba la cabeza con la mano, reprochándose, por haber sido tan ciega.

- No había día que no hablarás de ella. Que si no llegó a dormir, que si se besó con el policía o con Will, o ve tú a saber con quien diablos.

¡Siempre era ella!.

La odio, la odio como no tienes idea y sé que tú también la vas a odiar un día. El día que te des cuenta que no te es fiel, el día que no puedas dormir pensando con quien se acostó esta vez. Ese día tú también la vas a odiar, tanto o más que yo.

- ¡Callate! - le supliqué en susurro. Era la tercera persona que me decía eso y por más que lo quisiera negar, sabía que si era cierto.

No la odiaría, eso nunca, pero si viviría atormentado día y noche pensando lo peor. Estaba decidido a luchar por ella y a amarla, a ayudarla a olvidar su dolor. Sé que una vez que eso suceda, será solo mía. Los dos tenemos adicción sexual, pero juntos podremos ser monógamos.

- Nunca fue mi intención lastimarte, te lo digo sinceramente, traté con todas mis fuerzas de amarte. Desde que te vi por primera vez me encantaste, pero..

- ¡La amas a ella! Ya lo sé.. Ya lo sé... No es necesario que lo vuelvas a repetir. Solo quiero que sepas que nunca te voy a perdonar esto que me acabas de hacer ¡Nunca! - dijo y salió corriendo. Yo no podía permitir que se fuera en ese estado, así que la seguí.

Antes que la pudiera alcanzar un hombre se puso frente a mí, obstruyendo el paso.

- ¿Así que aquí vives eh? Pues vengó a ver si es cierto eso de que eres muy gallito - no le podía ver claramente la cara gracias a la oscuridad, pero su voz era inconfundible para mi.

- Cuando quieras John, pero no en este momento - dije a la vez que lo empujaba con la mano. Podía ver a Rose corriendo hacía su coche y necesitaba hablar con ella antes que se marchara.

- ¿Por qué no ahora? ¿Será que tienes miedo? Claro, en este momento no cuentas con tus matones ¿No es cierto? - me enfurecían sus palabras y más aún su tono de voz. Yo no era ningún cobarde, así que lo tomé de la solapa de su saco y lo pegué a mi cara.

- En este momento tengo cosas más importantes que arreglar...

- ¿Cómo pensar en cómo alejarme de Natalie? - mi cuerpo se tenso instantáneamente - ¿Esta rica esa mujer no es cierto? - estuve a punto de darle un golpe, cuando me clavo la pistola en el abdomen - cuidado con lo que piensas hacer... Ustedes se creen muy inteligentes, creen que porque ella se mete en mi cama no voy a acabar con su padre. Están muy equivocados, pero hay que seguirle el juego, lo estoy disfrutando al máximo.

No me pude contener, di una patada al arma y con la mano un puñetazo a su cara. En ese preciso momento alcance a ver como una van blanca se paraba justo frente a Rose y unos hombres se bajaban, obligándola a subir. Mi corazón salto a mil por hora, pero no pude hacer nada, porque el estúpido de John me tumbaba al suelo, jalandome de los pies.

Luché con todo lo que tenía, pero sin dejar de voltear a ver a los hombres que se la llevaban. Ella luchaba, tiraba patadas y daba mordidas, pero siendo imposible que la soltaran.

En uno de sus manotazos jalo el pasamontañas que cubría el rostro de uno de los asaltantes y pude ver que se trataba de Rafael.

Ese perro iba a pagar muy caro lo que estaba haciendo, lo iba a destrozar. Bien me lo dijo Natalie, los que me odiaban ahora tenían por donde llegar a mi. Ella era inocente en toda esta mierda, su único error fue acercarse a mi.

John volvió a apoderarse del arma y no pude más, se la quite de las mano y disparé al pecho. Necesitaba librarme de él, para poder ayudar a Rose.


Enseñame a olvidar: Lágrimas De SangréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora