La niebla Asesina de Londres

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La Niebla asesina de Londres forma parte del archivo de los inviernos europeos que siempre han marcado la pauta en los grandes eventos climáticos de la historia de la humanidad. La gente, necesitada de abrigo, refugio o cualquier método que le permita estar caliente y escapar de los ataques del frío inclemente sufrieron de este hecho que quedará marcado por siempre en su memoria.

En diciembre de 1952, entre los días 5 y 9 del mencionado mes, el frío que se hacía sentir en la ciudad era inclemente, algo que a los londinenses no les agradó para nada y como medida de supervivencia les llevó a tomar una decisión gigante en busca de preservar su vida, a pesar de resultar todo lo contrario.

Con carbón de baja calidad como único recurso debido a los resultados post-guerra, el mineral rico en azufre fue usado por la población como "calefacción", por lo que la quema del mismo fue desproporcionada en relación al frío que en la misma medida atacó a este poblado.

La niebla Asesina

Los resultados, más allá del calor gratificante, salieron de los planes del londinense más fatalista de aquellos años del siglo XX. Con toneladas de compuestos químicos y dañinos enviados directamente a la atmósfera, Londres pasó a ser una maqueta de autos sin circular, escuelas cerradas, calles desoladas, espectáculos suspendidos y teatros cerrados puesto que la inmensa y densa niebla presente evitaba la visión a la simple distancia de la platea al escenario.

La Niebla asesina, como es conocida en los archivos, causó bronconeumonía en más de cien mil habitantes de la ciudad, que al comienzo no prestaron gran atención dado que las cortinas de niebla eran algo común en Londres, a pesar de lo opaca de esta ocasión. Sin embargo, la muerte de muchos niños y enfermos respiratorios en su mayoría, levantó la sospecha de quienes ya no podían realizar sus actividades debido a la gruesa "mancha" que cubría sus aceras.

Con los hospitales llenos y la actividad de la ciudad paralizada entre la niebla y actos vandálicos, las cifras ubicaron unos doce mil fallecidos a causa del evento, sin duda de los más trágicos de la historia de Inglaterra.

El hecho dio pie a la creación del Acta de Aire Limpio en 1956, que evitaba el uso de elementos tóxicos en la ciudad, en especial los cargados de metales pesados o azufre entre sus componentes.

Londres, caracterizada por grandes nieblas en su historia y presente, tiene como precedente el caso de 1880 donde la cifra pudo sobrepasar las veinte mil víctimas, además de una niebla asesina tóxica en el propio año del Acta, 1956, donde las víctimas pudieron alcanzar unos mil habitantes.

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