Capítulo 23- Silueta silenciosa
Leo:
Tenía noches sin poder dormir. Desde la tarde que ese desgraciado se la llevó, para ser más exactos.
Tal parecía que se los había tragado la tierra, por más que había buscado, nada. Era un cabrón, el cual había logrado apoderarse de gran parte del territorio de Estados Unidos. Sabía muy bien que ni Marcelo ni yo podíamos estar al cien por ciento en el negocio teniéndola a ella secuestrada.
Sé que estaba cerca de ellos, porque aunque es muy difícil hacer cantar a su gente, conmigo no se jugaba. No, especialmente estando ella de por medio.
El perro de Rafael va a pagar con su vida, eso lo juro. Desde el primer momento que lo vi le puso fecha a su tumba y con más razón ahora que por poco me mata. Si no fuera por ese desgraciado, y porque mi contacto me traicionó, ya la tuviera entre mis brazos.
Me sentía exhausto, no solo por la herida que esos perros me causaron, si no por el miedo de pensar como la estaría pasando Natalie.
Me quedé profundamente dormido gracias a los analgésicos que me tomé. Pude descansar un poco, no lo puedo negar, hasta creía oler el perfume de su piel. Necesitaba encontrarla o perdería la razón, y el que yo estuviera aquí descansando sólo alargaría más nuestro encuentro. Tenía que salir y encontrarla ya.
Me senté de prisa y me encontré con una silueta silenciosa que me observaba atentamente desde la oscuridad !Era ella! Yo sabía que ese olor no era creación de mi imaginación, no, ese olor era parte de mi adicción.
Se encontraba sentada, observándome atentamente. Observaba detenidamente cada movimiento que mi cuerpo hacía al inclinarme para ver que no se trataba de un espejismo. Nos vimos en silencio por unos segundos y sin poderlo evitar me abalancé a sus labios.
La amaba como un loco y no podía estar ni un segundo más sin sentirla. Ella respondió de la misma manera y sin que ninguno de los dos lo pudiera evitar, la ropa desapareció. No hacían falta las palabras, nuestras manos decían todo lo que por años nuestros labios se rehusaron a decir.
Sé que ahora que estuvo con ese desgraciado fue suya, no soy ingenuo, ni mucho menos tonto. También sé que siente algo muy fuerte por él, pero al que verdaderamente ama, es a mí. Siempre lo ha hecho, aunque ni ella misma se haya dado cuenta de ello.
Yo por mi parte daría mi vida por ella. A Rose también la quiero no lo voy a negar, pero no la amo y nunca lo podré hacer, porque mi corazón le pertenece a otra.
— No tienes idea de como extrañaba tu sabor — dije en sus labios, a lo que ella respondió con una sonrisa. Sentía lo mismo, lo sabía, no hacían falta palabras cuando sus besos lo decían todo. Ya llevaba mucho tiempo sin sentirla y el poder volver a probar su delicioso manjar me enloquecía.
Lo que sucedió después no fue solo sexo, no, le hice el amor como nunca antes lo había hecho. Ella correspondió de la misma manera, sus besos y caricias fueron distintas a las veces anteriores y aunque han sido muchas, esta vez fueron llenas de deseo y de amor. Nuestros cuerpos temblaban, se estremecían al sentir las caricias del otro rozando la piel. La amaba con locura y en ese momento sentía que era correspondido. Podía jurar que ella sentía lo mismo que yo, que ella también daba todo de sí en este momento. No pude contenerme más, la tomé de sus mejillas y obligué a que volteara a verme directamente a los ojos. Necesitaba asegurarme que escuchara muy bien lo que le diría, porque en ese momento le habría mi Corazón. Le dejaría saber lo que ella significaba para mí, derramaría mis sentimientos aunque no fuera correspondido. Necesitaba sacar del pecho esto que me quemaba, que me atormentaba y no me dejaba vivir.
- Te amo Natalie y no se vivir sin ti - ella me observó en silencio por un momentos. Sentí miedo de cuál sería su respuesta, porque parecía estar muda. Me veía confundida, temerosa diría yo, pero después de unos segundos, que para mi parecieron horas, sonrió. Su sonrisa iluminó mi existencia y borró cualquier temor que pudiera sentir. Ella también llevó sus manos a mis mejillas y recargo su frente a la mía.
- Yo también te amo Leo. Cuando escuché que te habían lastimado, creí enloquecer. Quería salir corriendo de ese lugar y asegurarme que estabas bien, pero me fue imposible hacerlo antes - no podía creer lo que mis oídos escuchaban, me amaba. Pegué mis labios a los suyos y los devoré sin reservas.
- Te amo chiquita, siempre te he amado - dije en sus labios y la volví a tomar en mis brazos. Nos amamos como locos, como dos hambrientos que se encontraban frente a un gran buffet. Después de unas cuantas horas terminamos rendidos. La recosté en mi pecho y sin darnos cuenta a qué hora, caímos profundamente dormidos. El tenerla en mis brazos, me hacía sentir el hombre más feliz del planeta.
Después de unas cuantas horas, un fuerte golpe a la puerta nos despertó. Los dos nos sentamos de un salto y ella automáticamente jalo la cobija tapando su desnudes. Nunca antes la había visto apenada, pero en ese momento lo estaba y yo también. Era Rose, mi novia, que nos observaba incrédula, sus mejillas mojadas por las lágrimas que corrían sin control. En ese momento me sentí el peor de los hombres, ella no se merecía encontrarme así con otra mujer. Se dio la vuelta sin decir media palabra y se echó a correr, yo me quedé como estatua sin saber qué hacer.
- ¿Que esperas que no vas tras de ella? - la voltee a ver incrédulo ¿Cómo es que después de confesarme que también me amaba, me decía que fuera tras de ella? - No me veas así Leo - respiró profundo, tratando de ganar valor. Le dolía lo que diría, pero estaba decidida y me asustaba pensar en lo que saldría de sus labios después - sabés muy bien que la amas..
- Te amo a ti - la interrumpí.
- Y yo a ti, pero yo no soy la persona adecuada para ti. Ella sin embargo, es justo lo que tu necesitas. Te duele verla sufrir, lo puedo ver en tus ojos y yo... pues yo no... yo no soy buena mujer para ti. Tu me conoces muy bien y sabes perfectamente que yo no soy mujer de un solo hombre.
- Si lo eres..- trate de acerca callar, pero no cedió
- No, no lo soy Leo... ¿O acaso crees que ahora que estuve con Will, no hicimos nada?... pues no, porque a él también lo amo.
- ¡Cállate! no sabes lo que dices, estás confundida- no podía permitir que siguiera hablando. Es verdad, conocía a mi amiga y sabía que era muy difícil para ella estar con un solo hombre, pero si lo podía hacer. Ella y yo habíamos hecho un trato y lo había respetado. No se había acostado con otro hombre más que yo, hasta que llegó ese desgraciado. El que dijera que también lo amaba me enloquecía, porque no podría soportar verla con él, no con él.
- Se perfectamente lo que digo Leo, Lo amo y tú la amas a ella. No la dejes ir, te aseguro que una mujer como ella no la volverás a encontrar en este ambiente en el que nos movemos.
- Te amo Natalie - trate de tocarla, pero ella se puso de pie.
- ¿Y cuánto tiempo pasará, para que me llegues a odiar Leo? Recuerda lo que te dijo Susan aquella tarde, me terminarás odiando al ver que no cambió, al ver que perdiste a Rose por mi y yo sigo igual. Yo estoy rota Leo, mi odio y mi amargura solo logra que me lleve entre las patas a quien amo y no quiero que te suceda lo mismo a ti. Si de verdad me amas ve tras ella, se feliz por mi.... juro.. juro que al ver que tu eres feliz, yo también lo seré.
Se mostraba dura, segura de lo que decía, pero yo la conocía muy bien y sabía que sufría. Lo que decía en estos momentos la lastimaba y yo no creía poder estar lejos de ella.
- Ella no se merece esto Leo. Tu sabes muy bien que desde el principio me opuse a lo de ustedes. Los celos me mataban, pero ella ha demostrado amarte. Ella te puede dar lo que yo no, paz y tranquilidad. Con ella no vivirías pensando si se drogó o si se acostó con alguien más. Además, al empezar tu relación con ella la marcaste. Tienes muchos enemigos Leo y ahora ellos saben que ella es importante para ti, lo que logra ser la mira de muchos. ¿La dejarías expuesta a las venganzas de otros?
Tenía mucha razón en lo que decía, la verdad es que ya había recibido amenazas con hacerle daño si no me alejaba de ciertos negocios. No sabía qué hacer, no podía dejarla desprotegida, pero tampoco podía dejar a Natalie.
- No lo pienses mucho amigo, ve por ella - dijo, asegurándome que estaría bien con la Mirada. Me puse de pie y vestí, pero antes de salir la tomé en mis brazos, besándola por última vez.
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Enseñame a olvidar: Lágrimas De Sangré
Roman d'amourSer hija de uno de los capos más poderosos del narcotráfico, llevó a Natalie a ser el blanco de muchos enemigos, ya que era la única debilidad con la que contaba el gran Marcelo Grimaldi. Lloro muchas lágrimas de sangre, convirtiéndose en una mujer...