Enseñame a olvidar: Lágrimas De Sangré

Capitulo 4 - mi silencio

Capitulo 4 - Mi silencio

William:

Juré acabar con esa familia, les haría pagar lo que le hicieron a la mía. El daño que nos causaron no se podrá olvidar ni con su propia muerte.

Los odiaba y les haría pagar cada una de las lágrimas que mi madre derramó por su culpa.

Aún puedo ver sus ojos llenos de terror, al abrir aquellas cajas con el cuerpo despedazado de su adorado hijo

Era un hijo de puta al que se le ocurrió mandarlos como regalo, para provocar a mi padre o a mi clan. Mamá fue la que recibió el impacto, porque papá acababa de fallecer unos meses atrás.

La codicia de esa familia no tenía límites, eran como aves de rapiña que se alimentaban de la carne caída. No les importó acabar con cuatro jóvenes inexpertos, con tal de apoderarse de todo el territorio.

Debieron estar informados de la muerte de papá, para cometer tal atrocidad. Aunque tratamos de mantenerlo oculto, siempre hay lenguas largas que por un buen billete muerden la mano del que les da de comer.

Papá era un hombre de cuidado y de haber sabido que vivía, nunca se hubieran atrevido a cometer un acto tan aberrante contra ésta familia.

Sabían que mi hermano mayor sería su sucesor, un hombre inteligente y ambicioso, que juraba apoderarse de todo Estados Unidos. Por eso lo quitó del camino, por miedo a perder su poder.

Le haría pagar su traición con lágrimas de sangre, dándole en donde más le duele. ¡Su hija!.

Nadie sabía de mi existencia, papá siempre me mantuvo alejado de todo. Cuando nací, me mandó a vivir a Europa, según él yo era muy frágil para vivir entre lobos.

Era verdad, nací prematuro y enfermizo, pero ahora era todo lo contrario. Soy un hombre lleno de odio y deseo de venganza, gracias a ello he construido mi propio imperio.

Ahora he venido a tomar posesión de lo que le pertenece a mi hermano y a destruir al desgraciado que se metió con mi familia.

¡Va a desear nunca haber nacido!

Haré que se arrastre por el suelo suplicando clemencia, antes que llegue su fin.

Sabía perfectamente por dónde empezar y precisamente por ello me encontraba en este lugar. Mi plan empezaba aquí, en este colegio​, lejos de casa y en la misma boca del lobo.

Dice el dicho que el que se junta con lobos, a aullar se enseña y yo lo hacía muy bien. ¡Ahora lo demostraría, haciéndolo en su propio territorio!

En donde esperaba ansiosamente ver a la hija del desgraciado que hacía mi sangre hervir, del desgraciado que pronto sería historia.

Creí que hoy no la vería, porque nunca llegó al salón, pero justo cuando la clase estaba por terminar entró una hermosa chica.

¡Era ella! La podía reconocer por fotografías que estudié cuidadosamente.

Era una chica engreída y prepotente, pero por ningún lado se veía la mujer segura de sí misma, de la cual tanto había escuchado hablar. Al contrario, se veía cansada, derrotada y cuando el profesor pidió un voluntario para ser pareja con ella, supe que esa era mi oportunidad.

Se bajó las gafas y me barrió descaradamente de pies a cabeza, deleitándose con mi anatomía. Me agradaba ver esa reacción en ella, íbamos por buen camino. Lo que no me esperaba, era ver la reacción que tuvo al ver mis ojos. Su rostro palideció, parecía caería al suelo de un momento a otro.

Estaba seguro de que me relacionó con él, nuestro parecido era sorprendente. Ella debía saber lo que el desgraciado de su padre hizo a mi hermano o tal vez ella fue participe en ello, por eso reaccionó así.