capítulo 5 - Matenlo

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Capítulo 5 - ¡Matenlo!

Natalie:

Sentía mi cuerpo mecerse de un lado a otro y con mi mano pude sentir el duró pecho de alguien. Debía ser Leo que me llevaba a la cama, debí haberme quedado dormida en su sillón.

Me acurruque en su cuello, dejándome llevar por el calor de su piel y por su delicioso aroma. Ese aroma que siempre me daba gran tranquilidad.

Fue como si mi subconsciente me diera una sacudida, haciendo que volviera al presente.

Aunque el aroma de la persona que me llevaba en brazos era intoxicante, no era su olor y éstos no eran sus brazos.

Recordé como salí a escondidas de su apartamento, para ir en busca del cholo. Mi Corazón dio un salto dentro del pecho, queriendo salir de ahí.

Entonces si no era leo ¿A quien pertenecían los brazos que me cargaban?

Abrí mis pesados párpados, solo para encontrarme con la penetrante mirada que me perseguía noche a noche en mis pesadillas.

Congelada por el terror los observe por unos segundos muy de cerca. Fue ahí que me percaté de que esa mirada no pertenecía a aquel demonio, si no al chico del colegio.

Los observé por unos segundos más, incapaz de reaccionar. Su mirada era tan intensa que me inmovilizaban, igual como lo hizo aquella tarde.

Creí estar soñando, pero el frío viento golpeó mi rostro haciendo que volviera al presente.

¡Era él! ¿Qué hacía aquí? más importante aún ¿Porque me cargaba? ¿A dónde me llevaba?. Trate de bajarme de sus brazos, siendo imposible lograrlo.

- ¡Bájame en este momento! -exigí aterrorizada -¿Qué quieres de mi? ¿Por qué me estás siguiendo?

La comisura de sus labios formaron una sonrisa, casi imposible de percibir.

-Yo no te estoy siguiendo, estoy aquí por la misma razón que tú. Necesitaba relajarme un poco y vine a buscar a mi amigo el cholo.

- Bájame - patale sin resultado -¿Porque me estás cargando?

- ¿Qué temes? ¿Que te bese? - dijo acercando su boca a la mía y por más miedo que tenía, deseaba que lo hiciera. El sentir su aliento en mi cara, me encendía -sé que mueres porque lo haga, tus ojos me lo piden a gritos, o ¿Miento?

Era un prepotente engreído, él no me conocía y mucho menos tenía control sobre mis deseos, ¿O si?

Sin pensarlo mucho levanté mi mano, dando una fuerte bofetada en su mejilla. Sé que lo tomó desprevenido, porque me vió de una manera diferente.

Pude ver una chispa brillar en sus ojos. Creó se calentó, porque sin esperarlo pegó sus labios a los míos en un apasionado beso.

Sus labios eran suaves, pero exigentes, ardientes, pero cálidos. Me gustó mucho, demasiado diría yo, pero no permitiría que se saliera con la suya.

Llevé mi mano al cinturón de mis pantalones, en donde llevaba mi arma. Él no se percató de lo que hacía, ya que estaba muy concentrado en mi boca. Tomé mi pistola y pude ver de reojo, como uno de sus hombres sacaba la suya.

Mi vida corría peligro, estos hombres estaban entrenados a matar o dar la vida por su jefe y yo estaba a punto de matar al suyo. Sabía muy bien lo que debía hacer si quería seguir viviendo.

Mordiendo el labio del dios que me besaba, logré que me soltara. Apunte a su guarda espalda y le disparé, tumbando el arma de su mano e inmediatamente lleve la pistola a la garganta de su jefe.

Enseñame a olvidar: Lágrimas De SangréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora